Courbet, Hombre desesperado (Autorretrato), 1845 |
Desde que los teléfonos incorporaron la cámara
frontal, los selfies se han establecido en nuestra vida diaria. Un millón por día,
ni más ni menos: cultura del ego. Y ni qué hablar de las muertes por eso de
hacérselos en lugares insólitos. El autorretrato está en nuestro bolsillo, a
sólo un click. Así de fácil. Pero un autorretrato pintado... lleva mucho más
tiempo, te lo aseguro. En principio, el selfie es su desarrollo lógico, aunque
no es exactamente lo mismo.
Dalí, Dalí de espaldas pintando a Gala de espaldas, 1972 |
El autorretrato es una subclase de los retratos:
(si te perdiste el post sobre este tema pincha aquí) el artista toma el pincel,
colores y una tela, se coloca frente a un caballete y a un espejo; el tema de
su obra es él mismo. A partir del sg. XIX algunos comenzaron a usar fotos.
Salterio de Claricia de Baviera, sg. XII y XIII |
Aparentemente los primeros ejemplos surgieron en Egipto y Grecia: no han
quedado ejemplos ni documentos, aunque perviven algunos en escultura. Aparecen
algunos en códices medievales, en los que los copistas se incluyen tímidamente,
a modo de firma. (Una vez te conté ya lo del autorretrato como firma, pincha aquí.)
Fouquet, Autoretrato, 1450 |
De a poco, los
artistas se van metiendo en los cuadros, escondidos en algún rincón o
participando en alguna escena. Durero se pinta como Gaspar en la Adoración de
los Magos (puedes ver nuestro análisis del cuadro aquí), Miguel Ángel se pinta
desollado en el Juicio Final, Rafael aparece en la Escuela de Atenas, y Masaccio,
Piero della Francesca, Giotto…
van Eyck, El hombre del turbante, (¿Autorretrato?), 1433 |
El autorretrato autónomo se afianza en esta
época, justo cuando los artistas ya no se sienten meros artesanos, sino dueños
de ciertas habilidades intelectuales y espirituales que elevan el oficio a una
dignidad mayor. Se citan como los primeros el de Fouquet
o el de van Eyck.
Vermeer, Alegoría de la Pintura, 1665 |
Hay un avance técnico que propicia este tipo de
retrato: los espejos dejaron de ser convexos. El espejo plano es una invención
veneciana y ¡eran carísimos! Tenían una medida máxima de 80 cm (por eso la
mayoría de estas obras son de medio cuerpo) y cuando se rompían se conservaban
los trozos como un tesoro.
Parmigianino, Autorretrato con espejo convexo, 1520 |
Además del (supuesto) autorretrato suyo con
turbante rojo, Van Eyck se pintó como testigo de la boda de los Arnolfini, en
el espejo de la pared (convexo, por cierto).
Parmigianino se retrató con un espejo convexo, con la imagen
desfigurada, la mano enorme, próxima (como en los selfies actuales).
Gumpp, Autorretrato, 1646 |
Si te fijas, todos miran a un punto determinado: se están observando en el espejo. En muchos casos éste también aparece en el cuadro. Y a veces hace falta más de uno, si es que te quieres pintar de espaldas, como Dalí, Gumpp o Vermeer, que nunca nos mostró su rostro.
Sin embargo, cualquier superficie reflectante vale:
van Claesz se pinta en una esfera de
cristal, Clara Peeters en el de una jarra (pincha aquí) y van Eyck en la
armadura de San Jorge en el cuadro de la Virgen y el canónigo van der Paele. El
autorretrato es una pintura de la imagen de tu reflejo.
van Claesz, Vanitas, Naturaleza muerta con autorretrato, 1628 |
El artista puede aparecer en grupo, con su familia,
con amigos… Rubens nos ha dejado varios
ejemplos.
Rubens, Autorretrato con amigos, 1602 |
Durero, Autorretrato con 28 años, 1500 |
En el caso de los autónomos, el primero que fue más productivo fue Durero. Se dibujó a los 13, le regaló uno a su
novia y el último, como artista-Cristo-creador, casi una blasfemia.
Schiele, Autorretrato, 1911 |
Sin
embargo, Rembrandt lo superó ampliamente en
el primer puesto del ranking con unos 100; le siguen Schiele,
van Gogh (unos 30), Picasso, Velázquez, etc.
Bravo, Autorretrato, 1971 |
Pero, ¿cuál es la intención de representarse a sí mismo? Las razones son bastante variadas. En primer lugar, como autoafirmación, como muestra de lo se es capaz de hacer, como reivindicación del estatus del artista.
Knight, Autorretrato con desnudo, 1913 |
Cuando Laura Knight ingresó en la
Royal Academy (durante mucho tiempo vedada a las mujeres) pintó este cuadro como
muestra de su consagración como artista.
Poussin, Autorretrato, 1650 |
En cambio, Poussin
era reacio a pintarse, pero lo hizo sólo al final de su vida ante el ruego insistente de
los coleccionistas y su mecenas.
Rubens, Autorretrato, 1639 |
En otros casos, la idea es analizar la propia
identidad o como registro de cada etapa de la vida, de los éxitos y de los
fracasos, como es el caso de Rembrandt, Rubens
o Sorolla.
Sorolla, Autorretrato con bata blanca, 1900 |
La búsqueda de esa identidad puede darse de muchas
maneras: hay artistas que se muestran trabajando, como Velázquez,
Goya, Rembrandt, Magritte, Boucher, Chardin,
Chagall y tantos otros. De estos retratos muchas veces podemos sacar
mucha información sobre cómo trabajaban.
Magritte, La clarividencia, Autorretrato, 1936 |
Algunos pintores se representan
tomando la identidad de otros: Zurbarán como San Lucas al pie de la Cruz; Caravaggio, decapitado como Juan el Bautista.
Caravaggio, David con la cabeza de Goliath, 1606 |
Burgkmair, Autorretrato con su esposa, 1529 |
Otras veces es una vanitas, un cuadro sobre la
fugacidad de la vida, y suelen aparecer esqueletos
o calaveras.
Rembrandt, Autorretrato como Zeuxis, 1662 |
El último de Rembrandt,
como Zeuxis, es una gran carcajada final.
Picasso, Autorretrato, 1972 |
Picasso,
en cambio, abre los ojos desmesuradamente.
van Gogh, La silla de Vincent, 1888 |
No siempre en un autorretrato veremos la figura del
pintor: un conjunto de objetos pueden representarlos de manera inequívoca.
Fíjate en la silla de van Gogh: no hace
falta la figura, él está ahí.
Lo mismo con las figuras geométricas de Malevich, la ropa de Bravo o la A tumbada de Tapiès.
Tapiès, A tumbada, 1982 |
Malevich, Autorretrato en 2 dimensiones, 1915 |
Otro motivo puede ser el estudio de la figura
humana, como van Gogh, aunque él los hacía porque no tenía cómo pagar a los
modelos. Los autorretratos son muy usuales en las pintoras, ya que durante
mucho tiempo se les prohibió el estudio de la anatomía a partir de modelos
desnudos, y sólo les quedaba aprender de sí mismas.
Bacon, Autorretrato, 1971 |
Con Freud y la psicología el autorretrato servirá
también para indagar la profundidad del yo y los estados de ánimo. Bacon llevó el escrutinio de su alma hasta
despellejarse, Schiele observa su propia carnalidad hasta la deformidad.
Kahlo, Autorretrato con vestido de terciopelo, 1926 |
Frida Kahlo descubre su alma en cada autorretrato
y pintarse es su terapia ante el dolor (para Frida, ver aquí).
Munch, Autorretrato con desasosiego interior, 1919 |
Munch, retratándose, hace un conjuro contra su
depresión.
Boucher, Autorretrato en el taller, 1720 |
Un autorretrato no sólo es la manera en que el artista se ve a sí mismo, sino también en cómo quiere que lo veamos. El resultado es un otro, que surge de ese reflejo del espejo. Y el espectador se mira en el espejo del retrato, pero la imagen que devuelve no es la propia sino la del pintor.
Liechtenstein, Autorretrato, 1978 |
(Y si no quieres saber nada con los selfies, aquí tienes la solución de Lichtenstein)
Fuentes: Laneyrie-Dagen, N. Leer la
pintura. Barcelona, Larousse, 201
West, Sh. Portraiture. New York, Oxford
University Press, 2004
Notas personales
No hay comentarios :
Publicar un comentario