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jueves, 21 de abril de 2016

La casa del maestro Sorolla

(Imagen: C.del Rosso)
Madrid está llena de pequeños museos preciosos y muchos de ellos, fuera de las rutas turísticas. Créeme: vale la pena apartarte un poco del Reina, del Prado o del Thyssen.

El Museo Sorolla es uno de ellos. Es fantástico, porque ésa era su casa. El artista compró el terreno en 1905, la construcción comenzó en 1909 y se encargó personalmente de todo, del diseño, de la decoración… Aunque estuviera lejos, controlaba por carta todos los detalles; p.ej., la fachada es diseño suyo. Traía objetos de todas partes adonde viajaba. En 1910 compró el terreno de al lado a Beruete, para tener más espacio para sus jardines. La casa estuvo lista en 1911. 







Sorolla, Clotilde
sentada en el sofá,
1910


Siempre quiso que su casa fuese un museo. Clotilde, conociendo el deseo de su marido, en su testamento ordena que su hijo Joaquín sea el 1er director y que tuviera su vivienda allí. Ella muere en 1929. El traspaso al Estado se efectuó en 1931.








Sorolla, Jardín de la casa Sorolla, 1918

Cruzas la puerta y dejas atrás el ruido de la ciudad. Da gusto pasearse por los jardines, esos jardines que diseñó él mismo con plantas traídas de todas partes, como los arrayanes de la Alhambra, que todavía existen. Hoy los jardines son un tanto diferentes, porque las condiciones de luz han variado al tener edificios altos al lado; son bonitos durante todo el año, con nieve, con sol, en invierno, en primavera…






Los jardines son 3, cada uno con una identidad propia y que revelan su amor por Andalucía: el de la entrada es más bien un patio y hace alusión al Alcázar de Sevilla, con una fuente en el medio; el 2do, con sus columnas, el “togado” al fondo, azulejos antiguos, el “riad” con su fuente, tiene referencias al del Generalife de Granada y el 3ro, tiene un aire italiano-andaluz, con una alberca y una pérgola. Verás en tu paseo esculturas que te anuncian el arte con el que te encontrarás dentro.

Salón de la casa Sorolla (Imagen: Museo Sorolla)
La casa conserva aún hoy el espíritu de la vida de esa familia. La planta baja está amoblada tal como era originalmente, con su salón, el comedor con los frisos pintados por él, la zona de la cocina (con su colección de cerámicas) y el patio andaluz interior, que es de inspiración cordobesa y proporciona luz a esa parte de la casa.





Taller, Sala III,  Museo Sorolla (Imagen: Wikipedia)
Lo más interesante, sin duda, ¡es poder entrar en los talleres del pintor! Están conectados con la casa, pero tienen entrada independiente. Tienen luz cenital. El 1er taller lo usaba para armar bastidores y marcos y hoy es una sala de exposiciones temporales; el 2do era donde recibía a los clientes y mostraba sus cuadros y el 3ro, donde trabajaba. Allí podemos ver su último cuadro a medio terminar, con la paleta y sus pinceles así, tal cual la dejó al sufrir su ataque de hemiplejia. Te sorprenderá ver las paredes atestadas de cuadros por todas partes: así era el gusto de la época. Trabajaba en su taller sólo en otoño e invierno, pues ya sabemos que amaba pintar al aire libre en cuanto el clima se lo permitía.

Taller, Sala III, Museo Sorolla
(Imagen: Wikipedia)


El 1er piso correspondía a los dormitorios y la sala de costura; éstas fueron remodeladas para poder disponer salas de exposiciones en cuanto se abrió el museo. Existe un 3er piso que estaba destinado a la vivienda de la servidumbre; luego vivió allí Joaquín, y hoy se encuentra la administración y archivos del museo.




Sorolla, Madre, 1895
¿Te imaginas a Clotilde allí? ¿Y al pintor en pleno trabajo, dedicado a retratar a tantos personajes ilustres de la época? Ella está presente allí  con su sombrero de plumas o con su vestido gris o paseando por la playa con su hija María, en Biarritz o en Zarauz o en esa joya que es el cuadro “Madre”. Y también verás los retratos de sus hijos y de sí mismo. Impresionantes las esculturas de Capuz, de Benlliure o Troubetzkoy, que encontrarás por todas partes.




Por supuesto, no te perderás sus pinturas de playas tan luminosas, tan llenas de vida… o algunos de los bocetos (que más que bocetos son verdaderos cuadros) para el encargo de Mr. Huntington para la Hispanic Society, Visión de España.

Sorolla, Paseo por la playa, 1909

Sorolla, Jardín de la
Casa Sorolla, 1920



¡No te lo pierdas! Si todavía no lo conoces, te aconsejo que te acerques hasta allí… y seguro que volverás una y otra vez…
  
Guía del Museo Sorolla, Madrid, J.I. Gil Impresores, 2009







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