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miércoles, 1 de agosto de 2018

Las pantuflas

van Hoogstraten, Vista de un interior
 (Las pantuflas), 1660
Parece mentira. Este cuadro fue pintado en 1660. 

Es un cuadro insólito, con muchas incógnitas.

Podría haberlo pintado algún artista figurativo, realista, contemporáneo, con ganas de jugar con la perspectiva.



















Van Hoogstraten hizo eso mismo: ir abriendo espacios hacia lo profundo, crear una ilusión de tridimensionalidad en un plano. 

¿Cuántas habitaciones ves? Puerta de entrada con llave, un hall con una escoba (alguien estuvo limpiando), un pasillo, la sala de estar…

¿Hay una ventana o una entrada a un patio interior? ¿De dónde viene esa luz? La puerta de la sala de estar tiene también su llave. Llaves, puertas abiertas¿Y qué hay allí, en la sala? Adivinamos una mesa cubierta con un mantel adamascado, un candelabro, un libro, una silla y cuadros. La habitación también es muy luminosa.

¿Quiénes vivirán en esta casa?

¿Y las pantuflas? ¿Quién dejó sus pantuflas en medio del paso? En realidad, es un recurso para quebrar ese viaje vertiginoso hacia la profundidad, llamarnos la atención, que nuestra mirada se detenga allí mismo… Pero yo me pregunto: ¿adónde se habrá ido su dueño?

¿O son de la criada, que interrumpió su labor? ¿Qué fue lo que le hizo dejar las pantuflas allí? Las miro y me inquietan: es como si ella (o él, no lo sabemos) aún siguiera ahí.

El cuadro está en el Louvre. El título original es “Vista de un interior”. El público le puso más tarde el nombre de “Las pantuflas”. 

Ter Borch, Escena de burdel, 1654
Estuve leyendo su ficha técnica en la página web del museo. Ahí dice que el cuadro que está en el salón es una copia de uno de Ter Borch que se llama “Escena de burdel”, “Reprimenda paterna” o “Conversación galante”. 

Ajá. O sea, que la criada, o quien sea que ha dejado las pantuflas allí, ha dejado de cumplir con su deber y no está haciendo nada bueno…












Así es la pintura holandesa de esta época: nunca te fíes de lo simple del mensaje. El cuadro colgado en el salón, que apenas se ve, nos da la clave de toda la escena. Es una llamada de atención.




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