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Museo Nacional de Suecia, Estocolmo |
Cuadros desaparecidos
(y, esta vez, recuperados)
Hace
frío. Faltan 3 días para la Navidad y todo el mundo está comprando regalos.
Era
el 22 de diciembre de 2000, 17.15 hs: noche cerrada en Estocolmo. Tres hombres
encapuchados entraron, armas en mano (uno de ellos, con ametralladora),
inmovilizaron a los guardias y se llevaron lo que venían a buscar: un
autorretrato de Rembrandt y dos cuadros de Renoir (Joven parisina y Conversación).
En total, el valor de estas pinturas era de aprox. 36 millones de dólares.
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Rembrandt, Autorretrato, 1630 |
Mientras esto ocurría, dos autos explotaron en distintos lugares de la ciudad. Muy a propósito, para que la policía tuviera algo que hacer y los dejara tranquilos ese rato. Ah, y de paso, poner clavos en la calle, para que los autos de la patrulla se quedaran sin gomas y no pudieran moverse de ahí.
Se escaparon en una lancha que los esperaba en el río.
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Museo Nacional de Suecia, Estocolmo |
A
los pocos días la lancha fue encontrada abandonada.
Cuando
pasan estas cosas, si no es que el robo es un encargo de alguien que las
quiere para su colección, las obras son muy difíciles de vender en el mercado
negro y siempre con precios a la baja. Tienes a toda la policía buscándolas… Todos
temían que se las hubiesen llevado al extranjero o que se hubiesen dañado en el
trayecto por el río.
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Renoir, Conversación, 1870 |
Sabían muy bien lo que querían; eran cuadros fáciles de transportar (¡El Rembrandt mide 12 x 15 cm!, los Renoir, 45 x 32 cm casi). Al poco tiempo el museo recibió un pedido de rescate por 3 millones de dólares y se negó a pactar con los ladrones.
Al
mes la policía había arrestados a 10 personas implicadas en el robo. Se supone
que el cabecilla fue un ruso, Alexander Petrov, junto con Stefan Nordström. Dos
abogados, que fueron los que pidieron el rescate, también fueron apresados.
Pero los cuadros no aparecían.
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Renoir, La joven parisina, 1875 |
Tuvimos que esperar un año para que apareciera la Conversación de Renoir en una investigación antidrogas. Cinco años después, el FBI, en un interrogatorio a Kostov, un delincuente búlgaro relacionado con el tráfico de drogas en Los Ángeles, entregó La joven parisina y el dato de que el Rembrandt estaba en Dinamarca. Con esta información, armaron una venta con un agente encubierto, Robert Wittman, que se hizo pasar por un coleccionista interesado. Le ofrecieron el Rembrandt en un hotel de Copenhague por 100000 dólares, una bajada de precio considerable, pues evidentemente estaban desesperados por venderla.
La
historia terminó con 10 arrestados, extraditados a Suecia y condenados a 8
años de prisión. Y los 3 cuadros, de vuelta a casa.
Fuentes: Amore, A.-Mashberg, T. Stealing Rembrandts.
New York, St. Martin’s
Griffin, 2012
Wittman, R.-Shiffman, J. Inestimable. New York, Crown Publishing, 2010
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