¿Qué es el Neoclasicismo?
Togas, soldados romanos, ninfas,
peplos, todos ellos acapararon las pinturas del siglo XVIII. Hoy nos parecen
insufribles, demasiado artificiales o con una actitud soberbia, impostada. No sé tú,
pero, en mi caso, me los encuentro en algún museo, me digo: “ah, sí”, y sigo de largo. Por supuesto, sin
dejar de reconocer el talento de esos artistas y con un vago sentimiento de culpa por no prestarles la debida atención. Como pasa siempre en esto del arte, para apreciar las obras hay que entender el contexto en el que surgieron.
Allá vamos:
David, La muerte de Sócrates, 1787 |
El mundo había cambiado
demasiado. Después de los excesos del Rococó, con sus colores pasteles, excesos
de espejos, pan de oro, molduras recargadas y unas cuantas cabezas degolladas
en la guillotina, los séquitos reales en palacios exuberantes se convirtieron
en algo detestable y parte del pasado. Los derechos de los ciudadanos y los
valores patrióticos estuvieron a la orden del día.
Alma Tadema, Un juglar, 1870 |
Grecia y Roma se convirtieron en un
paraíso olvidado y primigenio, en donde los seres humanos éramos íntegros y
valerosos. Es la época en la que comienzan las primeras
excavaciones en Pompeya y Herculano y las exploraciones en Grecia.
David, Mme. Verninac, 1799 |
Durante el siglo XVII ya había
habido una corriente clasicista que se oponía a las innovaciones del Barroco y
que había comenzado en el Renacimiento. Por eso es que a esta vuelta en el
siglo XVIII se la llamó Neo-clasicismo, aunque siempre había estado ahí.
No
atañe sólo a Francia, se extiende por toda Europa: Inglaterra, España, Italia,
Alemania, etc. Comienza hacia 1760 y
continúa hasta 1830. Entremedio, el imperio de Napoleón, al que le viene genial
como propaganda política. El caso más demostrativo de esto es David (del que ya te conté aquí algo): fue pintor de Luis XVI, fue un rebelde comprometidísimo
de la Revolución Francesa, se salvó de la guillotina, fue pintor oficial de
Napoleón y terminó muriendo en el exilio.
David, Los lictores traen a Bruto el cuerpo de su hijo, 1789 |
Appiani, Venus ata el lazo a Juno, 1811 |
Vien, La vendedora de Cupidos, 1763 |
De Jacques-Louis David hablamos bastante ya a cuento de “La muerte de Marat” (pincha aquí). “El juramento de los Horacios” trata de un suceso que está narrado por Tito Livio, pero la escena está tomada del “Horacio” de Corneille. La gente lo comentaba en los cafés y salones, tal fue la impresión que causó.
David, El juramento de los Horacios, 1784 |
David, Napoleón atravesando los Alpes, 1801 |
Renovó por completo la pintura de género histórico; su retrato de Napoleón a caballo fue imitado hasta el cansancio por los artistas de las jóvenes naciones de América.
Ingres, Edipo y la Esfinge, 1808 |
David tuvo alumnos ilustres como Gros o Ingres, que continuaron con su visión clásica de la Pintura, aunque a Ingres no se lo puede encasillar totalmente en este estilo. Otros franceses: Gérard o la exquisita Vigée-Lebrun.
Mengs, Parnasus, 1761 |
Tischbein, Goethe en la campiña romana, 1787 |
Angelika Kauffmann, pintora famosa y reconocida en toda Europa, amiga de Goethe, esforzada retratista y una de las fundadoras de la Royal Academy. Y Tischbein, que hizo el Grand Tour hasta Nápoles con Goethe: este viaje marcó su pintura para siempre. En Italia, Andrea Appiani, como el más destacado de una larga lista.
Alma-Tadema, Una mujer griega, 1870 |
Y más adelante, siguieron pintando a griegos y romanos otros tantos como Alma-Tadema o Bouguereau… El mundo ya era muy distinto: las locomotoras recorrían los paisajes y una revolución de color y pinceladas amenazaba el horizonte con los Impresionistas.
Las ganas de ser como los griegos y los romanos se fueron evaporando poco a poco hasta dar paso a los nuevos tiempos.
Fuentes: Honour, H.-Fleming, J. Weltgeschichte der Kunst, Munich, 1983;
Varios. Oxford History of Art, New York, Oxford
University Press, 1998-2003;
Varios. Propyläen Kunst Geschichte, Berlin,
Propyläen V., 1990
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