Leighton, Sol ardiente de junio, 1895 |
De vacaciones
Oh, ¡esas ganas de desaparecer
luego de comer, de acurrucarse en un sofá, en una cama a leer o simplemente
hacer una siesta! Y si hace calor y no
hay obligaciones, aún más.
Después de un año corriendo de
aquí para allá, de cumplir horarios, atender a los niños y sus tareas escolares,
pagar cuentas, rendir en el trabajo, Zoom, pandemia… llegas a tu lugar de
vacaciones (o en tu casa, si es que no puedes salir de viaje), respiras hondo y caes fundido en la primera tumbona que encuentras.
Es como si te hubiesen desconectado y pasado a "modo descanso". ¿O no?
Van Gogh, La siesta, 1889 |
Pues así lo han interpretado también muchos artistas. Sin duda, la obra más representativa es aquélla de Leighton, “Sol ardiente de junio”. La pobre modelo tuvo que posar así, hecha un nudo. Pero valió la pena. Está acurrucada, en el mejor y feliz de los sueños. Su vestimenta, en ese tono naranja fogoso, evoca el calor potente de los meses de verano, que te vence y te lleva al sopor más profundo. Los pliegues de las telas son realmente increíbles. Detrás, por una hendidura, se adivina el mar y el sol reflejándose en las olas. No pienso dormir una siesta en esa posición en mi vida….
Se me viene a la mente ahora
mismo “La siesta”, de Sorolla. Aparecen Clotilde, su amada esposa; Elena y
María, sus hijas, recostadas en la hierba, a la sombra. Más atrás, leyendo un
libro, una sobrina. Qué bonito, qué ganas de tumbarse en la hierba y descansar,
sin preocupaciones de ningún tipo. Siempre que veo este cuadro me pregunto
hasta dónde hubiese llegado Sorolla si hubiese vivido un poco más. Quizás hubiese derivado al fauvismo o algo así. Esos brochazos amplios dan una envidia…
con qué seguridad pintaba…
Sorolla, La siesta, 1912 |
Vermeer, Mujer durmiendo, 1657 |
Picasso, Mujer durmiendo, 1908 |
¿Quedarse dormida sentada? Es posible, mira a esta dama que pintó Picasso.
Parece que sólo toca siesta a las mujeres. La ensoñación de la mujer lánguida, en su mundo… Hay que reconocer que para un artista es una pose de lo mejor: la modelo no se cansa, puedes estar pintando todo el tiempo que quieras. (Si no, pregúntale a Freud y a su modelo, que se quedó dormida en medio de la sesión.)
Freud, Benefits Supervisor sleeping, 1995 |
Vamos, ¡que los hombres también duermen la siesta! Mira a los gondolieri de Sargent.
Sargent, La siesta de los gondolieri, 1904 (acuarela) |
Lira, La siesta, 1901 |
Y si no, aquí tienes más siesta en el jardín: señoras respetables, que se echan una cabezadita afuera… La de Pedro Lira (lo vimos por aquí) se quedó dormida en medio de sus labores.
Romero de Torres, La siesta, 1900 |
A la de Romero de Torres ni siquiera le vemos el rostro: ¿se avergonzará de que la hayamos descubierto en estas circunstancias?
Boucher, El sueño interrumpido, 1750 |
Hasta que llega un pícaro y te hace cosquillas…
La hora de la siesta también
sirve para reunirse y conversar con las amigas.
Gauguin, Siesta, 1892 |
O directamente, no hacer nada y
dejar vagar las horas… El “dolce far
niente”…
Waterhouse, Dolce far niente, 1880 |
Creo que es hora de que yo también vaya a descansar, ¿no?
(Oh, me dejé esta imagen
olvidada… Miró y sus azules. ¿Por qué “siesta”? Una señora muy estilizada,
vestida de blanco, su cabellera por ahí, y su mundo de sueños.)
Miró, Siesta, 1925 |
EXCELENTE PRESENTACIÓN!!
ResponderEliminarSIEMPRE ES UN GUSTO RECIBIRLAS
Muchos recuerdos, Laura Corso
Muchas gracias, Laura! Me alegro mucho de que te haya gustado.
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