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jueves, 1 de julio de 2021

Pintarse el pelo

 

Serebryakova, Autorretrato en el tocador,
1909

Ay, las canas… O las llevas sin importarte nada o las cubres. Vaya decisión. ¿Presión social? ¿Ganas de verse mejor? ¿Retrasar de alguna manera la vejez? Oí una vez decir a alguien que si uno empieza a teñirse, después no se puede volver atrás, pues la gente se acostumbró a verte así. Si trabajas en medios, probablemente te obliguen a hacerlo porque en cámara sales mal… “Es que sales muy ojeroso.” “Luces muy cansada…”.







Por suerte, hoy en día a la gente le da igual y no se ve mal que alguien decida lucir sus canas o se niegue a teñirse el pelo.

¿A qué viene esto? Si éste es un blog de Pintura… Sí, claro, pero teñirse es ¡pintar el pelo con colores! Ya sea de un tono de lo más tradicional o cercano al tuyo, ya sea que elijas un color estridente, llamativo o inusual, siempre estás jugando con colores. Sólo que este “material de pintura” tiene exigencias propias: el soporte es el cabello, material orgánico muy especial, que crece, se encrespa, se cae…

Hogarth, Matrimonio a la moda: La Leveé de la señora, 1744


Como ocurre con todos los colores, los tintes son elementos químicos muy potentes. Trabajan sobre la estructura del cabello, para mejorar su durabilidad. Dependiendo de si rompen la cutícula (la parte superficial de cada pelo) o no, durarán más o menos. Los tintes tipo champú quedan en la superficie y por eso se van con los sucesivos lavados. Es como con la pintura: imprimamos el soporte para que los colores agarren mejor o le agregamos un disolvente.

Madrazo y Gareta, La toilette, 1890

La paleta es bastante limitada:
está determinada por los colores propios del cabello humano. Pero hoy en día puedes ver verdes, turquesas, rosados, fucsias… lo que quieras. Cuando cambias tu color natural por uno que no tiene nada que ver contigo (como p.ej., cambiar del moreno al rubio) hay que pasar por un proceso de decoloración, que elimina la melanina presente en el núcleo del cabello, o sea, blanquearlo, como si fuera un lienzo. Curiosamente, si quieres pintarte el pelo a gris, como si fueras canoso, también tienes que decolorarlo. Las canas no son pelos blancos, sino transparentes, sin melanina.






Si alguna vez viste el envase de un tinte verás que están clasificados con números muy raros. P.ej.: el castaño es 5.00;  6.10 es rubio oscuro cenizo, pero 6.17 es rubio oscuro cenizo mate. Hay que ser un especialista para descifrar estos códigos.

Godoy y Castro, La toilette, sg. XIX


¿Cómo se entiende todo esto?

Se trata de una convención, de una escala internacional, que va del 1 (más oscuro> negro) al 10 (más claro). Algunas marcas comienzan directamente por el 4, pues del 1 al 3 (negro, castaño muy oscuro, castaño oscuro) no hay casi diferencias. Los castaños son entonces el 4 y el 5; los rubios van del 6 al 10, siendo el último el rubio platino, casi blanco.



El primer número corresponde al tono base, es decir, castaño, rubio, etc. Los dos siguientes indican los matices y el último, los reflejos según la incidencia de la luz. Para éstos, para los números que siguen detrás del punto, hay 9 categorías más: éstas van desde el ceniza, pasando por los perlados, dorados, cobrizos, rojos, violetas.

P.ej.: como decíamos antes: 6 para la categoría rubio, 1 para cenizo y el 7 para reflejos mate. “Cenizo”/”ceniza” se le dice a colores agrisados, no vibrantes.

Morisot, El baño, 1885

Si después del punto 
vemos el mismo número repetido, quiere decir que es un color más intenso (p.ej.: 5.00). Si es diferente, significa que tiene 2 tipos de reflejos.









Renoir, La toilette, 1907

¡Pura ciencia (o pura química, como en pintura)!
No es nada fácil; por eso, cuando se estudia peluquería profesionalmente, existe la asignatura “Colorimetría”  (que no es lo mismo que vimos aquí) o “Coloración”.

Todos estos códigos revelan el esfuerzo de las empresas cosméticas para lograr tintes lo más natural posible, evitar esa apariencia de pelo-peluca, con coloración uniforme.






Toulouse-Lautrec, La toilette,
1900

Perdón, espérate un poco…
¿Y los pelirrojos? En este caso verás que estos tintes comienzan con  6 ó 7, es decir, rubios. La tonalidad roja o cobriza se da por los números siguientes: rojo intenso= 6.6> 6 de rubio oscuro + 6 reflejos rojos. Un experto en coloración capilar tiene que ser capaz de armar estas mezclas, igual que los pintores.

¿Te acuerdas de la teoría de las 4 estaciones que vimos por aquí? Lo mismo se puede aplicar para elegir el color del pelo. No a todo el mundo le va cualquier color en el cabello. P.ej.: una persona con tez con matices dorados, de la gama cálida (lo que llamamos tipo “Otoño”), cometería un gran error al teñirse de rubio. Lo mismo para las personas con piel de gama fría (“Invierno”). Y viceversa: una persona “Primavera” o “Verano” no deberían teñirse el pelo en color negro o castaño.



    Mengs, Carlos III, 1761

Los tintes que se usan hoy en día
fueron desarrollados por Eugène Schüller, el fundador de L’Oreal, en 1907, pero no tuvo mucho éxito. Hubo que esperar al auge del cine y a las estrellas de Hollywood para que se popularizara su uso. Sin embargo, esto de pintarse el pelo es tan viejo como la Humanidad. Los egipcios teñían sus cabelleras con tintes naturales, como la henna o el índigo. Los romanos buscaban los tonos más oscuros; los celtas, el rubio. Pero bastó que el Imperio se expandiera hacia el norte, para que las romanas quisieran el pelo más claro. Sólo era cuestión de someterlo a un tratamiento con cal viva. En el Renacimiento se tapaban las canas con sales de plomo, nitrato de plata o cobre. O henna, para el pelirrojo que se había puesto de moda. Una buena solución era recurrir a las pelucas, naturalmente. En el Rococó podías encontrar algunas de ellas en rosa o celeste, a base de talcos o harina, muy a tono con los colores pasteles de la ropa.  Y ya, a partir de la mitad del sg. XIX, se fueron desarrollando de a poco los tintes químicos. Con la invención del agua oxigenada cualquiera podía ser rubio…


Casi la totalidad de los seres humanos tenemos el cabello oscuro; los rubios (naturales, por cierto), un 10%, y los pelirrojos, un 2%.

Warhol, Marilyn, 1967 (serigrafía)

El hecho de que haya tan pocos rubios de nacimiento
, por su rareza, hizo que este color de pelo tenga simbologías muy especiales. ¡Los dioses, las hadas, los ángeles tienen pelo rubio! Con las rubias de Hollywood de los años 50 hubo cambios en su significación: la rubia tonta, la sexy, la inteligente, la perversa… ¿Cuántos tintes rubios se venderán? ¡En esta industria se mueven millones y millones de dólares!








Gracias a mi amiga Paola Romano, que me inspiró este artículo!

Y gracias a Cris y Marta, expertas en Colorimetría, por su ayuda.


 Fuentes:

Heller, E. Wie Farben auf Gefühl und Verstand wirkenMünchen, Droemer V., 2000

Junkerjürgen, R. Haarfarben. Eine Kulturgeschichtein Europa seit der Antike. Köln, Böhlau, 2009

 Welsch, N.-Liebmann, C.Chr. Farben. München, Elsevier V., 2004



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