Jardín Museo Sorolla (Imagen: C.del Rosso) |
A
Sorolla lo conocemos muy bien, pero siempre nos sorprende con algo nuevo, te lo
aseguro. Es que este hombre ha pintado tanto, tanto, que es prácticamente
imposible conocer toda su obra.
(Imagen: C.del Rosso) |
Fui
a ver la exposición “Sorolla en París”, en el Museo Sorolla. Es la última
parada de una muestra itinerante que comenzó en Munich, siguió a Giverny y
ahora ha vuelto a su casa.
Como
ya te conté una vez (pincha aquí), es la casa que él mismo se hizo construir y
en la que vivió con Clotilde y sus 3 hijos. Volver a ella es regresar al mundo
del artista, ese mundo lleno de destellos de luz.
La
exposición es muy interesante y te recomiendo que la veas, si puedes. Y si no
puedes, ¡aquí estoy yo para contártela!
Sorolla, Nadadores. Jávea, 1905 |
Están ahí los cuadros de siempre, los
del museo, y otros muchos que han traído especialmente para la ocasión. El hilo
conductor es el triunfo de Sorolla en París, cuando logra por fin hacerse un nombre en el extranjero. (Te lo contó él mismo en un artículo anterior: pincha aquí.) Las obras presentadas son aquéllas que le han dado fama
y premios.
Muchos de ellos ya los conocía, algunos los copié cuando estudiaba, a muchos otros no había tenido oportunidad de verlos hasta ahora. Un
verdadero placer poder encontrarme (¡al fin!) con “Cosiendo la vela”. Una
maravilla: un entrelazado de luces, de chisporroteos aquí y allá. Manos que
cosen, el mar sugerido detrás y las flores enmarcando la escena. Es como si el
sol jugara a las escondidas, acompañando a esas manos laboriosas. Hay puro
movimiento ahí. Dedica su atención a esas manos y todo lo demás va perdiendo definición hacia los extremos del cuadro.
Sorolla, Cosiendo la vela, 1896 |
Sorolla, Encajonando la pasa, 1901 |
Lástima
que las fotos no logren mostrar todo el vigor de su mano. “Los pimientos” o
“Encajonando la pasa” tienen brochazos de luz impresionantes, donde no le
tiembla el pulso para cargar el pincel con un blanco luminoso y asestarlo sin
miedo sobre la manga de la niña, que está pelando pimientos, o sobre el suelo de
una habitación en penumbras. Que me digan después que la pintura gestual es
cosa del arte contemporáneo… Ahí está el gesto de Sorolla: ¡hasta nos lo
podemos imaginar!
Sorolla, Lucrecia Arana con su hijo (La familia Benlliure) |
Imagínatelo también pintando el lazo de José Luis, el hijo de Mariano Benlliure, que posa junto a
su madre. Una pincelada segura, sobre el óleo húmedo, que se va fundiendo
a medida que el pincel desciende… ¡Qué cuadro maravilloso! Un cuadro de directa
inspiración en Velázquez y “Las Meninas”. Fíjate en el espejo: allí está reflejado Benlliure, dibujando a su esposa e
hijo, y, a la derecha, ¡se ve el caballete de Sorolla! Los dos están plasmando
la misma escena y nos lo cuentan a través del espejo… Cuánto se podría decir de este cuadro… El mismo recurso lo
vimos en “Mi familia” (que ya lo analizamos una vez, pincha aquí)
Sorolla, Clotilde con traje gris, 1900 |
Por
supuesto, su amada Clotilde está siempre presente, siempre elegante y pintada
con toda devoción. Y las olas del mar, los niños bañándose, esas aguas
transparentes del Mediterráneo, las rocas coloridas de Jávea… Y sus “notas de color”, pequeños bocetos, unas
joyas, impresionantes por su espontaneidad y captación del motivo…
Sorolla, Cala de San Vicente, 1919 |
Visita
obligada: recorrer su casa. El salón, los talleres con sus libros, sus
pinceles, su última paleta, su último cuadro sin terminar. Te imaginas la vida
de esa familia… Y los jardines… Claro, estamos en invierno. No están tan encantadores como en otras épocas del año, pero igualmente es un agrado
sentarse allí donde Clotilde hacía sus labores o posaba para su marido…
¿Por
qué nos atrae tanto este pintor? Es lo que me pregunto siempre. ¿Por qué? Ha
sido famosísimo en vida, cayó en el olvido y ahora ha vuelto a brillar en todo
su esplendor. ¿Por qué ese olvido y por qué este resurgimiento? Creo que es esa
luminosidad maravillosa la que nos atrae, la que nos hace olvidar que allí
afuera hay un mundo gris y hostil… Me quedé pensando en todo lo que le falta al
arte actual, en si no es misión del arte precisamente eso: sumergirnos en un
mundo de luz.
(Imagen: C.del Rosso) |
Puedes
visitar “Sorolla en París” en el Museo Sorolla de Madrid hasta el 19 de marzo
de 2017
Sitio
web: Museo Sorolla, “Sorolla en París”
Este artículo lo puedes leer también en lacasaartica.com
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conmovedor, gracias
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