No sólo un pintor de rectángulos
Rothko, Nube azul, 1956 |
No siempre un gran pintor es un buen profesor. Son
dos cosas que no tienen nada que ver. Para ser profesor es necesario tener
vocación docente, es decir: tener ganas de trasmitir lo que sabes, ponerse en
la piel de tus alumnos, tener paciencia con ellos (especialmente cuando tú
percibes todo lo que no saben, todo el camino que les falta recorrer y que tú
ya hiciste). Esto vale para todas las áreas de la enseñanza, claro. No es
exclusivo de la Pintura.
Rothko, Autorretrato, 1936 |
Hay pintores geniales que, sin embargo, no son
buenos profesores: un artista da clases para su sustento, para poder
interactuar con gente (el taller es muy, pero muy solitario), pero te saca del
ritmo de trabajo, te desconcentra, te saca del mundo de colores y ensoñaciones en
las que te has metido… Y das clases de mala gana, con mal humor, no estás con
ganas de bajar al nivel de tus alumnos, porque te está esperando el cuadro sin
terminar en el caballete, pero lo tienes que hacer porque necesitas el dinero
para comer o para comprar pinceles.
Un profesor de Arte que quiere trasmitir lo que
sabe, que no se guarda para sí los secretos adquiridos en sus años de
experiencia, no es un bicho raro, hay unos cuantos: si te topas con alguno, no
lo dejes escapar. A mí me ha pasado, por eso te lo digo.
Rothko, Entrada al metro, 1938 |
La Historia del Arte está repleta de grandes
maestros, a quienes copiamos y veneramos. Los aprendices veían pintar en el
taller a Velázquez, a Rubens, a Rembrandt, los ayudaban con los pigmentos… (Qué
privilegio, ¿no?) Y así se trasmitían los rudimentos del oficio. Después
vinieron las escuelas de Bellas Artes y más tarde, Artes Plásticas en la
educación oficial. Seguro que te tocó dibujar algún bodegón cuando ibas a la
escuela y seguro que lo pasaste mal, que tenías ganas de estar haciendo otra
cosa. Y los profesores tratando de cumplir con la planificación y objetivos,
pero sabiendo internamente que las cosas se podrían hacer mejor…
Rothko, Sin título, 1952 |
Cuando cuento que soy pintora, me dicen muy a
menudo que nunca aprendieron a dibujar, que no tienen talento para eso y que lo
ven como algo inalcanzable. Claro que ayuda tener talento, aunque no creo que
ésta sea la cuestión: es sólo que no te lo han enseñado como corresponde y te
ha quedado la idea de que no sirves para esto. A todos los niños les gusta
pintar. ¿Qué es lo que se ha perdido en el camino?
Mark Rothko es uno de esos artistas que tuvieron
que ganarse la vida enseñando para poder subsistir: dio clases a niños en el
Center Academy, del Brooklyn Jewish Center desde 1929 a 1952. Muchos años
lidiando con chicos de escuela primaria, ¿no? Cuando se convirtió en artista famoso,
daba clases como profesor invitado en varias universidades, pero sin dejar a
sus niños. Le gustaba enseñar y dejó huella en sus alumnos.
Rothko, Nº 18, 1948 |
Más de una vez puso por escrito sus ideas sobre la enseñanza
del arte en la escuela. Cuando lees sus notas, te da ganas de haber sido alumno
suyo. No enseñaba a dibujar. Dejaba fluir la espontaneidad natural e inocente de
los niños, que interactuaran con el color, formas y materiales con total
libertad. El dibujo viene después, cuando la relación mano-cerebro ya está
sedimentada. Y no hay que insistir en emular a los grandes maestros antiguos,
no es el momento: mejor, buscar ejemplos en el arte moderno, más accesible.
Rothko, Nº 13, 1957 |
El rol del profesor es el de guía: no interfiere en
la creación, sólo soluciona problemas. Los niños no deben copiar; deben sacar
todo de dentro, de su imaginación. El arte debe ser expresión del alma. Y sólo
enseñaba la técnica cuando se presentaban dificultades o había que avanzar un
poco más allá. Llevaba a los padres a visitar los museos y hacía exposiciones
con las obras de los niños. No eran obras maestras, pero ellos se sentían
artistas. Ver colgados sus trabajos los llenaba de orgullo y de confianza en sí
mismos. Rothko consideraba que el arte en la escuela contribuía al desarrollo
psico-social del alumno: genera en él hábitos y enriquece su visión del medio
en que vive (más allá de que se dedicaran profesionalmente al arte).
La base de su método es el respeto por la libertad
creativa del niño, por su personalidad y la toma de consciencia de las etapas
de su desarrollo como persona.
Rothko, Sin título, 1948 |
En 1934 escribió un pequeño ensayo, “Nuevos métodos
de enseñanza para futuros artistas y amantes del arte”, que apareció en la
revista del Brooklyn Jewish Center, a cuento de la exposición que hizo con 150
trabajos de sus alumnitos. Allí expone su visión de cómo debe ser la enseñanza
del arte y para qué sirve. Te copio unos fragmentos:
“La función del profesor consiste en estimular y
mantener su emoción inicial y sugerirles soluciones que les hagan superar
aquellas dificultades que puedan suponerles un obstáculo y, sobre todo,
inspirarles siempre confianza en su trabajo, con sumo cuidado de no imponer
normas que puedan inducir al estancamiento imaginativo y a la repetición. (…)
Como resultado de este método, cada niño trabaja
sobre su propia idea, desarrollando un estilo propio que hace su obra
reconocible frente a los demás. De ese modo alcanza simultáneamente destreza y
técnica personal para representar sus ideas.(…)
La mayoría de estos niños perderán probablemente su
imaginación y su vivacidad cuando maduren. Pero unos cuantos las conservarán. Y
es de esperar que, en estos casos, no pierdan la experiencia de los ocho años y
que continúen encontrando esa misma belleza. Respecto a los demás, espero que
esta experiencia les ayude a revivir el placer artístico que sintieron de niños
en las obras de los demás.”
Rothko, Escena de calle, 1937 |
Mejor no podría estar expresado, ¿no?
¿Cómo hacer para que la creatividad y la imaginación de nuestros niños no se pierda entre las asignaturas, notas y vaivenes curriculares de nuestras escuelas? ¿Cómo hacer para que disfruten del arte en serio? Tema complicado, debate abierto.
¿Cómo hacer para que la creatividad y la imaginación de nuestros niños no se pierda entre las asignaturas, notas y vaivenes curriculares de nuestras escuelas? ¿Cómo hacer para que disfruten del arte en serio? Tema complicado, debate abierto.
¿Qué opinas? ¿Cómo fue tu experiencia de las clases de arte en el colegio?
Cuéntamelo en la zona de comentarios o por mail.
Cuéntamelo en la zona de comentarios o por mail.
(Texto: Rothko, Escritos sobre arte
(1934-1969). Barcelona, Paidós, 2014; pág. 29 s.)
Fuentes: Baal-Teshuva, J. Mark Rothko.
Colonia, Taschen, 2006
Rothko, M. Escritos sobre arte
(1934-1969). Barcelona, Paidós, 2014
No hay comentarios :
Publicar un comentario