Mir, El jardín de la casa del pintor |
En Barcelona se respira arte por
todas partes. Realmente Hay muy pocas ciudades en el mundo de las que se pueda
decir que pasa esto. Hay perfume a Tàpies, Miró, Gaudí y muy poco de Dalí…
Cataluña ha dado una cantidad enorme de pintores de altísimo nivel: éstos que
te he dicho antes y tantos otros como Mir, Casas, Rusiñol… Y sin olvidarnos de Picasso
que, aunque andaluz, pasó mucho tiempo allí, antes de partir a París.
Y museos y exposiciones, hay
muchos. ¿Por dónde podría llevarte a pasear? Pues me decidí esta vez por el
Museo del Modernismo Catalán.
¿Qué es el Modernismo? Es un poco
complicado explicarlo en pocas líneas. (Y se merece dedicarle un artículo más
adelante.) Es un movimiento que surge entre 1895 y 1905 en varios países de
Europa, con distintos nombres (Jugendstil en Alemania, Art Nouveau en Francia, Sezession
en Austria, Modern Style en Inglaterra) y con muchas ganas de decorarlo todo.
Las formas de la naturaleza invaden la arquitectura, los muebles, vestidos,
joyas, esculturas, lámparas… Es la Belle Époque. En pintura, como ejemplo:
Gustav Klimt o Alfons Mucha.
Riquer Inglada, Cartel de la 3ra exposición de Bellas Artes e Industrias Artísticas, 1896 |
Éste es un museo bien jovencito,
de apenas 6 años, fundado a instancias de la familia Pinós-Guirao, con fondos
privados, y alberga gran parte de su colección. Es pequeño, fácil de recorrer,
y te sorprende a cada paso. Está ubicado en un antiguo depósito de la fábrica
Fabra & Coats de 1902, en el Eixample, que fue adecuado para mostrar las
obras.
(Imagen: C.del Rosso) |
En la planta baja vas a
encontrarte con una soberbia colección de muebles de la época, cada uno más
sorprendente que el anterior. Verás diseños de Gaudí y otros autores. Maderas
nobles, espejos, y un sinfín de flores y plantas talladas que se entrelazan,
suben y adornan aparadores, mesas, sillas. Un verdadero tesoro para los que se
interesan por la decoración de interiores o el diseño de muebles.
La colección de pintura está ubicada
en el subsuelo. Un cuadro precioso de Julio Borrel i Pla, luminoso, con toda la
espontaneidad que requiere la escena, muy a lo Sorolla.
Borrel i Pla, La primera tarea |
El que más me gusta es
Joaquim Mir: me quedé mirando un rato largo sus pavos reales llenos de color,
mucho color. Manchas de color, sólo manchas. Un verde esmeralda, ¿cómo te
cuento cómo es ese verde esmeralda?
Otro que me gustó mucho es el de Joan
Llaverias, un cuadro que refleja muy bien la unión de esta ciudad con el
puerto, y ¡qué bien pintados los reflejos en el agua!
Llaverias i Labró, En el puerto |
No puede faltar el gran Ramón
Casas. Digno de ver su “Alfonso XIII inaugura las regatas”: pequeñas pinceladas arman una figura aquí y allá y más allá, hasta lograr una muchedumbre en la que cada personaje tiene una actitud y pose diferente.
Casas, Alfonso XIII inaugura las regatas |
O todo lo que sugiere el
beso de las buenas noches, sin decir mucho más que mostrar a la madre reclinada sobre el niño en su cama.
Casas, El beso de las buenas noches, 1890 |
(Imagen: C.del Rosso) |
Durante todo el recorrido te
encontrarás con esculturas increíbles en mármol o en pequeño formato de Lambert
Escaler o Miquel Blay.
¡Y los vitrales! La magia de la luz a través de vidrios de colores.
(Imagen: C.del Rosso) |
¡Ojalá que puedas ir a visitarlo!
Y si no se puede, espero que mis palabras te hayan transportado hasta allí por
un momentito...
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