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jueves, 15 de enero de 2015

Promesa cumplida

Paseo por el faro, Biarritz. 1906
Me quedó un rato libre, suficiente para acercarme a ver la exposición “Sorolla y  Estados Unidos”  en la Sala Recoletos de la Fundación Mapfre.  Comparto con mi amiga Angélica (¡una pintora espectacular!) la admiración por Sorolla. ¿Cuántas horas habremos pasado copiando sus cuadros y tratando de imitar sus olas, sus malvas…?  Ella la había visto en San Diego y, al no poder disfrutarlas juntas, al menos nos quedaba la posibilidad de estar al frente de los mismos cuadros, aunque en distintos tiempos y continentes. Tenía que cumplir con mi promesa y, mientras me tomo un café, con las sensaciones aún frescas me pongo a escribir esta entrada del blog para compartirlas con todos Uds.



El hilo conductor de la exposición es la relación del artista con los Estados Unidos. Están presentes algunos estudios para el proyecto de decoración de la Hispanic Society, sus gouaches de New York, los dibujos que hacía sobre los menús de los restaurantes mientras comía, obras que vendió allí y que rara vez son traídos a España…  Impresionantes todos. Impresionante la fuerza de su pincelada, que convierte a la pintura en casi un bajorrelieve. A lo relevante, la luz, el rostro; siempre le aplica más cantidad de material. Impresionante su paleta, cómo sabe poner una mancha de verde veronés sobre una manga -hay que ser muy valiente- o dejar abocetados los rostros de unos niños jugando en el mar.

Triste Herencia, 1899
Tenía mucho interés en ver 4 cuadros. Las reproducciones nunca son fieles. Tenía curiosidad por ver desde hace tiempo “Triste herencia”. Había intentado verlo en Valencia en el 2009, pero no está permitido. ¿Por qué Monet, cuando lo vio, dijo: “Estamos en presencia de un maestro de la luz”? ¿Precisamente Monet? Y las reproducciones no revelan la grandiosidad de este cuadro.  No por nada ganó el Gran Prix de 1900 con él: muestra su compasión y respeto por los niños huérfanos del Asilo de San Juan de Dios. Él mismo era huérfano: ¿habrá pensado en que  había tenido mejor suerte que estos niños que tenía frente a su lienzo? Los cuerpos delgados y enfermos están llenos de malvas, verdes, carmines, naranjas, que contrastan contra el gris austero de la sotana del sacerdote. En Sorolla hay que prestar atención no sólo en los matices de la luz, de sus blancos, sino también en sus grises y negros como los del traje del retrato de Beruete o los de "Los Nazarenos" de la Hispanic Society.

Otra Margarita, 1892
Quería ver también “Otra Margarita”, otro de sus cuadros premiados en 1892. Con unas pocas pinceladas nos muestra el rostro de la infanticida, con mirada extraviada. Apenas se ven sus manos esposadas. Y otra vez, la luz reflejándose en las paredes del vagón. (Sorolla pidió que le dispusieran uno en El Grao para poder pintarlo del natural.)







Los pimientos, 1903
Y otro, al que no le hacen justicia las reproducciones es “Los pimientos”. Una mancha roja sugiere apenas los pimientos y el rayo de luz sobre la manga de la niña es un brochazo con mucha pintura blanca, en el que uno hasta se puede imaginar el gesto al pintar. (Si esto no es un “action painting” en 1903...) Es un cuadro que recuerda por su composición a “Y aún dicen que el pescado es caro” del Museo del Prado.



Louis Comfort Tiffany, 1911





Y finalmente, el retrato de Louis Confort Tiffany (1911): un retrato al aire libre, en el jardín de su mansión de Long Island, rodeado de flores en tonos amarillos, lilas, azules...










Podría seguir comentando cómo maneja las transparencias, sea del mar o de un encaje, y el movimiento del agua, o podría decirles cómo pinta a Clotilde, su amada esposa, o a tantos personajes de la alta sociedad americana o a los reyes de España…. Entrar a una exposición de Sorolla es entrar a un mundo de luz y de optimismo por la vida. Sin duda, uno de los grandes.


2 comentarios :

  1. Gracias por invitarnos a recorrer esta estupenda exposición contigo!!!

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  2. Pincha arriba en el texto y podrás recorrer la exposición virtualmente.

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