Fragonard, La gallina ciega
Jean-Honoré Fragonard es, sin duda, uno de los artistas más destacados del
Rococó francés. Quedó en el olvido, ya sabes, ¡las modas! No nos caen bien
estos personajes rozagantes, de colores pasteles como cajas de macarrons
o que recuerdan a las figuras de porcelana de la abuela…
Sus cuadros nos llevan a una vida sin preocupaciones, en los que los
personajes se divierten con juegos pícaros, nada inocentes, y que aparentan no
tener otra cosa que hacer. ¿Será eso lo que hizo que Fragonard fuese metido en
un cajón para no volverlo a mencionar? ¿Porque sabemos que la vida no es así?
Sus clientes pedían estas escenas. De hecho, el artista dejó la pintura
histórica porque la costumbrista le daba más ganancias. ¿Por qué tenía tanta
demanda? Los nobles que le compraban sus cuadros vivían en un mundo que habían
construido para sí mismos, en el que las miserias y la tristeza no tenían
cabida. Sin embargo, una amenaza se cernía sobre ellos, sin ser demasiado
conscientes. Se está cayendo el mundo, tu mundo, y ni te enteras. Vivían
alejados de lo que pasaba en la realidad, en la realidad concreta de todos los
días, y más allá de los parques y salones con espejos.
Por supuesto, Fragonard también sufrió las consecuencias de la Revolución
Francesa y tuvo que huir. Nos dejó estos cuadros alegres, risueños, quizás para
decirnos que disfrutemos de esos momentos fugaces…
En la presentación de este mes Fragonard nos lleva al juego de la gallina
ciega. ¿Lo conoces?
Nos vemos por allí.
Fuentes: Honour, H.-Fleming, J. Weltgeschichte der Kunst, Munich, 1983
Macfall, H. Fragonard. Orlando, s.e., 2022
No hay comentarios :
Publicar un comentario