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jueves, 15 de diciembre de 2022

Manía por la limpieza

 

Dou, Perro durmiendo, 1650


Cuando le tienes fobia al polvo y a la mugre…

 

Acabo de buscarlo: cuando le tienes manía al polvo y a la mugre eso se llama “amatofobia”. Seguro que conoces a alguien que se lo pasa limpiando y que no puede ver ni una mota de polvo sobre los muebles: un amatófobo.

Y claro, entre tantos artistas, alguno tenía que caer en esta bolsa…

Dou, Autorretrato con pipa
y libro, sg. XVII

Hoy te voy a hablar de Gerrit Dou
(también lo verás como Gerard) (1613-1675), un pintor costumbrista del Siglo de Oro holandés. No he encontrado mucha información sobre él, salvo algún par de menciones por ahí y que repiten todos una y otra vez.

Fue discípulo de Rembrandt (y se nota). Se quedó trabajando en su ciudad, Leiden, y fue el maestro de la llamada “Escuela de Leiden”. Su padre tenía un taller de vidrios y, como era la costumbre, sus hijos comenzaron a trabajar con él. Parece ser que Gerrit tenía una vocación temprana por la pintura y era muy torpe con el vidrio, así que el padre no tuvo más remedio que aceptar que fuera a estudiar a lo de su vecino Rembrandt. Se quedó con el maestro hasta que éste se mudó a Amsterdam. A estas alturas, Gerrit tenía 18 años y su propio taller.




Pintó más de 200 obras, todas costumbristas, en pequeño tamaño. Era muy famoso en Europa, hasta tal punto que la reina Cristina de Suecia, Carlos II de Inglaterra o Cosme de Medici tenían cuadros suyos. Sus cuadros se vendían muy bien: eran bastante caros. Cuando murió sus herederos recibieron una cuantiosa fortuna (nunca se casó).

Dou, Mujer leyendo, 1650

Era muy perfeccionista:
podía pasarse 1 día tratando de pintar con todo detalle el palo de una escoba o 5 días, una mano. Sus cuadros son verdaderas joyitas, pequeños, casi como miniaturas. Él mismo fabricaba sus propios pinceles. Era tan lento que sus modelos se enojaban y lo mandaban al demonio. Por eso dejó de pintar retratos.

Parece ser que era muy maniático con la limpieza y el polvo.  Nos han quedado varios testimonios, así que debe de ser cierto. No quería por nada del mundo que el polvo cayera sobre su paleta. Y… por un lado, tenía razón… pero, ¿cómo haces? ¿Cubrirla? Mientras no la usas, vale, pero si estás trabajando… Además, no influiría demasiado en la calidad de tu obra.



Un pintor genovés, llamado Cappellino, nos cuenta que era muy retraído, nada dado a las juergas y que pretendía que sus discípulos llevasen la misma vida que él. Pero, ¡ay si alguno de ellos movía una silla o caminara sin cuidado! ¡Cualquier movimiento de éstos ocasionaría que el polvo cayera en su paleta! Si algún objeto era movido de su lugar, había que volver a dejarlo exactamente en su puesto, marcado por el polvo acumulado… Si alguien visitaba su casa, después había que desinfectar.

Dou, Mujer sosteniendo 
una lámpara, sg. XVII

No tocaba las monedas sucias;
su ayudante debía limpiarlas (¿habría alcohol en gel?). Si lo acompañabas en alguna salida, había que caminar detrás de él, con una distancia perfectamente calculada para no levantar polvo ni mancharlo con barro (no había calles asfaltadas…).  Cappellino cuenta que una vez, en la calle, pasó por al lado de un muchacho que llevaba una botella de aceite; pensó que al pasar lo había manchado, volvió rápidamente a su casa, se sacó la chaqueta y no se la volvió a poner nunca más. Y cuando su madre se cayó en el barro, no quiso acercarse a ella por mucho tiempo, porque decía que olía mal.






Se cambió de casa porque, según él, los rayos de sol que se reflejaban en su habitación le daban dolor de cabeza. Pero en la nueva casa decía que había muy mal olor, pues cerca había una iglesia en la que habían vaciado recientemente el cementerio.

Dou, Joven picando cebollas,
sg. XVII


Según Cappellino,
de tanta manía con el polvo, terminó sucio porque nunca se barría su habitación o se cambiaban sus sábanas. Y solo y desatendido, porque ni siquiera pidió auxilio en su agonía.

Sandrart, un gran pintor y teórico alemán, lo fue a visitar y vio lo mismo que Cappellino.







¿Qué te parece? Manías o no, sus cuadros son verdaderas joyas…


Esto que te estoy contando está sacado de:

Wittkower R. y M. Nacidos bajo el signo de Saturno. Madrid, Cátedra, 2020

web del Rijsksmuseum

web de The Leiden Collection


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