Serebryakova, Autorretrato en el tocador, 1909 |
Ay, las canas… O las llevas sin
importarte nada o las cubres. Vaya decisión. ¿Presión social? ¿Ganas de verse
mejor? ¿Retrasar de alguna manera la vejez? Oí una vez decir a alguien que si
uno empieza a teñirse, después no se puede volver atrás, pues la gente se
acostumbró a verte así. Si trabajas en medios, probablemente te obliguen a
hacerlo porque en cámara sales mal… “Es que sales muy ojeroso.” “Luces muy
cansada…”.
Por suerte, hoy en día a
la gente le da igual y no se ve mal que alguien decida lucir sus canas o se
niegue a teñirse el pelo.
¿A qué viene esto? Si éste es un
blog de Pintura… Sí, claro, pero teñirse es ¡pintar el pelo con colores! Ya sea
de un tono de lo más tradicional o cercano al tuyo, ya sea que elijas un color
estridente, llamativo o inusual, siempre estás jugando con colores. Sólo que
este “material de pintura” tiene exigencias propias: el soporte es el cabello,
material orgánico muy especial, que crece, se encrespa, se cae…
Hogarth, Matrimonio a la moda: La Leveé de la señora, 1744 |
Como ocurre con todos los
colores, los tintes son elementos químicos muy potentes. Trabajan sobre la
estructura del cabello, para mejorar su durabilidad. Dependiendo de si rompen
la cutícula (la parte superficial de cada pelo) o no, durarán más o menos. Los
tintes tipo champú quedan en la superficie y por eso se van con los sucesivos
lavados. Es como con la pintura: imprimamos el soporte para que los colores
agarren mejor o le agregamos un disolvente.
Madrazo y Gareta, La toilette, 1890 |
La paleta es bastante limitada: está determinada por los colores propios del cabello humano. Pero hoy en día puedes ver verdes, turquesas, rosados, fucsias… lo que quieras. Cuando cambias tu color natural por uno que no tiene nada que ver contigo (como p.ej., cambiar del moreno al rubio) hay que pasar por un proceso de decoloración, que elimina la melanina presente en el núcleo del cabello, o sea, blanquearlo, como si fuera un lienzo. Curiosamente, si quieres pintarte el pelo a gris, como si fueras canoso, también tienes que decolorarlo. Las canas no son pelos blancos, sino transparentes, sin melanina.
Si alguna vez viste el envase de
un tinte verás que están clasificados con números muy raros. P.ej.: el castaño
es 5.00; 6.10 es rubio oscuro cenizo,
pero 6.17 es rubio oscuro cenizo mate. Hay que ser un especialista para descifrar
estos códigos.
Godoy y Castro, La toilette, sg. XIX |
¿Cómo se entiende todo esto?
Se trata de una convención, de
una escala internacional, que va del 1 (más oscuro> negro) al 10 (más
claro). Algunas marcas comienzan directamente por el 4, pues del 1 al 3 (negro,
castaño muy oscuro, castaño oscuro) no hay casi diferencias. Los castaños son
entonces el 4 y el 5; los rubios van del 6 al 10, siendo el último el rubio
platino, casi blanco.
El primer número corresponde al
tono base, es decir, castaño, rubio, etc. Los dos siguientes indican los
matices y el último, los reflejos según la incidencia de la luz. Para éstos,
para los números que siguen detrás del punto, hay 9 categorías más: éstas
van desde el ceniza, pasando por los perlados, dorados, cobrizos, rojos,
violetas.
P.ej.: como decíamos antes: 6
para la categoría rubio, 1 para cenizo y el 7 para reflejos mate. “Cenizo”/”ceniza”
se le dice a colores agrisados, no vibrantes.
Morisot, El baño, 1885 |
Si después del punto vemos el mismo número repetido, quiere decir que es un color más intenso (p.ej.: 5.00). Si es diferente, significa que tiene 2 tipos de reflejos.
Renoir, La toilette, 1907 |
¡Pura ciencia (o pura química, como en pintura)! No es nada fácil; por eso, cuando se estudia peluquería profesionalmente, existe la asignatura “Colorimetría” (que no es lo mismo que vimos aquí) o “Coloración”.
Todos estos códigos revelan el esfuerzo de las empresas cosméticas para lograr tintes lo más
natural posible, evitar esa apariencia de pelo-peluca, con coloración
uniforme.
Toulouse-Lautrec, La toilette, 1900 |
Perdón, espérate un poco… ¿Y los pelirrojos? En este caso verás que estos tintes comienzan con 6 ó 7, es decir, rubios. La tonalidad roja o cobriza se da por los números siguientes: rojo intenso= 6.6> 6 de rubio oscuro + 6 reflejos rojos. Un experto en coloración capilar tiene que ser capaz de armar estas mezclas, igual que los pintores.
¿Te acuerdas de la teoría de las
4 estaciones que vimos por aquí? Lo mismo se puede aplicar para elegir el color
del pelo. No a todo el mundo le va cualquier color en el cabello. P.ej.: una
persona con tez con matices dorados, de la gama cálida (lo que llamamos tipo
“Otoño”), cometería un gran error al teñirse de rubio. Lo mismo para las
personas con piel de gama fría (“Invierno”). Y viceversa: una persona
“Primavera” o “Verano” no deberían teñirse el pelo en color negro o castaño.
Mengs, Carlos III, 1761 |
Los tintes que se usan hoy en día fueron desarrollados por Eugène Schüller, el fundador de L’Oreal, en 1907, pero no tuvo mucho éxito. Hubo que esperar al auge del cine y a las estrellas de Hollywood para que se popularizara su uso. Sin embargo, esto de pintarse el pelo es tan viejo como la Humanidad. Los egipcios teñían sus cabelleras con tintes naturales, como la henna o el índigo. Los romanos buscaban los tonos más oscuros; los celtas, el rubio. Pero bastó que el Imperio se expandiera hacia el norte, para que las romanas quisieran el pelo más claro. Sólo era cuestión de someterlo a un tratamiento con cal viva. En el Renacimiento se tapaban las canas con sales de plomo, nitrato de plata o cobre. O henna, para el pelirrojo que se había puesto de moda. Una buena solución era recurrir a las pelucas, naturalmente. En el Rococó podías encontrar algunas de ellas en rosa o celeste, a base de talcos o harina, muy a tono con los colores pasteles de la ropa. Y ya, a partir de la mitad del sg. XIX, se fueron desarrollando de a poco los tintes químicos. Con la invención del agua oxigenada cualquiera podía ser rubio…
Casi la totalidad de los seres
humanos tenemos el cabello oscuro; los rubios (naturales, por cierto), un 10%,
y los pelirrojos, un 2%.
Warhol, Marilyn, 1967 (serigrafía) |
El hecho de que haya tan pocos rubios de nacimiento, por su rareza, hizo que este color de pelo tenga simbologías muy especiales. ¡Los dioses, las hadas, los ángeles tienen pelo rubio! Con las rubias de Hollywood de los años 50 hubo cambios en su significación: la rubia tonta, la sexy, la inteligente, la perversa… ¿Cuántos tintes rubios se venderán? ¡En esta industria se mueven millones y millones de dólares!
Gracias a mi amiga Paola Romano, que me inspiró este artículo!
Y gracias a Cris y Marta, expertas en Colorimetría, por su ayuda.
Fuentes:
Heller, E. Wie Farben auf Gefühl und Verstand wirken. München, Droemer V., 2000
Junkerjürgen, R. Haarfarben. Eine Kulturgeschichtein Europa seit der Antike. Köln, Böhlau, 2009
Welsch, N.-Liebmann, C.Chr. Farben.
München, Elsevier V., 2004
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