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jueves, 25 de julio de 2024

La venganza del herrero

 

Velázquez, La fragua de Vulcano, 1630


De vacaciones


Dicen que los dioses del Olimpo son perfectos. Bah, son cuentos que te cuentan. Fíjate la cantidad de defectos, vicios y metidas de pata que hemos visto en ellos hasta ahora.

Había uno que ni para el resto de los habitantes del Olimpo era perfecto: Hefesto (Vulcano, para los romanos). Es el patrono de los artesanos, de los herreros y protector del fuego.

Batoni, Vulcano, 1750

Nació cojo (o con los pies deformes, según las distintas versiones) y su madre, Hera (o Juno), esposa de Zeus, lo arrojó del monte Olimpo. Ella, como gran diosa que era, no podía aceptar que había concebido un hijo “defectuoso”.

El niño fue acogido por las nereidas del mar y creció sano y fuerte. Se hizo artesano (una profesión no digna de un dios); más específicamente, fue herrero. Era tan bueno en lo suyo que fabricaba todas las armas de los otros dioses. Le hizo un trono a Zeus y otro, a su madre. Pero este último era una trampa, en venganza por lo que ella había hecho con él: al sentarse, no pudo levantarse jamás.





El resto de los dioses le imploraba que soltara a Hera, pero él no quería perdonarla. Lo había rechazado al nacer. Dioniso (Baco) se las ingenió para emborracharlo y así poder llevarlo al Olimpo. Cuando se dio cuenta de lo que habían hecho con él, se enfureció. Zeus le ordenó que liberara a Hera (¿Cómo? ¿Zeus no era lo suficientemente poderoso como para hacerlo él mismo???) y Hefesto puso sus condiciones: lo haría si lo dejaban vivir en el Olimpo y si le daban como esposa a Afrodita (Venus), ni más ni menos. La bella y el feo. Zeus aceptó y Hera fue liberada.

Diziani, Venus y Vulcano, sg. XVIII


Pero, claro, ya la conocemos a Afrodita. Estando casada con Hefesto, tenía de amante a Ares (Marte), el dios de la guerra. Helios (Apolo), el dios sol, fue a contarle a Hefesto lo que estaba pasando y éste fue poseído por la ira. Fabricó una fina red de oro y esperó a pescarlos in fraganti con la red. Afrodita era hija de Zeus y a éste no le gustó nada lo que Hefesto había hecho. Hefesto exigió para liberarlos que le devolvieran la dote que había entregado en el momento del matrimonio y que le imponga a Ares una multa por adulterio. Poseidón (Neptuno) se ofreció a pagar la multa y Hefesto liberó a Ares y a Afrodita.

Perrier, La fragua de Vulcano, 1640


Por ser el dios del fuego, se decía que vivía en un volcán, entre ellos, el Etna. Lógico. Una erupción de estos volcanes significaba para los antiguos que este dios estaba enojado. En su fragua tenía como ayudantes a cíclopes y gigantes. Claro, tenían que ser forzudos, ¿no?

Esta historia la puedes encontrar en Las Metamorfosis de Ovidio y también en Homero.

Espinal, Venus en la fragua de Vulcano, 1760

¿Y en la Pintura? Bueno, ya habrás visto más arriba el maravilloso cuadro de Velázquez, La fragua de Vulcano, de 1630, y pintado en uno de sus viajes a Italia. No es un cuadro de encargo, detalle que lo hace aún más maravilloso. Velázquez nos muestra a Vulcano en su fragua, con sus ayudantes, en el momento en que llega Apolo a contarle el chisme. Apolo brilla como el sol y ya lleva la corona de laureles (te lo conté el otro día aquí). La expresión de Vulcano es imperdible; cómo capta Velázquez el gesto de ira y de sorpresa, es de no creer. Lo mismo, con la expresión de los ayudantes. Y fíjate el lugar, el taller: impresionante.

Tintoretto, Venus, Vulcano y Marte, 1551


Otro cuadro importante es el de Tintoretto, Venus, Vulcano y Marte. Marte, escondido debajo de la cama. Vulcano, tratando de encontrar al rival. El perrito, delatando el escondite de Marte. Y Cupido, observando la escena y riéndose.


Y, como verás, este mito ha sido pintado por muchos otros artistas, de cualquier época.

Es que no sólo trata de las infidelidades conyugales, sino que, más allá de eso, se refiere a la unión del amor y la pasión-fuego. Que el amor vence a la guerra (que así debería ser) Del valor del artesano. Del desprecio al enfermo o discapacitado.


Rubens, Vulcano forjando los 
rayos de Júpiter, 1638

Este es uno de los tantos chismes de lo que pasaba en el Olimpo de los dioses griegos/romanos. La semana que viene te cuento otro.













Fuentes: Cansik, H.-Schneider, H. Der Neue Pauly. Stuttgart, Metzler V., 1996

Grimal, P. Diccionario de mitología griega y romana. Bs.As., Paidós, 1981

Homer, Ilias und Odysee, München, Winkler V., 2012

Ovide, Les Métamorphoses. Paris, Les Belles Lettres, 2021

 

 

 

 

 

 

 

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