navigation bar

jueves, 24 de julio de 2025

Robin Hood, Goya y el duque de Wellington

 


Cuadros desaparecidos

Algunos cuadros tienen mucha suerte: son víctimas de un robo, los sacan de su casa y, al tiempo, pueden regresar… gracias a la acción policial o por arrepentimiento de los ladrones.

Esta vez la historia tiene que ver con un señor jubilado muy enfadado, con el duque de Wellington y la National Gallery de Londres.

Goya, Duque de Wellington, 1812


Un 21 de agosto de 1961 el retrato del Duque de Wellington, pintado por Goya en 1812 desapareció de las paredes del museo.

Goya pintó 3 retratos del duque.

Aquí lo muestra con su traje de gala y sus condecoraciones. En 1814 Goya le añadió el Toisón de Oro y la Gran Cruz. Seguramente, lo pintó del natural. Wellington acababa de ganar la batalla de Salamanca en contra de Napoleón, el invasor, e iba a entrar de manera triunfal en Madrid. Después de la muerte del duque, el cuadro fue recibido por sus distintos herederos a través de los años. John Osborne, duque de Leeds, lo puso a subasta en 1961 en Sotheby’s. Un coleccionista americano, Charles Wrightman, ofreció 140.000 libras (2.380.000 libras actuales=3.212.000 dólares) y se lo adjudicaron. Sin embargo, una fundación ofreció 100.000 libras para que el cuadro permanezca en Reino Unido y el Tesoro aportó 40.000 más, bajo la forma de subvención, y se lo compraron a este coleccionista. Se expuso inmediatamente después en la National Gallery.

Pero no duró mucho tiempo colgado, sólo 19 días. Estuvo desaparecido durante 4 años. En la película de James Bond, El Dr.No, de 1962, hay una escena en la que aparece el cuadro y Bond dice al pasar: “Así que aquí fue adonde se había ido”. La réplica que se usó en la filmación fue robada en 2016.



¿Qué pasó? ¿Quién lo había robado?

Pues, un jubilado muy enojado, ex-conductor de buses, Kempton Bunton.



En Reino Unido, como en otros países de Europa, hay que pagar un impuesto por el uso del televisor y radio, como canon por el uso de las antenas y financiamiento de las emisoras públicas. Bunton se había rehúsado a pagarlo (4 libras al año), por considerarlo injusto y más, que se le cobre esto a los jubilados. Estuvo preso 13 días por esta razón.

Cuando se enteró de que el gobierno había pagado a un particular semejante suma por un cuadro y no era capaz de considerar la situación de los jubilados, decidió robarlo, para que, con ese dinero, se pudiera pagar la licencia de TV de todos los jubilados del país.

Goya, Duque de Wellington, 1813, tiza


En una visita al museo escuchó por casualidad un comentario entre dos guardias. Las alarmas se desconectaban por la mañana para que el personal de limpieza pudiera trabajar sin problemas. Dejó una ventana abierta en uno de los baños, que da a una calle lateral. A la mañana siguiente entró por esa ventana, esperó a que empezaran a limpiar, se llevó el cuadro sin ningún problema y salió por la misma ventana.

La policía creyó que eran ladrones profesionales; no había huellas de ningún tipo. Se ofreció una recompensa de 5000 libras para quien diera algún dato. Bunton mandó una carta a Reuters pidiendo el rescate. Pero nadie le prestó atención, pues era tal la cantidad de gente que se contactaba con la policía para llevarse las 5000 libras, que no daban abasto y desestimaron la verdadera pista.



Bunton, durante todos esos años, mandó mensajes a distintos medios, pero sin ningún resultado. Hasta que en 1965 el Daily Mirror atendió a su carta. Dejó el cuadro sin su marco en un locker en la estación de Birmingham. Dos meses después se entregó y confesó que lo había robado él mismo. Dudaron de que fuera él: ¿un jubilado de 61 años? ¿Cómo hizo para subirse a la ventana y salir con el cuadro? Lo condenaron a 3 meses de prisión, pero no por el robo del cuadro, sino por el del marco, que no había aparecido; fue absuelto de varios cargos por haberse presentado voluntariamente y por no ser un robo propiamente dicho, sino un “préstamo” para hacer caridad.

Goya, Retrato ecuestre del Duque de
Wellington, 1812


En el año 2012 se desclasificaron unos documentos del juicio y se supo que, en realidad, el que planeó y ejecutó el robo fue su hijo John. En 1969 John fue arrestado por otro delito menor y confesó el robo del Goya. La policía fue a interrogar a su padre y éste confirmó la declaración de su hijo. John le había entregado el cuadro, Bunton lo conservó y 4 años después le pidió que lo llevara a la estación. La policía le preguntó por qué no se había presentado junto con su padre cuando se entregó: su padre se lo había prohibido tajantemente. La confesión de John no bastaba para llevarlo a juicio; tampoco se podía acusar a Kempton por falso testimonio en el juicio de 1965, porque suponía basarse en la confesión poco sólida del hijo. No se tomaron otras medidas y el caso se consideró resuelto y archivado.

Ya ves: un caso de rebelión fiscal, por parte de un jubilado que quiso ser Robin Hood  a cuenta del duque de Wellington.

Crédito de las imágenes: nickelinthemachine.com, Rob Baker, 2014

 

Fuente: Amore, A.-Mashberg, T. Stealing Rembrandts. 

New York, St. Martin’s Griffin, 2012

Noticia en The Guardian (2011), en la BBC (2022) y en Nickelinthemachine.com (Rob Baker, 2014)

Web de la National Gallery





No hay comentarios :

Publicar un comentario