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¿Cómo nos ponemos de acuerdo con
los colores?
Vaya problema. Tú me puedes decir
que esto de aquí abajo es un lila y yo te puedo tratar de convencer de que es
un rosa (no es un invento: me ha pasado).
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Violeta rubí claro (Imagen: Vasari Colors) |
¿Cómo hacemos para no pelearnos
con estas cosas?
Para eso están las nomenclaturas,
los índices de color.
Se me ocurrió hablarte de esto,
porque hace unas semanas me llegó de regalo este librito (venía con otro que
había encargado). Será que se lo querían sacar de encima…
La nomenclatura de Werner obedece a ese constante problema de ponernos de acuerdo con los colores. Abraham Gottlob Werner era un científico que estudiaba minerales y era profesor en Freiberg. ¿Cómo clasificar y describir las piedras que estudiaba? ¿Cómo hacer para evitar imprecisiones y que todos sus colegas entendieran sus investigaciones? Creó un listado de 79 colores, con nombres muy poéticos y aclaradores. Años más tarde, en 1814, Patrick Syme, que era profesor de arte e ilustrador especializado en Botánica, le pidió ayuda a un discípulo de Werner, Jameson, para editar un libro que reflejara el sistema de Werner. Syme agregó 31 colores más y las referencias para el mundo animal y vegetal. Un trabajo de locos, la verdad, pero muy necesario.
El libro tuvo muchísimo éxito y
se reeditó en 1821; fue referencia para anatomistas, zoólogos, botánicos,
geólogos, químicos… Darwin lo llevaba encima cuando recorrió las tierras de
Sudamérica.
En total, describe 110 tonos,
desde el blanco, gris, negro, pasando por azules, violetas y verdes y termina
con los amarillos, naranjas, rojos y marrones. O sea: pone primero los valores
(lo vimos por aquí), sigue con los fríos y luego, con los cálidos. Los que más
cuadraditos tienen son los verdes y los rojos: nada extraño, son colores que
están muy presentes en la naturaleza. A cada uno de esos 110 se le puede
asignar una cualidad diferente: según él, pueden ser pálidos, profundos,
oscuros, brillantes, apagado. Además, esos colores principales pueden ser
mezclados con negro, marrón o gris. O sea, esos 110, multiplicados por estas
variables, dan unos 2310 colores.
Werner sentó las bases de los
actuales índices de colores. Suponte que tienes que reparar un trocito de una
pared de tu casa; llamas a un pintor y éste tiene que igualar el color… Lo hará
a ojo (los profesionales hacen maravillas) o se llevará una muestra para que
cierta máquina lo reproduzca y haga la mezcla que necesita. ¿Cómo hace la
máquina para acertar con el color exacto?
Trabaja sobre las ondas de color
(lo vimos aquí), es decir, con la espectrografía; decodifica esa información
según los índices de color que solemos usar todos los días. Este mismo artículo
que estás leyendo también utiliza esos índices. Están por todas partes.
Pantone es el más famoso.
Increíblemente, surgió por la necesidad de poder imprimir sin problemas las
cartas de colores de cosméticos. Publican las “pantoneras”, que son tarjetas de
muestra de colores, donde se indica nombre, código, composición, de tal manera
que se puede reproducir perfectamente. Después de observar las tendencias
mundiales, determinan el color del año (2025= Mocha Mousse), algo muy esperado
por todo tipo de diseñadores. (Algún día te tengo que contar más sobre
Pantone.)
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Pantone, Mocha Mouse |
Otros sistemas de los que
seguramente habrás oído hablar son el RGB (red-green-blue) o el CMYK (cian-magenta-yellow-black)
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Sistema aditivo, RGB |
El sistema RGB se basa en las
investigaciones del color como luz en sistema aditivo y que
posibilita que veas colores en tu teléfono, televisor o computador u ordenador.
Combinados entre sí, más las gradaciones hacia la luz o la oscuridad se puede
llegar a reproducir hasta 16.777.216 colores, cada uno con su código de 6
números (codificación hexadecimal). P.ej., el negro es #000000 y el blanco
#ffffff; el resto de los colores combina letras y números, dependiendo de
cuánto de rojo, verde o azul tenga el color en cuestión. Si estás acostumbrado
a editar fotos y ajustar los colores de ellas, seguro que los habrás visto.
Azul Klein |
El modelo CMYK, por el contrario, se basa en la absorción de la luz y se utiliza para clasificar pigmentos, tintas de impresión, tintes textiles, etc. La identificación de éstos se hace por el International Color Index (te lo expliqué por aquí).
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Sistema sustractivo, CMYK |
¿Y qué pasa cuando combinamos los
dos sistemas? Seguramente te habrá pasado: imprimes una foto que tienes en el
teléfono o en el computador y la copia puede que respete la calidad de la que
está en formato digital o no. Generalmente no. ¿Por qué? El teléfono o el
computador está trabajando con el sistema RGB y, al imprimirlo, hay que
convertirlo al sistema CMYK. En ese proceso se pierde mucha información y por
eso el resultado no suele ser el esperado. Ciertas empresas que trabajan en el
rubro de la impresión de imágenes (Kodak, Agfa, HP, Apple, Canon, etc) se han
asociado en el International Color Consortium (ICC), que se ocupa de solucionar
técnicamente este problema.
Rojo Ferrari |
¿A que no te imaginabas todo lo
que hay detrás de un color en una página web o en un libro impreso?
¡Los colores son apasionantes!
Fuentes:
Syme, P. Werner’s nomenclatura of colours.
London,
The Trustees of Natural History Museum, 2018
Welsch,N.-Liebmann,
C.Chr. Farben. München, Elsevier V., 2004
https://www.c82.net/werner/
https://pantone.net.au/pages/pantone-color-systems-intro
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