Reynolds, Mrs. Bowles y su perro, 1775 |
Reynolds y Mrs. Bowles
Una de las cosas más difíciles es pintar un retrato de niños. ¡Es que no se
quedan quietos! ¿Ponerlos a posar? O pintas rápidamente o buscas la manera de
lograr tu objetivo como sea. Al menos los bebés no se mueven tanto… Realmente
es una quimera y, la verdad, ¿a quién se le ocurre? ¿Para qué torturar al pobre
infante con caprichos de adultos?
Morisot, Julie con su niñera, 1880 |
Hoy no tiene mucho sentido: nada mejor que teléfono, clic, listo, y tienes una imagen espontánea, inmediata y que conforman a todos. Varias veces me enfrenté a esta situación: señora abuela que quiere un retrato de su nietecita. “¿Tú no haces retratos de niños, no?” Indirecta bien directa. Pues no.
Velázquez, El infante Felipe Próspero, 1659 |
Ha habido grandes artistas que han sabido lidiar con estos requerimientos. Velázquez fue un genio pintando niños, pero claro, eran parte de la familia real, encorsetados y acostumbrados a la etiqueta de palacio. ¿O no? ¿Felipe Próspero se quedaría quietecito o jugaría con su perro, mientras tanto?
Sorolla, el mejor, sin duda. Capaz de dar 3 ó 4 pinceladas por aquí y por
allá y tener bocetado el ir y venir de estos chicos. Sorolla no hacía posar más
de media hora a nadie, pues el pintor se cansa y el retratado también. Muy
cierto. No puedes tener a alguien en una posición o gesto forzado; por más que
lo intente, los músculos se van tensionando, el gesto ya no es natural y la
vista del artista también se fatiga. Y en cuanto a los niños, es cierto que hay
fotos suyas pintándolos en pose, pero la gran mayoría de las veces los dejaba
jugar y moverse a su antojo… y él se las arreglaba. Y también tenía que lidiar
con las travesuras de ellos: le tiraban arena, lo molestaban… y él se enojaba
mucho, porque lo desconcentraban. Sin embargo, ¡qué maravillosos cuadros nos ha
dejado! Espontáneos, captando la esencia de la infancia…
Sorolla, Saltando a la comba, La Granja, 1907 |
Cassatt, Niños jugando en la playa, 1884 |
Tampoco nos tenemos que olvidar de esos niños tan dulces de Mary Cassatt, en su entorno familiar, o los de Berthe Morisot…
Bouguereau, Las ciruelas, 1896 |
(¿Y Bouguereau?)
El cuadro que te traigo hoy se llama “Mrs. Bowles con su perro”, de Sir
Joshua Reynolds. Hemos hablado muy poco por aquí de este artista.
Kauffmann, Sir Joshua Reynolds, 1767 |
Fue un gran retratista inglés (1723-1792), realista, fundador de la Royal Academy. Consciente de las falencias de la pintura inglesa (no había casi pintores ingleses: se recurría a artistas franceses o italianos), quiso impulsarla desde su puesto de batalla. Pintó casi 3000 cuadros (bueno, tú sabes, tenía ayudantes que le adelantaban bastante el trabajo) y fue el que definió el llamado “retrato inglés”: debía trasmitir elegancia y valores e ideas que elevaran el alma del espectador; había que emular a los grandes artistas del pasado. Quizás hoy sus obras nos parezcan relamidas, sin vida, sin garra, diríamos. ¿Qué opinas tú?
Reynolds, Niña con su perro, s.f. |
Su papá, Mr. Bowles, en 1775 le encargó a Reynolds que hiciera un retrato de su hija. No estaba muy convencido, ya que la niña sólo tenía 4 años, así que invitó a cenar al artista, para ver si congeniaban y si era posible hacerla posar.
A los postres la sentaron a su lado. El artista le contaba cuentos y en un
momento, la hizo mirar hacia otro lado y le escondió el plato. Hizo como que lo
buscaba y lo hizo aparecer sin que ella se diera cuenta de nada. La niña quedó
fascinada con este señor y fue muy contenta al día siguiente, con su perro, al
taller del artista. Reynolds captó su mirada, fijó para siempre esas mejillas
sonrosadas, y nos dejó su imagen, abrazada a su spaniel, a quien casi como que
lo está estrangulando!!! Pobre perro, las cosas que hay que hacer para que te
pinten…
Reynolds, La edad de la inocencia, 1788 |
Mr. Bowles conservó el cuadro toda su vida. En 1850 la familia lo puso a la venta y pasó a la colección privada del marqués de Hertford. Lo heredó su hijo, Sir Wallace, y más tarde su viuda lo donó a Inglaterra, junto con el resto de la colección familiar. Desde entonces, se encuentra en la Colección Wallace.
¡Es que los niños no se quedan quietos!!!!
Fuentes:
Craske, M. Art in Europe 1700-1830. Oxford, Oxford University
Press, 1997
Gombrich, E.H. Historia del arte.
Londres, Phaidon, 2003
Keller, H. Die Kunst des 18.Jahrhunderts.
Berlin, Propyläen V., 1990
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