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Minio (Imagen: Wikipedia) |
¿Qué es el minio?
¿Te acuerdas de cuando hablamos
de los códices medievales? Esos libros pintados y escritos a mano,
pacientemente, por monjes que creían en la trasmisión de la cultura.
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Anónimo, San Mateo, Evangelio de Gladzor, sg.XIV |
Escritos a mano: o sea,
manuscritos. No todo el mundo tenía el privilegio de tener un libro (pensar que
ahora los tenemos en pdf, en dispositivos…): sólo si podías pagarlo y esperar
el tiempo necesario para que alguien lo copiara, pintara y encuadernara.
Rubens, en una de sus cartas, cuenta que había mandado a copiar un libro, del
cual sólo había 30 ejemplares. Rubens era un hombre muy culto y tenía
suficiente dinero como para encargar uno para sí mismo. Imagínate, ¡siglo XVII
y ya existía la imprenta! Nunca estaremos lo suficientemente agradecidos por
esas manos que, diligentemente, conservaron esos textos que eran parte de la
cultura occidental.
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Rubens, Descendimiento de la Cruz, 1611 |
Si en Las ricas Horas del Duque de Berry nos asombrábamos por ese azul resplandeciente, en otros libros deberíamos maravillarnos de esos rojos potentes, vibrantes, que siguen brillando después de tantos siglos. Y ese rojo se llama minio. (O bermellón o cinabrio, ya te lo explico más abajo.)
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Maestro de Leaping Figures, Biblia de Winchester, Libro de Jeremías, 1160 |
El minio es un mineral que está
compuesto por cinabrio y plomo. Obviamente, muy tóxico. Se encuentra en forma
natural en muchas partes del mundo, pero en la Antigüedad se extraía de una
mina en Almadén, España, junto al río Miño. Por eso se llama así. También lo
puedes encontrar como “rojo de plomo”.
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Rojo de plomo o minio (Wikipedia) |
Y al hablar de Antigüedad nos
tenemos que remitir a la Prehistoria… Ya existe su uso en las pinturas
rupestres de Almadén. Los egipcios también lo usaban (importado de allí) y
también los romanos. Los chinos lo usaban en sus cerámicas lacadas. O sea, es
uno de los primeros pigmentos rojos que se han usado en la Historia.
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Fuente de laca y oro, Dinastía Song, sg. XIII |
Como se usaba frecuentemente en
las ilustraciones de los códices medievales, éstas pasaron a llamarse
“miniaturas”, por el minio.
Sin embargo, es probable que no
todos usaran este material. Existía el bermellón o cinabrio y los autores los
confunden uno con otros. El bermellón o cinabrio es un mineral que está
compuesto por mercurio y azufre (también muy tóxico). Los chinos lo usaban
(como ya te conté) en sus cerámicas y en el lacre para sellar documentos. De
ahí que haya quedado el nombre de “bermellón chino”, como lo puedes encontrar
en alguna gama de colores de pinturas (que no es tóxico: se reproduce el tono,
pero está fabricado en laboratorio). Los romanos lo usaban para los murales en
los interiores de sus casas. No sirve para el exterior, pues al contacto con la
luz solar se oscurece.
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Zhao Yon, Caballo y mozo de cuadra, 1347 |
Llegó un punto en que el precio
de esta pintura se encareció tanto (bueno, había que importarlo de España) que
en Roma fijaron el precio por ley.
En la Edad Media se empieza a
usar hacia el siglo XI, pero sin exagerar, por su precio. Cuando se difunde el
método de fabricación de bermellón artificial (quemándolo, básicamente, en una
solución de amonio o potasio -aunque esta receta no es la única), se abaratan
los costos y, entonces, su uso aparece en casi todos los manuscritos.
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Anónimo, Salterio de Egbert, El monje Roudbrecht, sg.X |
El minio-bermellón-cinabrio se
usó hasta que apareció el rojo de cadmio, en 1817. Que también es tóxico, pero está
permitido en colores para pintura artística, vaya a saber hasta cuándo. Hasta
ahora es el rojo más potente que existe en la actualidad. (Todos los colores
cadmio son bastante caros, pues tratan de obligarnos a que usemos otras
variantes, pues el cadmio va a baterías y otras tantas cosas… )
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Degas, La coiffure, 1896 |
Es decir que hasta el sg. XIX se
usó bermellón. Seurat, p.ej., cuando arma su paleta, menciona al minio. Renoir,
que no confiaba para nada en el progreso (no me van a venir a mí con esos
inventos nuevos) también usaba bermellón: cuentan que Matisse le llevó una muestra
de cadmio y que Renoir se la rechazó. El cadmio no tiene el problema del
oscurecimiento ante la luz. Para evitar este problema, los artistas cubrían las
zonas pintadas con bermellón con veladuras (capas muy delgadas de color y
aceite) de carmín o con barniz.
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Renoir, Mujer apoyada en el codo, 1918 |
¿Y el rojo pompeyano? Cuando en
1909 se descubrió la Villa de los Misterios en Pompeya, los arqueólogos
quedaron fascinados por esos murales tan rojos. Pero no era rojo. A ver, que te
explico. Como te decía arriba, el bermellón natural era muy caro y sólo unas
pocas casas están pintadas con él. En su mayoría usaban el rojo de ocre, que es
una arcilla amarilla con mucho hierro, que al calentarse se pone roja. Piensa
que Pompeya era una ciudad periférica, a la que los romanos iban de vacaciones.
En esas casas, si bien pertenecían a gente pudiente, no se invertía demasiado
en su decoración. Pues con la erupción del Vesuvio en el año 79, esas pinturas,
con hierro, fueron sometidas a temperaturas altísimas y el ocre… se convirtió
en ese rojo que hoy admiramos. Cosas de la química.
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Anónimo, Fresco Pompeyano, 79 d.C. Casa del Triclinio |
Y si lo tuyo es comprar colores
para pintar, me vas a decir: “Pero ¿cómo puede ser, si el cinabrio que me
venden es verde?”. Ay, otro lío. Resulta ser que como el bermellón-cinabrio es
una pasta muy cubriente, se empezó a llamar a todos los colores cubrientes (es
decir, no transparentes) “bermellón”, aunque no fueran rojos. En realidad, el
verde cinabrio está compuesto por óxido de cromo, como el verde de cromo: nada
que ver con el mercurio, azufre y plomo del minio-cinabrio-bermellón.
En fin, ya ves, la pintura tiene algo de cocina, de contextos culturales, tradición, de química…
¡El mundo de
los colores es inabarcable!
Fuentes:
Doerner,
Max. Malmaterial und seine Verwendung im Bilde.
Stuttgart,
Enke V., 1985
Finlay, V. The brilliant history of Color in Art.
Los Ángeles, Paul Getty Museum, 2014
St. Clair, K. The secret life of color. New York,
Penguin, 2016
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