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jueves, 7 de noviembre de 2019

Cuadros para usar



 
Toile de Jouy (Imagen: Metropolitan Museum)

Seguro que al menos una vez en tu vida te has dado una vuelta por la tienda de algún museo, ¿no? Tazas, posavasos, pañuelos, bolsas, con reproducciones de cuadros de su colección. Una manera de llevarse una gran obra de arte a tu casa. Es lo que tiene el consumismo de nuestra época, me dirás. ¿Y si te digo que esto de llevar el arte a los objetos de uso diario es algo que tiene 3 siglos? ¿No me lo creerías, no?

Jardín de las Tuileries, sg. XVIII (Imagen: Metropolitan Museum)


Tenemos que remontarnos a la Francia de los Luises, del Rococó y al diseño textil. 

Decorar un ambiente significaba muchos metros de tela en cortinajes, manteles, tapicerías de sillas y sillones… Lo más chic era la seda, pero los colores se desteñían muy pronto y es una tela muy delicada. Pero, oh, llegó el algodón de las Indias, resistente a los lavados, los colores se fijan mejor… Inglaterra era pionera en esto; era la època de las “chinoiseries”, las telas con estampados de inspiración oriental, con flores y pagodas y…

Christoff-Philippe Oberkampf
Hasta que un joven empresario alemán, Christoff-Philippe Oberkampf (1738-1815), decidió probar fortuna en la alta sociedad parisina. Estableció su fábrica de telas pintadas en Jouy-en-Josas, en 1759. Fue innovador y con mucha visión de negocio, un empresario a toda regla. La fábrica llegó a tener 18000 m² y más de 900 operarios. Viajó varias veces a Inglaterra y a Suiza para ver lo que se estaba haciendo en otros lugares. Sus diseños fueron aceptados rápidamente por las clases altas: el algodón era tan caro como la seda, era un artículo de lujo. Luis XIV le concedió en 1783 a su fábrica la categoría de “real”. Sobrevivió a la Revolución Francesa, se adaptó enseguida a los cambios sociales, lanzando una serie de diseños más baratos; fue admirado por Napoleón. A su muerte, su hijo heredó la firma, y, finalmente hubo que cerrarla en 1844.






Huet, Las ocupaciones en la granja, sg. XVIII
Se trata de las famosas “toiles de Jouy”. Seguramente te habrás topado con una tela de éstas. Yo la he visto en bolsos, tapicería de muebles, paraguas, manteles... Los motivos están estampados de un solo lado, sobre fondo blanco o crudo y con tintes en un solo color, en rojo, negro, azul, verde… Suelen ser de algodón bien grueso y resistente.  Los diseños son precisos, con mucho detalle. Las “toiles de Jouy” son el perfecto ejemplo de cómo la Pintura se trasladó a enseres de uso cotidiano y acaparó el diseño textil.











Jones, Escenas de caza y pesca, 1761
(Imagen: Victoria & Albert Museum)
Oberkampf estaba siempre atento a las innovaciones técnicas para mejorar la rentabilidad sin perder calidad. ¡Llegó a atender más de 50000 encargos! ¡Los registros de la fábrica cuentan con casi 30000 diseños! Los clientes pedían originalidad y exclusividad. Si un tendero pedía un dibujo especial, trataba de complacerlo. Comenzó estampando telas con planchas de madera talladas, pero muy pronto utilizó máquinas con planchas de cobre, que permitían líneas y sombreados más finos. Y luego diversificó su producción con los papeles murales. 















Teniers el J., Fiesta campestre, sg. XVIII
Los diseños, en su mayoría, son obra de dibujantes anónimos, empleados de la fábrica, que trabajaban según las ideas de Oberkampf. Algunos nombres perduran en los registros o en las orlas de las telas, como Mlle. Jouannon, que era especialista en pintar flores.  Pero el mayor aporte de Oberkampf fue contratar a artistas de renombre para los diseños.








El que trabajó codo a codo con Oberkampf fue Jean-Baptiste Huet (1745-1811), un pintor reconocido, que exponía en el Salón, y se especializaba en pintura de animales. Lo que a Oberkampf le interesaba era asociar su marca a un artista famoso y su destreza como grabador, importantísimo para trabajar en las planchas de cobre de las máquinas. Huet trabajó para Jouy hasta su muerte, dejando miles y miles de diseños.


Robert, Terraza en ruinas en un parque, 1780


El pequeño bebedor
(Imagen: artic.edu)
La mayoría de sus dibujos están inspirados en la pintura costumbrista holandesa (hablamos de esto aquí), en el mundo de los pastores y del campo. En una sociedad tan sofisticada como la de finales del sg. XVIII el campo era un mundo idílico, sencillo, la Arcadia de los griegos. 













Watteau, El indiferente,
sg.XVIII
Otros son “remakes” de cuadros de Watteau, de Fragonard, de Boucher, de las marinas de de Lorena o de los paisajes de Pillement, Teniers, Robert… “El pequeño bebedor”, una tela de bajo precio para una clientela menos pudiente, está inspirada en las “fiestas galantes” de Watteau y en este cuadro que ves aquí (puedes ver este post sobre este pintor).













Muchos estampados están inspirados en la actualidad, como la muerte de Rousseau, la independencia de Estados Unidos o los globos aerostáticos. Dado que los motivos eran tan efímeros como las noticias que mostraban; el stock se liquidaba a precios bajos o se retocaban las planchas de impresión para ser reutilizadas. Por ejemplo, el estampado de “Luis XVI como restaurador de la libertad” quedó fuera de mercado con la Revolución Francesa.

Huet, Luis XIV como restaurador de la libertad, sg XVIII
(Imagen: Metropolitan Museum)


Cuando se convirtió en “manufactura real” Oberkampf le pidió a Huet un motivo que celebrara la ocasión y así surgió la serie “Los trabajos de la manufactura”. Es una visión idealizada de la fábrica: los operarios trabajan en medio del paisaje, al aire libre.

Huet, Los trabajos de la manufactura, fragmento, sg. XVIII (Imagen:
Metropolitan Museum)


También hizo una serie de temas literarios, como el Quijote o las fábulas de La Fontaine, que tuvo un éxito tremendo.

Huet, El lobo y el cordero, sg. XVIII (Imagen: bibliotheque-specialisees.paris)


Los motivos se caracterizan por patrones muy detallados, de líneas muy finas (como las de los grabados) y en un solo color (aunque hay ejemplos de varios colores). La relación fondo-figura juega un papel muy importante: hay una nueva concepción del espacio, propia del Rococó, del miedo al vacío. El gusto, naturalmente, fue evolucionando, y se fueron incorporando guirnaldas, arabescos, o figuras geométricas. Cuando el gusto estético de la época se convierte en lo que llamamos hoy Neoclasicismo (te lo conté aquí) o aparece el fenómeno del Grand Tour (te lo expliqué aquí) proliferan los diseños de monumentos antiguos, alusiones a Pompeya y personajes encerrados en figuras geométricas o medallones, los camafeos.


Vernet, La caza en Jouy, sg. XIX (Imagen:
restorationfabricsandtrims.com)
A la muerte de Huet en 1811, Lebas, un arquitecto tomó su puesto, y Vernet, también artista reconocido, colaboró esporádicamente con escenas de caza.

















Ya ves, no hay nada nuevo bajo el sol: telas para objetos cotidianos, para las casas de aristócratas y burgueses (y no tanto); con motivos inspirados en obras de artistas famosos y pintores colaborando con diseñadores.

Boilly, La familia Oberkampf, sg. XIX



Fuentes: Grant, S. Les toiles de Jouy. London, Victoria & Albert, 2010
Gril-Mariotte, A. Les toiles de Jouy. Rennes, Presses Universitaires de Rennes, 2015


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