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Magritte, Los amantes, 1928 |
Te lo tengo que confesar: este
artículo se me volvió una pesadilla. Y no por las imágenes que estás viendo por
aquí.
Es un tema bastante complicado de
explicar. Empecé pensando en lo que ocultan los velos, como extensión de lo que
conversamos hace tiempo sobre las cortinas (lo tienes por aquí), pero se me fue
de las manos.
Gracias al asesoramiento de una
amiga lectora, creo que ya estoy en condiciones de contarte algo sobre el tema,
aunque supongo que seguiré dándole vueltas.
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Magritte, Los amantes, 1928 |
“Los amantes” de Magritte. Es un cuadro (o varios, mejor dicho) que impacta. No falta el alumno que me quiere analizarlo en algún ensayo. ¿Por qué? Es un cuadro misterioso, como todos los de Magritte (vimos algo de él por aquí). Como pasa con los surrealistas (y más con los “metafísicos”) nos muestra descontextualizaciones de objetos con las que inventa una nueva realidad. A veces, con trasfondos profundos; otras veces es inútil buscarle algún significado. Los títulos tampoco ayudan mucho: muchas veces son arbitrarios y no nos llevan a ninguna parte.
En cambio, en “Los amantes”,
bueno, está claro, ¿no? Una pareja que se besa, pero oh, con las cabezas
envueltas cuidadosamente en telas-velos. Sabemos quién es la mujer y quién el
hombre por la ropa. ¿Quiénes son? ¿Por qué esas telas? La interpretación más
fácil es decir que es un amor prohibido y que así ocultan su identidad. O sea,
una máscara. O que es un amor imposible, porque hay una barrera que impide el
contacto.
(Ya que estamos: este cuadro
plantea otro problema, de tipo técnico. ¿Cuál es el primer plano del cuadro?
¿La tela? En Pintura hemos resuelto el primer plano y el fondo y aún queda
pendiente saber qué hacemos con los planos medios.)
Cuentan que, cuando Magritte era
adolescente, su madre se suicidó tirándose al río y vio cuando la sacaban, con
la cabeza envuelta en su camisón. Él siempre negó la relación de esta trágica
experiencia con estos cuadros, pero es llamativa la coincidencia. Si él,
consciente o inconscientemente, está asociando la tela en la cabeza con la
muerte de su madre, entonces ya no son velos, sino sudarios.
¿Es el miedo a descubrirse ante
el otro, a sentirse vulnerable luego de esa revelación?
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Nolde, Máscaras, 1911 |
Magritte pintó otros cuadros
semejantes con cabezas veladas. P.ej., en “La historia central” la mujer se
toca la garganta, como si se estuviese asfixiando. ¿Es una mano masculina en un
cuerpo de mujer? La tuba, dicen, se asocia con el cuerpo femenino. ¿Y la
maleta? ¿Un ataúd? ¿La maleta que cargamos con todos nuestros sueños, traumas,
culpas?
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Magritte, La historia central, 1927 |
Las cabezas veladas tampoco son
cosa nueva. Tienen muchísima tradición en las culturas antiguas. El velo de la
novia es algo que permanece entre nosotros desde tiempos inmemoriales. Claro
que en este caso implica la pureza. A mí lo que más me llama la atención es
cómo se interpreta este tema en la escultura. Hay que ser muy, pero muy bueno
con el tallado del mármol para lograr esto. Te convencen de la transparencia de
una tela, pero no, señores, ¡es piedra!
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Strazza, La Virgen velada, 1850 |
Las máscaras también es un tema
recurrente en Pintura. Sin ir más lejos, tienes las de De Chirico, con sus típicas cabezas de
maniquíes. ¿”Cabezas huecas”, como decía mi nonna? ¿Autómatas? Obviamente, la
máscara remite al Carnaval, donde el anonimato permite rendirse ante los
vicios, que serán enterrados en el Miércoles de Ceniza.
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De Chirico, Las máscaras, 1974 |
Sin embargo, el uso de la máscara
es mucho más antiguo. En la antigua Grecia, los actores, para interpretar a sus
personajes, se colocaban una máscara. De paso, un dato curioso: la etimología
de “persona”, en latín, significa que la voz del actor suena a través de la
máscara. “Persona” equivaldría en esa primera instancia a “personaje”. Se me
ocurren varias implicancias muy freudianas de esto (¡que no sé nada de
Psicología!), pero mejor que no. Ghirlandaio (hijo) lo explica mejor con su “A
cada uno su máscara”.
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Ghirlandaio, R. Máscara "Lema: sua cuique persona", 1510 |
Un caso raro es Ensor con sus
máscaras. Cuentan que se inspiraba en las que vendía su madre en su tienda de
regalos. Sus máscaras no ocultan la identidad, sino justamente al revés:
revelan la personalidad del que la lleva. Juega con el ocultamiento que en
realidad es desocultamiento.
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Ensor, Máscaras mirando a una tortuga, 1894 |
En fin. El ocultamiento, como
verás, se manifiesta en diversas formas. Pues, ¿qué son los filtros de
Instagram? Y pensando en la relación de “Los amantes” de Magritte, ¿no pasa lo
mismo cuando encaramos una relación a través de pantallas y mensajes de
whatsapp?
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Magritte, El hijo del hombre, 1964 |
Hace unos años pinté este cuadro.
No era mi intención dejar un mensaje profundo ni nada por el estilo.
Simplemente, vi estas máscaras en una tienda de Venecia, me planteé el desafío
de pintar esos brillos y las texturas, dentro de mi serie de “Naturalezas
quietas” sacadas de vidrieras/escaparates. Pero, claro, no son amigables. Esos
ojos vacíos y negros dan temor; son así, qué le vas a hacer. Se me ocurrió
ponerle como título “(Tus) Máscaras venecianas”. ¡Los problemas que me trajeron
esos paréntesis con los curadores y galeristas en las exposiciones! Uno,
directamente, no entendió a qué me refería y al final opté por cambiarle el
título: menos problemas. Otra persona, un seguidor, hizo una exégesis de tipo
psicoanalítica sobre mi elección de pintar esas máscaras. No lo podía creer. De
un inocente paseo por Venecia y querer practicar brillo de oro, lentejuelas y
cintas, pasé a tener estructuras mentales de miedo y no sé qué más.
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Del Rosso, (Tus) Máscaras venecianas, 2018cristina |
Para que veas todo lo que puede
salir a partir de la interpretación de un cuadro. ¿No será que con “Los
amantes” de Magritte pasa lo mismo que con las máscaras que vi en la tienda de
souvenirs de Venecia? ¿No será que le estamos endilgando interpretaciones que
nada que ver? ¿Qué te parece? (Hmm, no sé, Magritte era muy de significados
ocultos…)
(Hoy me puse densa... )
Y gracias a Marcela, que con su
profesionalidad de psicóloga y amante de la Pintura me ayudó a encontrarle la
vuelta a estos cuadros de Magritte.
(Mi cuadro lo puedes ver en mi
página web y en saatchiart.com)
Fuentes: Stoichita, V. La invención del cuadro.
Barcelona. Ed. Del Serbal, 2000
Torczyner, H. René Magritte. Zeichen und Bilder. Köln, DuMont, 1988
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