“En este momento, carezco de
ánimo y de recursos. ¡Ser pobre en una ciudad extraña! Sin crédito y sin
dinero; cada día me pregunto si no sería mejor subir al tejado y ahorcarme. Lo
que me lo impide es la pintura; es mi obstáculo.
Mi mujer, mi familia, todo el mundo me acusa de dedicarme a pintar y de que es una vergüenza que no trabaje para ganarme la vida. Pero las capacidades de una persona no se pueden usar para dos fines distintos y yo sólo puedo hacer una cosa: pintar. En todo lo demás soy un desastre. No tengo con qué comprar colores para pintar, así que no he tenido más remedio que dedicarme al dibujo, que es más barato. (…) Y no puedo vender nada, ni dibujos ni pinturas, ni siquiera por diez francos. Dentro de poco enviaré algo a París, pediré a Durand-Ruel que se quede algo al precio que sea para así poder comprar colores. (…)
Mi mujer, mi familia, todo el mundo me acusa de dedicarme a pintar y de que es una vergüenza que no trabaje para ganarme la vida. Pero las capacidades de una persona no se pueden usar para dos fines distintos y yo sólo puedo hacer una cosa: pintar. En todo lo demás soy un desastre. No tengo con qué comprar colores para pintar, así que no he tenido más remedio que dedicarme al dibujo, que es más barato. (…) Y no puedo vender nada, ni dibujos ni pinturas, ni siquiera por diez francos. Dentro de poco enviaré algo a París, pediré a Durand-Ruel que se quede algo al precio que sea para así poder comprar colores. (…)
En dos meses, o habré muerto, o
habré regresado a París para vivir como un vagabundo, como un obrero, lo que
sea con tal de no seguir sufriendo en este horrible país. ¡Los daneses!
Tendrías que haber vivido aquí, como yo, para conocerles. Son los más absolutos
esclavos. (…)
Copenhague, mayo 1885”
Gauguin, P. Escritos de un salvaje. Madrid, Akal,
2008
Gauguin, Autorretrato frente a caballete, 1885 |
Gauguin está en Copenhague en
estos momentos. Ha perdido su trabajo en la Bolsa de París y se ha trasladado a
Dinamarca con su mujer, Mette, que era danesa, y sus 5 hijos. Trabaja allí como
representante de Messrs Dillies & Co., una fábrica de lonas impregnadas. Los
negocios no van bien; tiene la firme decisión de dejarlo todo por la pintura.
Sólo estará 6 meses en Copenhague: se siente un extraño y tiene que soportar
las críticas de su familia política. En
junio vuelve a París llevándose consigo a su hijo mayor, Clovis. Y así
comenzará su vida de aventuras, de hambre, de ambición, de creación de su
propio mito. La próxima estación será Panamá y luego siguen Martinica, Francia,
Tahiti, París, Bélgica, París. La última estación: Tahiti.
Gauguin, La playa de Dieppe, 1885 |
Gauguin, Cuatro mujeres bretonas, 1886 |
Gauguin, P. Escritos de un salvaje. Madrid, Akal,
2008
Gauguin,P. Letters
to his wife and friends. Boston, First ArtWorks Ed., 2003
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