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jueves, 30 de octubre de 2025

Destruyendo bulos

 

El Greco, El caballero de la mano en el pecho, 1580


El Greco y sus problemas de visión

Las fake news no son sólo producto de los medios de comunicación actuales. ¡Cuántas historias se han creado de un personaje y se han repetido una y otra vez, hasta que se instauran como verdad indiscutible?

Una de ellas es la de los problemas de visión de El Greco. Durante siglos se ha dicho que pintaba así por un supuesto astigmatismo en los ojos.

El Greco, Expulsión de los mercaderes del templo,
1570

Hace unos días, en una de las charlas que di, una persona me hizo una pregunta y me citó los problemas de visión de este artista. Una vez más apareció este error.

El Greco, El Expolio, 1577


A ver. Si una persona ve mal, ve mal siempre. Y El Greco, cuando quiere, pinta “bien”. Ah, me han dicho alguna vez: “¿Y no puede ser que esa parte lo haya pintado otro y no él, alguien que veía mejor que él?”. Es que ya este error está tan instaurado, que ya no vemos lo que estamos viendo, convencidos de lo que nos contaron. (Por otra parte, un ayudante jamás se hubiese atrevido a corregir al maestro.)

El Greco, Laocoonte y sus hijos, 1610


Por un lado, esta historia tiene su justificación. El Greco está en España y, convengamos, es muy raro lo que hace. No se ajustaba a los cánones académicos. Quedó relegado a un 2do plano durante siglos: esas figuras fantasmagóricas, con pieles casi verdes o grises, exageradamente alargadas, tonos oscuros, no pueden ser fruto de una mente cuerda o de alguien que no ve bien. Recién a comienzos del siglo XX, gracias al Marqués de la Vega-Inclán, Sorolla, Huntington, Beruete y hasta el mismo rey Alfonso XIII, se revalorizó su obra; incluso Picasso se inspiró en ellas.

Entonces, si no tenía problemas de visión, ¿por qué pintaba así?

El Greco, Resurrección, 1605


Doménikos Theotokópulos, llamado El Greco, había nacido en Candia, Creta. Comenzó a pintar iconos griegos (lo vimos por aquí). Después marchó a Italia, a Venecia, y estudió a Tintoretto, a Miguel Ángel, a Tiziano. Y, como hacerse hueco en el ambiente artístico italiano, siendo de donde era, era algo imposible, marchó a Madrid a buscar fortuna. Pero al rey no le gustaba lo que hacía, aunque lo respetaba, así que no le quedó más remedio que establecerse en Toledo. Grecia, Venecia, Toledo: hizo una síntesis de estos 3 lugares. De los iconos griegos tomó el uso del color y las figuras oscurecidas (que en el caso de los iconos es por el efecto del tremendo contraste entre el fondo en oro y los pigmentos de color); en Venecia aprendió a usar los colores puros (y de ahí su típico contraste simultáneo -lo vimos aquí). En Italia aprendió a alargar las figuras. En España incorporó temas nuevos.

El Greco, San Andrés, 1610


Alguna vez vimos qué es el Manierismo (te lo dejo por aquí). En resumen, es la última parte del Renacimiento, que luego dará pie al Barroco, en la que los artistas, para emular y competir frente a los grandes artistas renacentistas, alargan las figuras para hacerlas ver más esbeltas y elegantes.

Parmigianino, Madonna del
cuello largo, 1534


¿Invento de El Greco? Pues no. Ya en el Renacimiento (lo vimos por aquí) hubo una preocupación por la armonía de las proporciones de la figura humana. Según los griegos, las medidas perfectas en un ser humano adulto (niños, adolescentes y ancianos tienen otro canon) son de 7 cabezas y media. Es decir: se toma como unidad una cabeza y se cuentan 7 cabezas de arriba hacia abajo; la media cabeza corresponde a los pies. Los renacentistas necesitaban encajar las figuras en un espacio construido según la perspectiva y eligieron las proporciones de los griegos; toman como modelo a sus estatuas, anatómicamente bellas.



Pero hay otro tipo de medición: la de las 8 cabezas, que fueron practicadas por muchos artistas, como, p.ej., Durero o Cranach.

Durero, Adán y Eva, díptico, 1597


En el Manierismo este recurso era muy común. Mira a la Laura Battiferri de Bronzino o a la Madonna del Cuello Largo de Parmigianino. A nadie se le ocurre decir que Durero, Bronzino o Parmigianino no veían bien.

Bronzino, Laura Battiferri, 1555


O de Modigliani, de quien sabemos perfectamente que no tenía ninguna enfermedad en sus ojos.

Modigliani, Jeanne Hébuterne,1919


En el caso de El Greco, p.ej., en “El entierro del Señor de Orgaz”, podemos ver perfectamente cómo, en un mismo cuadro, combina figuras deformadas arriba y, abajo, figuras proporcionadas (que eran los que habían encargado el cuadro y no hubiesen recibido bien que los deformase). O también en la serie de la "Expulsión de los mercaderes del templo".

El Greco, El entierro del Señor de Orgaz,
1586


El Dr. López Mato, en el libro que te cito debajo, comenta que, si un artista está copiando un modelo y no ve bien, se daría cuenta de la diferencia entre lo que hace y lo que tiene delante y lo corregiría. Tiene toda la razón.

Así que, bueno, éste es un ejemplo de cómo una historia prevalece durante siglos y nadie se plantea su veracidad, simplemente porque se aceptó como cierta durante tanto tiempo y a nadie se le ocurrió dudar de ella.

El Greco, La Trinidad, 1577


Como siempre, hay que considerar el contexto. En la Historia las cosas no ocurren porque sí.

Ahora bien, que las figuras de El Greco son raras, sí que son raras.

 

Si quieres releer artículos anteriores sobre El Greco, te los dejo por aquí:

Una cuestión de honor

Laocoonte y sus hijos


Fuentes: Álvarez Lopera, J. El Greco. La obra esencial. Madrid, Silex, 1993;

Kauffmann, G. Die Kunst des 16. Jahrhunderts. Berlin, Propyläen V., 1990;

López Mato, O. Males de artistas. Bs.As., Gamacolor, 2011


 

 

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