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jueves, 5 de enero de 2023

Llegan los Reyes

 

Ghirlandaio, Adoración de los Magos o Adoración Tornabuoni, 1487


Ghirlandaio, Adoración de los Magos

¿Celebras Reyes tú? Por aquí, depende de las familias. De sus tradiciones, de cómo festejan la Navidad… No es igual en todas partes.

De todas maneras, la ilusión de dejar los zapatos a la noche para que Melchor, Gaspar y Baltasar pasen con sus camellos y nos dejen algo de lo que pedimos en nuestra cartita es enorme. Y la mañana siguiente, jugar y jugar hasta cansarse con lo que nos ha tocado…

¿Y sólo para niños? ¿O tú también tuviste que escribir tu cartita?

En fin, una grata costumbre para rememorar ese viaje de los Reyes Sabios de Oriente, siguiendo a una estrella que los guía en su ruta, sin saber a ciencia cierta hacia dónde, pero con la certeza de que tienen que ir a rendirle honores a un Rey, que resultó ser un niño pequeño, indefenso y en peligro.

Ghirlandaio, El nacimiento de San Juan Bautista, 
capilla Tornabuoni, sg. XV


Ghirlandaio, Adoración de los Magos,
Hospital de los Inocentes, 1485

Miles de veces los artistas se han imaginado este suceso
y lo han pintado. Ya te mostré la Adoración de los Magos de Durero (puedes verlo aquí) y la de Giorgione (lo tienes por aquí). Creo que no me alcanzaría la vida para mostrarte todas las versiones de este tema que se han hecho en toda la Historia de la Pintura… Y cada una, con sus particularidades y deudoras del estilo del pintor, de la época, de las condiciones que puso el que encargó la obra…







Hoy elegí para ti ésta de Ghirlandaio, que te la mencioné al pasar aquí cuando te expliqué qué es un tondo. Es realmente enorme: 1,72 cm de diámetro, sin contar el marco. Lo puedes ver (si tienes la suerte de poder ir) en los Uffizi, en Florencia.

(Imagen: Uffizi)


¿Quién era este artista? Se llamaba Domenico Bigordi, llamado el Ghirlandaio (porque se ocupaba de hacer diademas de plata en el taller de orfebrería de su padre) (1448-1494). Un exponente del Renacimiento, contemporáneo de Leonardo y Botticelli; algunos dicen que fue maestro de Miguel Ángel, quien habría comenzado en su taller como aprendiz (otra vez anda Vasari por ahí con sus chismes...). Tuvo una vida muy corta, pero muy fecunda. Fue el primero en tener un taller tipo fábrica, es decir, con encargos numerosos y que adelantaban sus aprendices, antes de que él completara la obra. Si tenía tantos pedidos, era porque había demanda de sus obras, ¿no?

Ghirlandaio, Nacimiento de María, Capilla Tornabuoni, 1486



Ghirlandaio, Giovanna
Tornabuoni, 1488

Esta Adoración de los Magos no es la única que pintó Ghirlandaio: tiene varias; muchas, para altares. Ésta que te muestro hoy fue un encargo de Tornabuoni, importante banquero florentino, y a cuya familia Ghirlandaio pintó más de una vez. Ésta la hizo en 1487, al temple sobre tabla, y mientras se dedicaba a pintar los frescos de la capilla para este señor en Santa María Novella y que lleva su nombre. Parece ser que el pedido de Tornabuoni al artista se debió al nacimiento de su primer hijo, Giovanni.





Ghirlandaio, Giovanni 
Tornabuoni, Capilla 
Tornabuoni (sg. XV)




Como ya te comenté antes
, un tondo requiere de una composición equilibrada, nada fácil (te lo expliqué por aquí). Al círculo siempre se lo asoció con la perfección, el Cielo… y con las bandejas que se regalaban para conmemorar los nacimientos (u otros eventos). No por nada Tornabuoni le pide un tondo. No se iba a contentar con un pequeño plato decorado para poner sobre el repostero del comedor, qué va.







Ghirlandaio, Francesca Pitti
Tornabuoni, Capilla Tornabuoni,
1488

La figura central es la Virgen
; está colocada sobre el eje vertical del círculo, aunque levemente inclinada hacia la izquierda. Le muestra a su Niño recién nacido al Rey Mago Melchor, el más anciano. A su lado encontramos a Gaspar y a Baltasar (todavía no se lo había comenzado a representar como de raza negra). La Virgen con el Niño y los 3 Reyes están dispuestos en un triángulo (lo que llamamos en pintura “Composición piramidal”). Un criado africano le quita la corona a Baltasar. Los otros 2 reyes ya han depuesto sus coronas sobre la hierba: reconocen al Niño como su Rey, Rey de Reyes.









A la derecha, de rodillas, grandes señores florentinos adoran al Niño. El del cabello largo y oscuro parece que es Lorenzo Tornabuoni, el contratante.

Detrás de Melchor, se encuentra San José, con una túnica azul y manto amarillo (rarísimo: nada que ver con los colores tradicionales), apartado, observando la escena.

Fragmento (Imagen: Uffizi)

Detrás, se arremolinan a los lados 2 grupos de gente
. A la izquierda, tenemos 2 nobles y más atrás, un grupo de soldados con armadura y sus caballos. A la derecha, hay algunos soldados más y otros personajes, arrodillados y de pie.








Y hay otro plano más, más atrás, prodigio de manejo del espacio y de demostración de sus conocimientos de perspectiva. Vemos una construcción clásica, con arcos y en ruinas (la Antigüedad pagana será vencida por este Niño), y en el centro, el tejado del pesebre. No falta el buey y el asno y, si miras más hacia la derecha, verás las ovejas de los pastores que están por llegar.

Y más atrás, entrevemos un paisaje, una costa con mar, y a la izquierda, el monte, que se van difuminando a medida de que nos vamos alejando (la perspectiva aérea, ésa que gustaba tanto a Leonardo). Son sucesiones de planos hacia la profundidad, algo muy novedoso y rompedor en ese entonces.

Si pensamos ahora en estructuras, el círculo/tondo está lleno de líneas virtuales que se cruzan. La Virgen, con los Reyes, están insertados en un triángulo; la construcción antigua divide el círculo en 3 franjas verticales. Los grupos de ambos lados y la línea del monte marcan 2 diagonales que se cruzan en la cabeza del Niño, punto focal de la composición y punto central del círculo.  Sin embargo, las líneas de perspectiva de la construcción del fondo tienen otro punto de fuga, totalmente incoherente. ¿Es que Ghirlandaio no sabía cómo hacerlo?

En el primer plano nuestro artista dejó un cubo de mármol con la fecha en que lo pintó, en números romanos. (Un alivio para los historiadores del Arte: no hay dudas de la datación.)

Fragmento (Imagen: Uffizi)

¿Y los colores? ¿No te han llamado la atención?
Es una sinfonía de rojos y amarillos, muy vibrantes, y están repartidos en la obra de manera rítmica, siguiendo un patrón. Los rojos hacen pasear nuestra mirada por todo el entorno; los amarillos hacen un contrapunto entre las figuras de un lado y del otro. El azul es más escaso: ¿será por el costo del azul ultramarino? La Virgen aparece, como corresponde, con los colores característicos: túnica roja, manto azul.

En fin, esta Adoración de los Magos no es muy canónica que digamos. No es de noche; el pesebre apenas si está sugerido, hay demasiada gente… ¿Los soldados llegaron con los Reyes? Es más bien una gran alegoría sobre la llegada de Cristo Encarnado y la adoración que le debe la Humanidad.


Lástima no tener una imagen mejor para ver los detalles. Esto suele suceder muchas veces con los cuadros tan grandes: es muy difícil fotografiarlos de manera conveniente, aunque, la verdad, con la tecnología actual se podría hacer perfectamente. Te dejo estos fragmentos sacados de la página de los Uffizi.

 

Fuentes: Vasari, G., Las vidas, Madrid, Tecnos, 2006

Welch, Evelyn. Art in Renaissance Italy. Oxford, Oxford University Press, 1997

Papa, R. Ghirlandaio. Firenze, Giunti, 2014

Web Galeria Uffizi



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