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jueves, 19 de septiembre de 2024

Es que somos unos exagerados

 

El Greco, Expulsión de los mercaderes
del templo, 1610


¿Qué es el Manierismo?

Aquí sí que la cosa se pone difícil. “Manierismo”: otra etiqueta complicada de aplicar.

“Maniera” es un término que surgió en el siglo XV para explicar el estilo de una obra, “a la manera de”. Dicen que lo utilizó por primera vez Cennini; también Vasari acudió a él (te conté quién es por aquí). Imagínate que en esa época no existía la perspectiva histórica de la que gozamos hoy, así que ése era un modo de diferenciar un estilo del otro. Sin embargo, se popularizó en Francia, hacia el sg. XVII, y, por supuesto, despectivamente, para designar a un período raro del arte que ocurre entre el Renacimiento y el Barroco.

Arcimboldo, Vertumno, 1590


Hoy se lo considera o bien un desarrollo tardío (o declive) del Renacimiento, o bien, un germen del Barroco. Pero, claro, las generalizaciones nunca son un buen método. Habría que ver país por país, pues no es lo mismo el Renacimiento o el Barroco italiano que el Renacimiento francés o el de los Países Bajos. Por eso, cuando buscas información, te dan una lista de artistas que no tienen nada que ver unos con otros. P.ej.: El Greco es manierista (eso seguro), pero ¿Tintoretto, Veronés, Holbein, Clouet, Berruguete…? Todo depende de cómo se haya desarrollado el Renacimiento en cada país, las influencias medievales, el contacto con Italia, etc.

Veronés, La oración en el huerto, 1570


Otro problema son las fechas, y también por lo mismo. ¿Cuándo terminó el Renacimiento en Italia? ¿Y en España, p.ej.? Convencionalmente se dice que el Manierismo comenzaría en 1520 con la muerte de Rafael (o también, desde 1527, con el Sacco di Roma- lo vimos por aquí) y terminaría en 1600 con las innovaciones de Caravaggio. Cuando los artistas huyeron de Roma ante el saqueo de 1527, llevaron este estilo adonde fueran y por eso se difundió al resto de Europa.


Tintoretto, El lavatorio de los pies, 1594


Desde el punto de vista de los críticos del sg. XVII, que ya podían tener una visión completa del Renacimiento y del Barroco, ese período había dado unas obras exageradas, llenas de deformaciones en la anatomía… y era casi lógico que lo rechazaran y lo consideraran como algo de poco valor.

¿En qué se basaban estas obras?

Que los artistas de ese período se habían cansado de tanta perfección, equilibrio y armonía renacentista y quisieron añadir “valor agregado” o “puntos de interés”, como diríamos ahora. La anatomía de las figuras las vamos a deformar a nuestro gusto. Buscaremos composiciones ingeniosas y complicadas. Te quiero sorprender y que uses tu ingenio. Nada de equilibrio y simetrías. Basta ya de esas cosas. El origen de todo esto está en las figuras poderosas y retorcidas de Miguel Ángel. Las poses no son fáciles; la composición, menos.

Bronzino, Noli me tangere, 1561


Y entonces, aparecen las figuras alargadas, muy elegantes, pero que no resistirían un examen de Anatomía. Hay unas cuantas cervicales demás en este cuadro, ¿no? 

Parmigianino, Madonna del 
cuello largo, 1534

Con El Greco también pasa lo mismo: no hay fidelidad a la regla de las proporciones del cuerpo humano, para nada. Pero tampoco era nuevo: Durero había experimentado ya con nuevas relaciones de las proporciones (lo puedes ver en su “Adán y Eva”, del Museo del Prado).

El Greco, Resurrección, 1605


A esto, hay que agregarle las poses raras. Los cuerpos están en posiciones inverosímiles, que, si fuesen reales, serían candidatos directos a Kinesiología. Es lo que se llama la “linea serpentinata”, es decir, que el eje de la figura o la composición se parece a una serpiente, con todas sus curvas, o una espiral ascendente. En este sentido, se toman revancha contra los renacentistas: la deformación también puede ser artística y bella.

Pontormo, Descendimiento de
Cruz, 1525


Y el artista debe ser ingenioso, nada de cosas simples. En esta época se habían puesto de moda los gabinetes de maravillas. Éstos eran espacios en los que el rey o noble en cuestión guardaban sus colecciones de lo que fuera, desde insectos raros, caracoles de mar, rocas, animales embalsamados, libros, monedas, relojes, y, por supuesto, pinturas. Eran para su goce personal y también para ser mostrados a sus ilustres visitantes y hacer alarde de su riqueza o sabiduría. Fueron el germen de nuestros museos. Estas ansias por lo raro o lo exótico llegaron a la Pintura; un ejemplo perfecto de esto es Arcimboldo, que se ocupaba de entretener y desafiar al entendimiento de los emperadores de Bohemia (lo vimos por aquí).

Arcimboldo, El asado, 1570

Para que veas: este cuadro está en posición original. 

Pero si lo pones al revés…

Arcimboldo, El asado, imagen 
invertida

Otro juego de ingenio: la anamorfosis, que vimos alguna vez por aquí. La más famosa: la de “Los embajadores” de Holbein. El cuadro estaba destinado para ser colgado arriba de una puerta. Al cruzarla, se revelaba el verdadero sentido de la figura deformada: una calavera, que te recuerda que eres un mortal, o sea, una “vanitas” incluida (te lo expliqué por aquí). Por esa época, los retratos solían tener pintada en el reverso una vanitas; lo que hizo Holbein es sólo llevarla al anverso del cuadro.

Holbein, Los embajadores, 1533


Por otro lado, un mismo pintor puede ser un experto en pintura religiosa, pero también en pintura pagana. Si algo caracteriza a este período es el valor que se le daba a la libertad creadora de los artistas en general.

Rosso Fiorentino, Piedad, 1535


Cuando se mete en una misma bolsa a tantos artistas, es muy difícil encontrarle un parecido o una unidad estilística. Quizás el hilo conductor esté por el lado del ingenio en la composición y el afán de romper con la armonía que caracterizaba al Renacimiento. Tienes el ejemplo de Tintoretto, con perspectivas forzadas y puntos de fuga descentrados; a El Greco, con sus figuras alargadas y con sus composiciones complicadas.


Tintoretto, El hallazgo del cuerpo de San
Marcos, 1563


Rosso y Pontormo llenan el espacio del lienzo con figuras, que parecen flotar; Arcimboldo juega al rompecabezas con distintos elementos para lograr un retrato insólito (aunque sea el del Emperador); Bronzino y Parmigianino se rebelan contra el perfeccionismo en la anatomía.

Bronzino, Laura Battiferri, 1555


Y, como verás, era un arte elitista, sólo para unos pocos entendidos. Sofisticado y refinado, a su manera.

Es que sólo éramos unos exagerados.


Fuentes: Honour, H.-Fleming, J. Weltgeschichte der Kunst, Munich, 1983

Laneyrie-Dagen, N. Leer la pintura. Barcelona, Larousse, 2010

Notas personales

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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