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jueves, 23 de abril de 2020

Dulces para nuestro cumpleaños



Yepes, Bodegón con dulces, sg. XVII

A que no sabes… ¡hoy estamos de cumpleaños! ¡El blog ya tiene 6 añitos! Increíble, ¿no? Parece mentira. No te voy a decir que me parece que fuera ayer, porque no. Simplemente, no puedo creer que hayan pasado estos años, 308 artículos, que me hayas leído todas las semanas… ¡qué paciencia! Gracias de todo corazón por leerme y seguirme.

Y como en toda fiesta de cumpleaños debe haber una tarta, velitas, o al menos, dulces, se me ocurrió hablarte sobre gastronomía (mejor dicho, de pastelería). ¿Pintura y pastelería? ¿Qué tiene que ver?  Te vas a sorprender.
van Kessel, Naturaleza muerta en una mesa con frutas y flores, sg. XVII


Hace un tiempo, a cuento de las naturalezas muertas (mejor dicho: “naturalezas quietas”) (pincha aquí), te había contado que había muchas subclases dentro de este género y que los artistas se habían especializado en una u otra para poder abrirse camino: algunos se dedicaban a las escenas de mercado; otros, a las vanitas, a las de libros, ¡a las flores! O a las frutas. O a las mesas de banquetes. ¿Y por qué no, entonces, a los dulces, a los postres? Sí, es otro tipo de  naturalezas muertas.

Yepes, Bodegón con dulces y frutos secos, sg. XVII

A ver, repasemos un poco: el auge de este tipo de pinturas se da en el sg. XVII, principalmente en los Países Bajos. Una sociedad austera, impregnada por el calvinismo, pero a la vez, con un comercio pujante, una clase social burguesa que asciende económicamente. Holanda es una potencia mundial. La Reforma protestante prohíbe el culto a las imágenes religiosas y esto hace que se valoricen otros tipos de pinturas. Si un empresario pudiente quería decorar su casa y que se note lo importante que es, vale, encargaba un retrato. Pero también una naturaleza muerta que muestre su vajilla, sus libros, sus joyas, los manjares que pone en su mesa. Y esto también incluye a los postres.

Los elementos de los cuadros no están puestos porque sí. Había que tener mucho cuidado en pecar por ostentación, vanidad o lujuria. Así que se le adjudicaba a cada objeto un significado moral-religioso, para ir más allá de la mera demostración de lo que poseo y cuán importante soy. Estos significados no eran arbitrarios: el artista tenía manuales, diccionarios de símbolos, para seguir. No olvidemos que los pintores eran artesanos, poco ilustrados; muchas veces eran asesorados por intelectuales o clérigos. Otras veces estas alusiones se justifican por la tradición o por las características mismas de los objetos. 

Yepes, Bodegón con postres y flores, sg. XVII


Como te decía, hubo pintores que se especializaron en mesas de dulces. En la Edad Media se endulzaba con miel: nos quedan todavía de esa época las galletas de jengibre o las Pfefferkuchen alemanas. La caña de azúcar se usaba en la India y en China; los cruzados la habían traído a Europa, pero era una desconocida. Hacia 1600 se extiende su uso: se cultivaba en Canarias, Azores y Madeira. También llegaba desde Brasil, procesada como jarabe, en barriles. (Un detalle: en esta época una parte de Brasil fue colonia holandesa, de 1630 a 1654, ¿lo sabías?) No se la refinaba tanto como nosotros: la llamaban “azúcar de hielo”, por su apariencia granulada. En todo caso, era un artículo de lujo. No cualquiera podía permitírsela. Pronto se la consideró adictiva y pecaminosa.

Los banquetes tenían 10 pasos de platos bien contundentes. Como cierre, después de todo eso, venían los postres, que se disponían en distintas bandejas o estanterías. Y en ellas podrías haber encontrado frutas, quesos, pasteles, frutas confitadas.

Peeters, Mesa, 1611


Podría citarte a muchos artistas que se dedicaron a pintar estas cosas, pero me quedo con 3. Primero, Clara Peeters. Alguna vez hablamos de ella (pincha aquí). En este cuadro puedes ver los dulces de azúcar granulada, que te mencioné arriba. Está lleno de símbolos: un anillo, una ramita de romero (tiene que ver con la fidelidad), una vela encendida (la esperanza, la vida), agua y vino. Ella siempre deja su firma de alguna manera: la galleta con forma de “P”. Se dice que es un cuadro que alude a una boda. ¿La suya? ¿Era un encargo? ¿Y la mosca? A estos bichos los verás muy a menudo en las naturalezas muertas de la época: desde la Edad Media se consideraban enviados del Mal, se creía que surgían de la podredumbre. ¿Qué tiene que ver con el resto del cuadro? ¿Es una amenaza a la estabilidad de ese matrimonio? Clara nos deja siempre con el enigma.

Peeters, Naturaleza muerta, sg. XVII


Flegel, Naturaleza muerta con papagayo, sg.XVII
El segundo: Georg Flegel, alemán. Puedes ver perfectamente en su cuadro cómo se presentaban los postres en los banquetes. Aquí te podías servir de todo un poco: frutas de todo tipo, galletas, panes… con una vajilla lujosa y jarrón con flores. Ah, y también está presente un papagayo, ave exótica, y una mariposa. Cada elemento tiene su significado: las uvas y el pan tienen que ver con la Eucaristía. La granada y la calabaza (y también la mariposa), con la Resurrección. Los higos y las nueces, con la Pasión de Cristo. Nada está puesto porque sí. Por un lado, muestra una realidad, una costumbre de la época; por el otro, es una admonición sobre las tentaciones de este mundo.







Flegel, Naturaleza muerta con pan y confites,
1630
Lo mismo pasa con este otro: de nuevo el azúcar pecaminosa, un pan, una copa de vino (de nuevo: la Eucaristía). Una galleta con forma de corazón (el Corazón de Cristo), de ésas que todavía se venden en Alemania; la mariposa, otra vez. Pero… tenemos un bastón azucarado que cruza el pan, que representa la cruz de Cristo. Esa abeja tan desproporcionada sobre el pan es la que produce la miel, tantas veces citada en el Antiguo Testamento. Y no queda ahí la cosa: fíjate en la forma de las galletas azucaradas. A la izquierda, hay una con forma de “A”; a la derecha, otra con forma de “O”: es el alfa y el omega, el principio y fin de las cosas, una referencia a Dios.









Y de este otro no necesitaré explicarte mucho más, salvo lo que hace ese tremendo ratón encima de la mesa. Era algo normal, se convivía con ellos, pero también era un signo del Mal. Las monedas eran símbolo de la traición de Judas y el clavel, de la Pasión de Cristo.

Flegel, Naturaleza muerta con dulces, sg. XVII


Y me dejé para lo último a un pintor español, (valenciano, para más detalles) Tomás Yepes, ¡que nos trae unas ricas magdalenas! ¡Mira, ya existían en el siglo XVII! Y también las rosquillas, la tarta de merengue, los turrones, los canutillos… Sus mesas llevan manteles con encajes y cerámica de su tierra.

Yepes, Bodegón con postres, sg.XVII


¿Compartimos una de estas magdalenas para celebrar nuestro cumpleaños?

Muchas gracias por estar ahí y leerme 
durante todos estos años.

Fuentes: Cirlot, J.E. Diccionario de símbolos. Madrid, Siruela, 2019
Ebert-Schifferer, S. Still life: a History. New York, Harry N. Abrams, 1999
Museo del Prado. Pintura Española de Bodegones y Floreros. Madrid, M. del Prado, 1984
Schneider, N. Naturaleza muerta. Colonia, Taschen, 2003


6 comentarios :

  1. Gracias Cristina, casualidad ayer fue mi cumpleaños... Creo que me quedo con el último bodegón, sin duda el más apetecible. Es curioso, mirando los reflejos del candelero en el cuadro de C.Peeters he descubierto la imagen de un caballero de negro. Lo mismo un admirador del arte, o tal vez esperando para dar buena cuenta del dulce... enhorabuena por el aniversario. Un saludo!

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    1. ¡Gracias por tu comentario! ¡Feliz cumpleaños!
      En cuanto a la obra de Peeters, no te lo podría confirmar. Este cuadro pertenece a una colección privada y no hay imágenes con suficiente resolución como para comprobarlo. Ella solía introducir su autorretrato en los reflejos de los objetos que representaba, pero en este caso no podría decirte si se aplica.

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  2. Cuual me recomendás para el domingo? Cumpleaños raro en plena cuarentena.... Feliz cumple blog!!!! y por muchos años más compartidos!

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    1. Hmm, yo creo que me quedo con la torta de merengue. O las rosquillas. O quizás con las magdalenas... ¡Qué difícil!
      Gracias por leerme durante tantos años!

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  3. Voy viendo y leyendo a cachos y a ratos tu blog. Es muy entretenido (seguro ya te dije alguna vez). Gracias por enseñar a mirar de otra forma más acertada las pinturas. Los símbolos religiosos...uoohhh...jjjj Si no lo sabes, te pierdes mucho.

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