(Imagen: C. del Rosso) |
No me vas a creer cuando te cuente lo que me pasó.
Llevé a enmarcar este cuadrito y, cuando lo fui a retirar, la chica que me
atendió quiso ponerle detrás el ganchito para colgarlo. Cuando terminó, me
dijo, muy seria: -“¿Le parece bien así?”. -“¡Pero si está al revés!” Y me
contestó: -“¿Está segura?”. No sabía si lo decía en serio o me estaba tomando
el pelo.(1)
Vaya, pajaritos cabeza abajo. Y, casualidades de
la vida, unos días después, en una antigua libreta de apuntes, encontré un recorte
de periódico con datos de cuadros famosos que fueron colgados al revés…
Es cierto que hay cuadros en los que no se sabe muy
bien cómo van y crean confusiones hasta al más experto curador. Lo lógico y
esperable es que el autor nos haya indicado de alguna manera cómo debe ser
expuesto, aunque no siempre ha sido así. Si lo ha firmado por delante, ya
tenemos una pista. Yo creo que, aunque el cuadro sea abstracto, si está bien
compuesto hay un arriba y un abajo. Son muy pocos los casos en los que la obra
puede ser colgada tanto al derecho como al revés. A ver si me explico un poco
mejor.
Rothko, Sin título, 1961 |
Tomemos, por ejemplo, a Rothko, el pintor de
rectángulos (puedes leer un artículo anterior sobre él aquí): ¿podríamos
ponerlos del revés? Después de todo, son sólo rectángulos, ¿no? Pero no. En
éste, no da igual la posición de las formas. El peso del color azul tira hacia
abajo. Si invertimos el cuadro, esta idea se pierde y cambia totalmente su
simbolismo.
Rothko, Rojo sobre marrón, 1959 |
En cambio, con éste la cosa no está tan clara: Rothko
lo donó junto con otros cuadros a la Tate Gallery poco antes de suicidarse y,
desde entonces, ha estado colgado con las rayas en vertical, así como lo ves, y a veces, en
horizontal. Nadie se pone de acuerdo en cómo debe ir. Rothko era muy
quisquilloso con estas cosas y solía dar indicaciones al respecto: parece ser
que dijo que las rayas debían ser horizontales; la firma en el reverso parece
que confirma esta posición. Ya van casi 50 años de discusiones sin llegar a
ninguna conclusión.
Y así podríamos seguir con varios artistas más… El
caso de Pollock, con su “Número 27”: se entiende que alguien pueda confundirse,
¿no?
Pollock, Número 27, 1950 |
Pero no te creas que estas confusiones aparecen
sólo con la pintura abstracta, qué va. (Como con mis pajaritos…) Hay casos muy
famosos.
Por ejemplo, las “Amapolas orientales” de Georgia
O’Keeffe estuvo colgado en formato vertical durante 30 años en el Weisman Art
Museum de la Univ. de Minnesota.
O'Keeffe, Amapolas orientales, 1928 |
Y otro cuadro de ella, “El árbol de Lawrence”,
también corrió la misma suerte: fue colgado de manera errónea 2 veces. De
hecho, en algunos catálogos aparece al revés. Bastante asombroso: ¿a quién se
le ocurre poner cabeza abajo a un árbol? A la autora, no.
O'Keeffe, El árbol de Lawrence, 1929 |
Otro caso es el de “Hierba alta con mariposas” de
van Gogh. La National Gallery lo colgó al revés en 1965; un estudiante que iba
de visita en un grupo se percató del error. Si no fuera por el sendero que se
ve bien arriba, podríamos disculpar el desliz, pero no.
van Gogh, Hierba alta con mariposas, 1890 |
Matisse, El barco, 1953 |
El caso más sonado fue el del MoMA, en una expo de
1961 sobre las últimas obras de Matisse. (¿Te acuerdas de los recortes de papel? Lo vimos aquí.) Su obra “El Barco” estuvo colgada al revés durante un
mes y medio, hasta que una visitante, admiradora del artista, se dio cuenta de
que algo no funcionaba. Compró el catálogo y vio que, efectivamente, estaba
cabeza abajo. No le prestaron atención, así que escribió una nota en el New
York Times, haciendo público el hecho. Entonces sí el museo corrigió su error:
“Fue sólo un descuido”. Realmente, es fácil confundirse: Matisse llevó el
motivo al máximo de su simplificación, logró captar su esencia. Pero lo que a
la visitante no le cuadraba era que lo que estaba en la parte inferior tenía
más detalle, o sea, no podía ser un reflejo. Y tenía razón.
Amorós, Felipe V, 1719 |
Hay casos más curiosos, como dar vuelta un cuadro
con toda intención. Un cuadro de Felipe V, en el Museo de Bellas Artes de
Játiva, Valencia, está colgado al revés por pura venganza. Este rey, en la
Guerra de Sucesión, mandó quemar 3 veces la ciudad, arrasar sus campos y
cambiarle el nombre, por la tremenda resistencia de sus habitantes al asedio
(1707). Parece ser que fue el director del museo (en ese entonces estaba en el
Museo del Almodí) el que decidió en 1957 dejarlo así, hasta tanto la Casa Real
pida perdón 3 veces a la ciudad por estos hechos.
A veces, los pintores trabajamos con el cuadro
cabeza abajo: esto nos da la posibilidad de descubrir errores o incongruencias…
¡pero luego los colgamos como corresponde! Sin embargo, hay un artista que se
ha hecho muy famoso pintándolos enteramente en esta posición y colgándolos ídem:
Georg Baselitz. Se lo puede tildar de excéntrico y con muchas ganas de llamar
la atención, pero la idea que subyace en su obra es la misma por
la cual solemos dar vuelta el cuadro mientras lo pintamos. Si le cambiamos a
una imagen la lógica de su percepción, como el árbol de O’Keeffe, dejas de ver
un árbol y comienzas a ver formas, direcciones, color. O sea, que el cuadro se
va convirtiendo en tu mente en algo abstracto, en un cuadro abstracto.
Baselitz, Adiós, 1982 |
Mira hasta dónde nos han llevado estos pajaritos bordados y mi
recorte de periódico…
(1) Lo bordé en una larga convalecencia. Como no podía pintar (no llegué al extremo de Frida, con el caballete en la cama), me puse a "pintar con hilos". ¡Tengo unos cuantos como éstos!
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