Bitti, Coronación de la Virgen, sg. XVII (Iglesia de Sn. Pedro, Lima) |
El Barroco en América
América, el Nuevo Mundo. Colón había confirmado la existencia de un nuevo
continente en 1492. ¿Cuántos locos y aventureros se largaron a cruzar el
océano, en naves endebles, para explorar las nuevas tierras y conquistarlas?
¿Entre ellos había artistas? Parece que el primer pintor que llegó a América
vino con Hernán Cortés y que le hizo un retrato rezando. Eso dicen.
Ibarra, Virgen del Apocalipsis, sg.XVII |
Por supuesto, en estas nuevas tierras ya había grandes artistas. Los conquistadores se encontraron con grandes civilizaciones, con su propia manera de hacer arte. Mucho fue destruido, no sólo por las guerras, sino también por desconocimiento, por considerarlo contrario a la religión católica o por hacer desaparecer escenas aberrantes, como las de los sacrificios humanos de los aztecas. Sin embargo, mucho más fue respetado y conservado.
Hubo que construir iglesias y dotarlas de imágenes. Los artistas locales
tenían mucho oficio y ellos fueron los que reinterpretaron, con la dirección de
los religiosos y con su propio arte, la imaginería colonial. Por eso, si
decimos que hubo Renacimiento en América, sólo por una cuestión de fechas y
porque era lo que pasaba en España en cuanto al arte… mejor tomarlo con pinzas.
En todo caso, sería un “Renacimiento” americano, con sus propias reglas y
espíritu: el sincretismo de lo europeo y lo americano y, por supuesto, con sus
variantes regionales, vamos, que América es demasiado grande…
de Santiago, Virgen alada del Apocalipsis, sg. XVII |
Pero las cosas cambian a partir del siglo XVII. En España florece el Barroco. En América se necesitan más que nunca pinturas, esculturas, ebanistas… Las naves van y vienen con todo lo que se te ocurra. Y, por supuesto, con muchos cuadros y grabados, importados desde la Península. Sevilla era el centro cultural y comercial con el Nuevo Continente. Las Inmaculadas de Murillo eran muy solicitadas, casi todas copias, aunque también llegaron algunas originales. Zurbarán, que no terminaba de afianzarse como pintor ni en Sevilla ni en Madrid (y eso que Velázquez lo quiso ayudar), intentó conseguir nuevos clientes en América. Sus obras eran muy requeridas e influyó muchísimo en los artistas locales. Y no fueron los únicos…, pues también muchos artistas europeos, que no podían con la tremenda competencia en sus lugares de origen, se fueron a “hacer la América”.
Cabrera, Virgen del Apocalipsis, sg. XVII |
Hnos. Rodríguez Juárez, Virgen de Guadalupe, 1721 |
En Europa el Barroco fue el arte de nobles y reyes; en América fue arte popular. Las características generales coinciden con el europeo, especialmente, por la profusión de elementos decorativos. Convive el claroscuro con los colores diáfanos. Y a esto hay que agregarle la mano de obra indígena, que difiere según la región: no son lo mismo los mulatos del Brasil que los aymaras del virreinato del Perú o los zapotecas mexicanos, y esto hace que cada lugar tenga características propias y se aleje del estilo importado desde España.
Echave de Orio, Adoración de los Magos, g. XVII |
Como grandes centros hay que mencionar el virreinato de Nueva España (México) y el del Perú, grandes unidades económicas por sí solas y que concentraban toda la actividad artística. A México llegaron gran cantidad de artistas españoles, como la familia Echave, Sebastián Arteaga (que había sido discípulo de Zurbarán) o Alonso Vázquez. Aunque no nos quedan en su gran mayoría los nombres de los pintores, muchos fueron muy famosos y reconocidos, tales como Cristóbal de Villalpando, que trabajó para la catedral de México y la de Puebla, o José de Ibarra, quien fundó la Real Academia de San Carlos. Podemos citar también a Miguel Cabrera o a los hermanos Rodríguez Juárez.
Cabrera, Sor Juana, 1750 |
Todos ellos, con sus particularidades propias: hay ejemplos del tenebrismo de Zurbarán; otros recuerdan la luminosidad y el colorido de la pintura veneciana. Las Madonnas están inspiradas en las de Murillo y adaptadas a la religiosidad americana. En otros casos, está presente la influencia de Ribera o de Rubens.
Medoro, Inmaculada, sg. XVII Iglesia de Sn Agustín, Lima |
En el Virreinato del Perú se desarrollaron 2 escuelas: la cuzqueña y la quiteña. También llegaron artistas extranjeros que trabajaron en esta zona. Podemos citar a estos italianos: el fraile jesuita Bernardo Bitti, a Angelino Medoro y Pérez de Alessio, quien había sido discípulo de Miguel Ángel. Ellos traen a América el alargamiento de las figuras, el escorzo y el colorido del manierismo italiano y son los que mantendrán las primeras academias de arte.
Pero,
si comparamos con México, el aporte indígena se manifiesta de manera diferente.
Pérez de Holguín, por ejemplo, muestra sucesos contemporáneos y temas no
religiosos. Muchos cuadros tienen la atmósfera del Gótico o, mejor dicho, del
Renacimiento español. Los ángeles arcabuceros son ejemplos propios de la
pintura barroca peruana. Las figuras son planas, sin modelado, y con vestimenta
local.
Santa Cruz, Nacimiento de San Francisco, 1670 |
El virreinato de Nueva Granada (Venezuela y Colombia actuales) y el del Río
de la Plata dependieron en su mayor parte del arte que irradiaban los otros 2
grandes centros culturales.
Pérez de Holguín, Entrada del Arzobispo Morcillo a Charcas, 1718 |
Brasil es una historia aparte, pues dependió de Portugal y también, por un
período corto de tiempo, perteneció a Holanda, con lo cual la síntesis fue aún
más compleja. No sólo hay que considerar la mano de obra de origen africano,
sino también las diversas misiones religiosas y el refinamiento de la corte
imperial, que miraba hacia Italia.
Fray Ricardo do Pilar, Aparición de Nuestra Señora a San Bernardo, 1680 |
Pérez de Alessio, La pérdida de Jesús, sg. XVII |
Fuentes: Ades, D. Art in Latin America. London, Yale University Press, 1989
Castedo, L. A history of Latin American art and architecture. New York, F.A.
Praeger, 1969
Lucie-Smith, E. Die Kunst Lateinamerikas. München, Lichtenberg V., 1997
Sullivan, Edward. Latin American Art. London, Phaidon Press, 2000
Magnífica síntesis. Es muy interesante contrastar la pintura mexicana, que tiene mucho más influencia europea, y la que se hace en el Cusco, de impronta indígena
ResponderEliminarSí, por supuesto! Muchas gracias por tu comentario.
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