van Gogh, Iris, 1889 |
¿Qué te puedo decir de van Gogh
que ya no se haya dicho? Hablamos de él en el blog varias veces (te dejo debajo
los enlaces, por si te interesa releerlos). Tenemos tan, pero tan documentada
su vida a través de sus cartas a su hermano Théo, que es casi imposible que no
sepas algo de él.
Van Gogh tampoco era de cultivar
flores, pero sí de admirarlas y pintarlas. El tema de los jardines lo
encontramos a todo lo largo de su carrera.
van Gogh, Lilas, 1889 |
Salía con todos sus
bártulos, buscando un motivo interesante, y allí plantaba el caballete y se
ponía a pintar. Su ojo va a la caza de composiciones, colores… Sabe muy bien
cómo enmarcar la escena y sacarle partido. Muchos son jardines salvajes, no
intervenidos por el hombre.
Siempre con mucha textura, con
kilos de pintura (las fotografías nunca serán fieles al original), y con una
rapidez y seguridad pasmosa, que da una envidia…
Los tulipanes no podían faltar.
Es la excusa perfecta para practicar perspectiva y la teoría del color. Todavía
no vemos esa pincelada gestual tan potente, es más bien tímida.
van Gogh, Campo de tulipanes, 1883 |
París y el Sena también tenían
rincones dignos de ser pintados. Mira cómo cambia en pocos años su estilo. Si
alguna vez pintaste al óleo, sabrás lo difícil que es aplicar esa cantidad de
colores, unos junto a otros, sin que se mezclen entre sí y pierdan intensidad.
van Gogh, Orilla del Sena en primavera, 1887 |
van Gogh, Jardín del hospital Saint-Paul-de Mausole, 1889 (Imagen: Kroller-Müller Museum) |
En 1889 se presenta en el asilo
Saint-Paul-de-Mausole, en St. Rémy, cerca de Arlès, para su tratamiento. Estuvo
encerrado varios meses: veía el paisaje a través de una ventanita. Pero en
cuanto lo dejaron salir, se dispuso a pintar el jardín del hospital. El muro le
obliga a una perspectiva forzada, pero no le importa: es sólo color y gesto.
van Gogh, El jardín del Dr. Gachet, 1890 |
En sus últimos años, cuando le
dieron el alta en St. Rémy, se fue a París, a la casa de su hermano. Pero un
día, repentinamente, tomó la decisión de irse y se marchó a Auvers-sur-Oise.
Allí estaba bajo la atenta mirada del Dr. Gachet. Entendía a los artistas,
tenía una buena colección de arte. Théo podía visitarlo a menudo: estaba cerca
de París. Allí pintó como nunca, a un ritmo frenético, como si supiera que le
quedaba poco tiempo de vida. Ahora se sentía seguro: sabía adónde iba y qué
quería expresar con su pintura. Y el jardín del doctor no podía pasar desapercibido para él. Iba todos los domingos a comer con él y su familia. Lo pinta
desde lo alto de la casa.
Margarita, la hija del doctor,
aparece en este cuadro. Es un regalo para ellos. La joven es el centro de la
composición. No tiene rostro, a Vincent no le interesa. Margarita le tenía miedo: lo veía pintar con tanto ímpetu y vehemencia que no quería posar para él.
van Gogh, Marguerite Gachet en su jardín, 1890 |
Auvers había sido un punto de
referencia para los impresionistas y para los que hoy llamamos
posimpresionistas, como Cézanne: allí se había establecido Daubigny, quien recibía a
todos con mucha amabilidad. Vincent lo admiraba: había sido uno de los primeros que se habían largado a pintar del natural, en Fontainebleu. Pero para cuando llega a
Auvers, Daubigny ya había fallecido; en su casa quedaban su viuda y su hijo.
van Gogh, Jardín en Auvers, 1890 |
Vincent pintó el jardín de la casa de Daubigny 3 veces, en los últimos meses de su vida. En
uno de ellos incluye a su viuda: es una pequeña figura de negro. En alguna carta
expresó el deseo de ir a verla, pero nunca lo llegó a hacer. Es como si hubiese
evitado cruzar ese jardín.
van Gogh, El jardín de Daubigny, 1890 (Hiroshima) |
Dos de los cuadros de ese jardín los pintó en formato alargado, con pocas
diferencias entre sí. En el del Kunstmuseum Basel tenemos al gatito en primer
plano, al que agregó más tarde.
van Gogh, El jardín de Daubigny, 1890 (Basel) |
El tercero es una porción del
mismo jardín, con más detalle. Le dice a su hermano que es un estudio para un
cuadro posterior. A mí es el que más me gusta de los tres, ¿a ti?
van Gogh, El jardín de Daubigny, 1890 (Amsterdam) |
¿Son jardines que te invitan a
pasear y disfrutarlos? ¿Qué te parece? A mí me queda la sensación de que la naturaleza explota
con toda su fuerza frente a nuestros ojos, a través de los ojos de van Gogh.
Son puro color, pintura pura.
van Gogh, Jardín del hospital St.Paul, 1889 |
Es como si
él quisiera dar testimonio de lo que está viendo. Es él frente al paisaje y
nada más.
van Gogh, Mujer en un jardín, 1887 |
Si quieres releer otros artículos sobre este artista, aquí te dejo los enlaces:
Fuentes: Cutts, J.-Smith, J. Van Gogh,
Köln, Parragon, 2004
Museo Thyssen-Bornemisza. Van Gogh: Los últimos paisajes.
Madrid, Museo Thyssen-Bornemisza,
2007
Naifeh,
St.- White Smith, G. Van Gogh. La vida.
Madrid, Taurus, 2012
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