Cuadros desaparecidos
Algunos
cuadros tienen mucha suerte: son víctimas de un robo, los sacan de su casa y,
al tiempo, pueden regresar… gracias a la acción policial o por arrepentimiento
de los ladrones.
Esta
vez la historia tiene que ver con un señor jubilado muy enfadado, con el duque
de Wellington y la National Gallery de Londres.
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Goya, Duque de Wellington, 1812 |
Un
21 de agosto de 1961 el retrato del Duque de Wellington, pintado por Goya en
1812 desapareció de las paredes del museo.
Goya pintó 3 retratos del duque.
Aquí
lo muestra con su traje de gala y sus condecoraciones. En 1814 Goya le añadió
el Toisón de Oro y la Gran Cruz. Seguramente, lo pintó del natural. Wellington
acababa de ganar la batalla de Salamanca en contra de Napoleón, el invasor, e
iba a entrar de manera triunfal en Madrid. Después de la muerte del duque, el
cuadro fue recibido por sus distintos herederos a través de los años. John
Osborne, duque de Leeds, lo puso a subasta en 1961 en Sotheby’s. Un
coleccionista americano, Charles Wrightman, ofreció 140.000 libras (2.380.000
libras actuales=3.212.000 dólares) y se lo adjudicaron. Sin embargo, una
fundación ofreció 100.000 libras para que el cuadro permanezca en Reino Unido y
el Tesoro aportó 40.000 más, bajo la forma de subvención, y se lo compraron a
este coleccionista. Se expuso inmediatamente después en la National Gallery.
Pero
no duró mucho tiempo colgado, sólo 19 días. Estuvo desaparecido durante 4 años.
En la película de James Bond, El Dr.No, de 1962, hay una escena en la que
aparece el cuadro y Bond dice al pasar: “Así que aquí fue adonde se había ido”.
La réplica que se usó en la filmación fue robada en 2016.
¿Qué
pasó? ¿Quién lo había robado?
Pues,
un jubilado muy enojado, ex-conductor de buses, Kempton Bunton.
En
Reino Unido, como en otros países de Europa, hay que pagar un impuesto por el
uso del televisor y radio, como canon por el uso de las antenas y financiamiento de las
emisoras públicas. Bunton se había rehúsado a pagarlo (4 libras al año), por
considerarlo injusto y más, que se le cobre esto a los jubilados. Estuvo preso
13 días por esta razón.
Cuando
se enteró de que el gobierno había pagado a un particular semejante suma por un
cuadro y no era capaz de considerar la situación de los jubilados, decidió
robarlo, para que, con ese dinero, se pudiera pagar la licencia de TV de todos
los jubilados del país.
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Goya, Duque de Wellington, 1813, tiza |
En
una visita al museo escuchó por casualidad un comentario entre dos guardias.
Las alarmas se desconectaban por la mañana para que el personal de limpieza
pudiera trabajar sin problemas. Dejó una ventana abierta en uno de los baños,
que da a una calle lateral. A la mañana siguiente entró por esa ventana, esperó
a que empezaran a limpiar, se llevó el cuadro sin ningún problema y salió por
la misma ventana.
La
policía creyó que eran ladrones profesionales; no había huellas de ningún tipo.
Se ofreció una recompensa de 5000 libras para quien diera algún dato. Bunton mandó
una carta a Reuters pidiendo el rescate. Pero nadie le prestó atención, pues
era tal la cantidad de gente que se contactaba con la policía para llevarse las
5000 libras, que no daban abasto y desestimaron la verdadera pista.
Bunton,
durante todos esos años, mandó mensajes a distintos medios, pero sin ningún
resultado. Hasta que en 1965 el Daily Mirror atendió a su carta. Dejó el cuadro sin su marco en un locker en la estación de Birmingham. Dos meses después se entregó y confesó
que lo había robado él mismo. Dudaron de que fuera él: ¿un jubilado de 61 años?
¿Cómo hizo para subirse a la ventana y salir con el cuadro? Lo condenaron a 3
meses de prisión, pero no por el robo del cuadro, sino por el del marco, que no
había aparecido; fue absuelto de varios cargos por haberse presentado
voluntariamente y por no ser un robo propiamente dicho, sino un “préstamo” para
hacer caridad.
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Goya, Retrato ecuestre del Duque de Wellington, 1812 |
En
el año 2012 se desclasificaron unos documentos del juicio y se supo que, en
realidad, el que planeó y ejecutó el robo fue su hijo John. En 1969 John fue
arrestado por otro delito menor y confesó el robo del Goya. La policía fue a
interrogar a su padre y éste confirmó la declaración de su hijo. John le había
entregado el cuadro, Bunton lo conservó y 4 años después le pidió que lo
llevara a la estación. La policía le preguntó por qué no se había presentado
junto con su padre cuando se entregó: su padre se lo había prohibido
tajantemente. La confesión de John no bastaba para llevarlo a juicio; tampoco
se podía acusar a Kempton por falso testimonio en el juicio de 1965, porque
suponía basarse en la confesión poco sólida del hijo. No se tomaron otras
medidas y el caso se consideró resuelto y archivado.
Ya
ves: un caso de rebelión fiscal, por parte de un jubilado que quiso ser Robin
Hood a cuenta del duque de Wellington.
Crédito
de las imágenes: nickelinthemachine.com, Rob Baker, 2014
Fuente: Amore, A.-Mashberg, T. Stealing Rembrandts.
New York, St. Martin’s Griffin,
2012
Noticia
en The Guardian (2011), en la BBC (2022) y en Nickelinthemachine.com (Rob Baker, 2014)
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