Arcimboldo, El verano, 1573 |
La historia viene de bien lejos: hay ejemplos en el antiguo Japón, en
Persia, en Bizancio… En el sg. XVII se hacían cuadros con trozos de alas de
mariposa. A mediados del sg. XVIII, cuando en USA se puso de moda celebrar San
Valentín, se enviaban tarjetas de felicitación con encaje o lazos pegados. En
1840, el pedagogo alemán Friedrich Froebel incluyó en los programas de los
Kindergarten esta técnica para fomentar la creatividad en los niños. ¿Otros
famosos que se dedicaron a recortar y pegar y que no son pintores? Pues Víctor
Hugo o Hans Christian Andersen.
Los cubistas no
inventaron nada nuevo sino que sólo se encargaron de revivirlo. Picasso y
Braque se encontraron frente a una encrucijada: sus
constantes investigaciones en el tema de la forma los llevó a romper en trozos a las figuras, hasta tal punto que
no se podían reconocer. Ambos recurrieron a los papeles pegados sobre el lienzo
para insertar en ese sinsentido una porción de realidad, una referencia que
hiciera inteligible el cuadro. El trozo de papel le daba sentido y añade en
muchos casos, relieve, o sea, el cuadro se vuelve tridimensional.
Carrà, Manifestazione interventista, 1914 |
Después de la 2da Guerra el collage se aplicó decisivamente al diseño
gráfico, a la publicidad. El POP lo instalará entre nosotros: ya hablamos alguna vez de Hamilton, Warhol o Rauschenberg. Motherwell y Pollock no dudarán
en pegar en sus cuadros papeles y otras tantas cosas: ya no habrá vuelta
atrás.
Pollock, Collage y óleo, 1951 |
Fuentes: Mayer, R. The artist’s handbook of materials &
techniques. Londres, Faber& Faber, 1991;
Wolfram, E. History of Collage. Londres, Mc Millan, 1975
Me parece bastante interesante. Gracias por comunicarme este este espacio. Lo visitare con frecuencia. Un cordial saludo. Remigio Megías
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