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jueves, 11 de septiembre de 2014

"Cristo y la adúltera" de "Vermeer"

(O cómo engañar a H. Göring)

Han van Meegeren (1899-1947) se había hecho famoso como pintor de retratos en la alta sociedad de La Haya, pero su estilo se había vuelto anticuado y las críticas sobre su obra eran lapidarias. Como venganza, hacia 1922 comienza a falsificar a grandes maestros holandeses, especialmente a Vermeer: un artista del que se sabe muy poco, que había sido redescubierto hacia 1866. Sólo 36 cuadros se le pueden atribuir con cierta seguridad.
Han van Meegeren
(Wikipedia)
Imagina composiciones a la manera de Vermeer y copia su firma. Los materiales debían resistir cualquier análisis de antigüedad e investiga cómo lograr que un cuadro parezca del siglo XVII. Compra lienzos de la época, les pule la pintura original; muele él mismo los pigmentos que se usaban en ese tiempo, fabrica sus propios pinceles… pero lograr que un cuadro tenga de repente 300 años no es cosa fácil. Después de varias pruebas, consigue la fórmula perfecta: agregar baquelita (o sea: plástico) en los pigmentos y diluye la mezcla con trementina; luego, hornea el cuadro a 120° durante 2 hs. Así logró que el óleo tuviese la dureza propia de una obra realmente antigua. Pero había que reproducir también el craquelado que el paso de los años deja en el óleo: le da una capa de barniz, lo deja secar y, entonces, lo va partiendo con sus manos en distintas direcciones; le vuelve a dar una capa de barniz y de nuevo lo mismo. Luego, le echa suciedad a esas grietas y rellena cada una de ellas con tinta negra.


Los temas: los religiosos, y con toda intención: había aparecido en 1901 Cristo en casa de Marta y María, cuadro de Vermeer pero que no encajaba del todo con las obras que se conocían de él. Era como llenar con sus falsicaciones el hueco existente en la trayectoria de este pintor. La obra maestra de van Meegeren: Cena de Emaús, 1936. Con ella engañó a casi todos los críticos: entre ellos, al director del Museo de Rotterdam, quien la compra para dicho museo.[1]
A partir de este logro se volvió cada vez menos cuidadoso en los procedimientos técnicos. Pintó 6 Vermeer en 6 años y por ellos cobró lo que serían hoy unos 25 millones de euros.
Van Meegeren, Cristo y la adúltera
En 1943 a Göring le llega la información de un nuevo Vermeer: Cristo y la adúltera. En su gran colección de obras de arte, todas saqueadas como botín de guerra y compradas con dinero público para sí mismo, faltaba Vermeer. Hitler ya se le había adelantado 2 veces y no podía dejar escapar esta oportunidad. Por medio de un intermediario (van Meegeren nunca aparecía en las transacciones) se lo hace llegar a Göring, quien lo tiene varios meses en su casa, no se decide por su alto precio (8 mill. de euros), hasta que finalmente lo canjea por 137 cuadros de su colección. Pero el intermediario desconfía y se aparta del negocio: van Meegeren debe tratar directamente con el testaferro de Göring.
Abril de 1945: termina la guerra, Göring dispone la evacuación de sus obras de arte, huye y es arrestado por los americanos. La colección es recuperada por los aliados y son enviadas a Munich para devolverlas a sus dueños.
En Holanda, un policía llamado Piller persigue a los holandeses que colaboraron con el régimen. Aparece van Meegeren en los inventarios de Göring. Vivía muy bien, en un palacio, de fiesta en fiesta, disponía de muchísimo dinero. Ningún holandés se podía dar esos lujos en tiempos de guerra: decía que había ganado 2 veces la lotería. Piller lo arresta por sospecha de colaboracionismo, o sea, le correspondía la pena de muerte. En los interrogatorios van Meegeren pierde la paciencia y le dice:

¡Idiotas! Creéis que le vendí un Vermeer al gordo de Göring, pero el cuadro no es para nada un Vermeer: ¡lo pinté yo mismo! (Dolnick, pág. 251)

Con esta confesión Piller se encuentra ante un dilema: si esto fue así, ya no sería colaboracionista, sino que había engañado a un nazi y por lo tanto, sólo era culpable de estafa, o sea, 4 años de prisión. Pero había que comprobarlo: lo encierra en una habitación y, frente a testigos, le hace pintar otro “Vermeer”. El 29-10-1945 se hace el juicio y se lo condena por estafa a 1 año de prisión. Nunca llegará a cumplirla: tiene un infarto, es hospitalizado y muere allí el 30-12-1945. En 1946, Göring, en una conversación casual en la prisión, se entera de que su tan querido Cristo y la adúltera era en realidad un van Meegeren. Reacciona incrédulo, con ira, y dice:

¡No, no, no! ¡Pero esto es imposible! ¡El cuadro era antiguo, tan antiguo que tuve que mandarlo a restaurar! ¡Esto sería ya una enorme estafa, pues es el cuadro por el que más dinero he pagado! (Dolnick, pág. 272)


cristinadelrosso.com // cristinadelrosso.artproject@gmail.com
Fuente: Dolnick, E. Der Nazi und der Kunstfälscher. Berlín, Parthas, 2014
López, J. Man who made Vermeers. Boston, HMH, 2009
Traducción de las citas: C.del Rosso






[1] Más adelante veremos cómo fue esta historia…

7 comentarios :

  1. ¿Cómo pudo pasar este cuadro como un Vermeer? Realmente es un cuadro muy, pero muy malo...

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  2. Gracias por compartir estas historias tan interesantes!

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  3. Hace unos meses leí una novela de ambos pintores, el falsificador y tal. No recuerdo si basada en hechos reales o ya confundo jjjj No lo tengo a mano el título.

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