Fantin-Latour, Flores de verano y frutas
¿Cómo puede ser que un pintor de semejante calidad sea tan poco conocido?
¿Por qué será?
¿Quedó opacado ante la revolución impresionista? ¿Los cuadros de flores son
un género menor y por eso no se destaca? ¿O será que su carácter tímido y
retraído ocultó su presencia ante la posteridad? ¿Será que tuvo una vida sin
escándalos, normal y corriente?
Vaya a saber. Es cierto que su obra no tenía nada que hacer frente a esos
impetuosos e irreverentes artistas que llegaron para cambiarlo todo. No era un
académico a lo Bouguereau o a lo Gérôme, pero tampoco tenía mucho que ver con
la vanguardia.
Entre medio de estas 2 vertientes, Fantin-Latour fue fiel a sí mismo y
siguió su propio camino. Si hay que adjudicarle una etiqueta, sería parte del
Realismo. Pero, ¿hasta qué punto lo es?
Sin embargo, también era un excelente retratista. ¿Cómo puede ser?
Es que fue fiel a la tradición, no sólo a la francesa, con los bodegones de
Chardin a la cabeza, sino también a la del Barroco holandés.
Y así pintó flores y más flores, casi 500, que vendía a sus clientes
ingleses. Hasta se podría decir que son variaciones de un mismo cuadro.
Te lo muestro más en detalle en la presentación de este mes.
¿Lo vemos juntos?
Fuentes: “Luna, J.J. Fantin-Latour: el genio redescubierto”.
En: Descubrir el Arte, Madrid, Unidad Editorial, 2010,
nº 127
Lévêque, J.-J., Henri Fantin-Latour.
Courbevoie, ACR édition, 1996
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