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jueves, 17 de septiembre de 2020

Uniformes no tan uniformes


Rockwell, Antes del tiro, 1958

O los sufriste en el colegio o quizás te tocó sacar la chequera para comprárselos a tus hijos… La eterna discusión de si son convenientes o no. No voy a entrar en eso, no. Hoy te quiero hablar de los colores de los uniformes y su porqué.

Bueno, es cierto que los uniformes escolares suelen tener un color distintivo que identifica a la institución. En otros casos, se opta por el delantal blanco, que proteje la ropa de manchas inevitables, pero que implica la lucha constante de las mamás para que siempre esté inmaculado. (Como cuando en la escuela cerré una lata de pintura negra y oh! salpicaduras por doquier, pobre mi madre…)

Rousseau el Aduanero, Jugadores de fútbol,
1908
La idea de usar uniforme, como indica su nombre, es lograr unidad en la apariencia de un grupo determinado y a la vez, diferenciarse del resto. El objetivo puede ser muy variado: por practicidad (o para evitar la competencia con los modelitos), como en el caso de los colegios; por marketing o identificación corporativa, como en las empresas; como medio de defensa, como en el ejército;  por higiene, como es en el caso de los sanitarios o en la manipulación de alimentos, etc. etc. (Y ni qué decir de las camisetas de los equipos deportivos!)







Su uso es muy antiguo: los funcionarios egipcios, los soldados romanos... Piensa, p.ej., en los diferentes colores de los hábitos de las órdenes religiosas. Es el signo de haberlo abandonado todo, del voto de pobreza. Teñir una tela era carísimo y propio de las clases altas. Los monjes usaban telas sin teñir, como los campesinos; la diferencia en el color dependía de qué hilo se usara. Los hábitos blancos, en realidad, eran grisáceos. No existen las telas crudas en blanco: para lograrlo hay que blanquearlas (perdón por la redundancia). ¡El mundo no era tan colorido como nos lo representamos actualmente!

Zurbarán, San Hugo en el refectorio, 1645


En el ámbito militar los colores llegaron a mediados del sg. XVII, cuando se dejaron de usar las armaduras. El soldado hasta entonces luchaba con su propia vestimenta o con la que le proveía el general a cargo, con el color que a éste se le antojaba o podía pagar (y si recibía descuento por la cantidad…, que esto no es de ahora). En Francia, hacia 1626, se organizó el ejército y se adjudicaron colores a cada sección. Pronto esto fue copiado por otras naciones y, en general, la elección del color dependía de los de su bandera o casa real. Así, los ingleses y los suizos se vistieron de rojo; los suecos, de azul y amarillo; los franceses, de gris; los alemanes, de negro; los italianos, en azul; los rusos, en verde… En el campo de batalla, en medio del humo de cañones y rifles, distinguir al enemigo era crucial.

Wollen, Coldstream Guard, sin fecha


Un caso especial fueron los prusianos: el príncipe Friedrich Wilhelm, en plena guerra del índigo (lo vimos aquí), para apoyar a los campesinos que cultivaban el añil, decidió hacer teñir todos los uniformes con ese tinte: de ahí que hoy conozcamos a este color como “azul de Prusia”.

Hünten, Batalla de Mars-La-Tour, 16 de agosto, 1870


Dalí, Vemus y marinero, 1926
Los marineros también se vestían de azul, pero luego de tantos lavados con agua de mar, el uniforme se iba destiñendo. Subían al barco con uniforme azul, pero al regresar… ya no lo era tanto. Por eso los marinos visten hoy de blanco. (Lo mismo les ocurría a los soldados en el campo de batalla: los uniformes se iban decolorando por efecto del sol hasta llegar a unos tonos pálidos, que apenas recordaban el color original.)










A mitad del sg. XIX los ingleses adoptaron el color caqui para el combate, que se usaba en la India (o verde militar; ¡el color caqui no tiene nada que ver con la fruta! Cosas de la etimología.). Hacia comienzos del sg. XX, con otras maneras de hacer la guerra, los uniformes tan coloridos comenzaron a ser peligrosos: hubo que inventar las telas estampadas como camuflaje. Los tienes de todo tipo: para bosques, para nieve, para montaña, para el desierto…También se idearon distintos tipos de uniformes según la actividad o rango: el de fajina, el de gala, el de servicio, etc. La 1ra Guerra Mundial acabó con los colores en el frente de batalla.

Sargent, Una calle en Arras, 1918, acuarela

¿Y los pilotos de aviones? Optaron por el azul. Por esa época ya había tintes baratos y persistentes. El azul es elegante, proyecta confianza y seriedad, además de ser práctico. Lo verás en varios uniformes: en la policía, choferes, carteros… El azul es el color apropiado para los trajes de empresarios y ejecutivos.

Rockwell, Amplio, ca. 1958


Sin embargo, los jueces usan negro: la elección se debe no sólo a la intención de mostrar seriedad, sino también imparcialidad. El origen de este uso es bien curioso: se dice que cuando la reina María II de Inglaterra murió, los jueces manifestaron su pesar llevando luto. Pero se dieron cuenta de que con ese color mostraban sobriedad y autoridad y lo adoptaron para siempre. Ese uso luego se extendió a otros países.

Ensor, Los buenos jueces, 1891


El negro también lo usan los camareros o los peluqueros: ¡no se notan las manchas! Pero en lugares donde la higiene es lo primordial, como en médicos, enfermeras o carniceros, pescadores, panaderos, etc., el color debe ser blanco. No es sólo una cuestión de imagen o de pertenencia a un gremio. Las telas blancas son más fáciles de esterilizar: se pueden lavar a altas temperaturas y desinfectar sin problemas.

Sorolla, Una investigación, 1897


Los presos llevan uniformes de colores vibrantes, para poder ser identificados de lejos, en caso de fuga.

Ya ves, los colores están por todas partes. Nos unen y nos diferencian.


Fuentes: Welsch, N.-Liebmann, C.Chr. Farben. München, Elsevier V., 2004;
Heller, E. Wie Farben auf Gefühl und Verstand wirken. München, Droemer V., 2000;
notas personales

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