navigation bar

jueves, 23 de enero de 2025

Cuando uno da clases…

 

Caillebotte, Boulevard visto desde arriba, 1880


“Enmarque fotográfico”

Cuando uno da clases da por supuestas muchas cosas. Llámalo “deformación profesional”. Uno está acostumbrado a usar un vocabulario técnico o frases hechas, que los interlocutores no están necesariamente obligados a entender, y sin planteártelo demasiado, pues es lo que sueles usar todo el rato.

Me pasó hace poco, explicando las características del Impresionismo. Después de la clase, alguien se acercó a preguntarme qué es eso del “Enmarque fotográfico”. Plop. Caí en la cuenta de que lo que yo creía fácil y entendible para todos no era así.

No pasa nada: se explica y punto.

¿Y qué es el “enmarque fotográfico”?

Vivimos con una cámara en el bolsillo. ¿Quién no ha sacado una foto con el celular? Que levante la mano. Nadie. Todos nos hemos acostumbrado a ver la realidad a través de la cámara. Esto está integrado en nuestra vida cotidiana. Casi como que ya no sabemos mirar sin ese rectángulo.

Degas, Lalala en el Circo Fernando, 1879


Pero no fue siempre así. Alguna vez te comenté cómo los artistas utilizábamos herramientas especiales para elegir y fijar nuestros motivos (lo tienes aquí y aquí): el “capturador de vistas”, el espejo negro de Claude, la cámara oscura (que es la tatara-tatarabuela de la cámara fotográfica).

Es recién en el sg. XIX cuando nace la fotografía como tal. Es decir: que esa cámara logre una impresión reproducible de la imagen que capturó. La primera fotografía es ésta, la de Niépce, en 1827. Dejó la placa fotosensible a la exposición de la luz durante 8 hs.; por eso las sombras son incoherentes: muestran el cambio de la posición del sol.

Niépce, Vista desde la ventana en Le Gras, 1827

Y apareció Daguerre, que le propuso a Niépce perfeccionar su invento. Daguerre logró disminuir el tiempo de exposición a 10’. En 1837 patenta su aparato como “daguerrotipo”. La foto que te muestro es de 1838; es la primera en la que aparecen personas, aparentemente actores contratados por él (un lustrabotas y su cliente). La patente fue comprada por el Estado francés, porque se consideró que debía ser un invento accesible para todos.

Daguerre, Boulevard du Temple, 1838


El desarrollo fue muy rápido. Las cámaras portátiles aparecieron en 1888, por Eastmann Kodak. La Polaroid, la de revelado instantáneo, en 1928.

Sorolla, Instantánea, 1906


Al comienzo, para tener una foto de tu persona, había que ir a lo del fotógrafo. Poses estáticas, para aguantar los 10’ de exposición, lámpara de magnesio como flash, y, por supuesto, en blanco y negro (si querías una en color, te las pintaban con acuarelas: un trabajo que hizo de jovencito Sorolla).

Dagnan-Bouveret, Una boda en lo del fotógrafo,
1879


Ya no tenía sentido posar para que un artista pinte tu retrato. ¿Para qué, si el fotógrafo tiene tu imagen en poco tiempo y con mejores resultados? Este invento cambió el rumbo del arte.

Sorolla, Franzen, 1903


Todos podían tener una cámara portátil. Nuestra manera de mirar el mundo cambió: empezamos a ver el mundo a través de una abertura con forma de rectángulo.

Sí, claro, los artistas estábamos acostumbrados a elegir los motivos con los medios que te comentaba arriba, a través de marcos o aberturas rectangulares (¿por qué el rectángulo? Lo vimos aquí). Pero el resto de la gente no.

Degas, En Les Ambassadeurs, 1876


Muchos artistas comenzaron a experimentar con la cámara. P.ej.: Delacroix o Degas.

El caso de Degas es significativo, porque los motivos que elige son como si hubiese estado buscándolos a través de la lente de la cámara. En el caso del cuadro de la orquesta, nos muestra al fagotista delante, cuando le correspondería el puesto de más atrás en el foso del teatro. Como este señor es quien le encargó el cuadro, lo pone en 1er plano. Pero mira a las pobres bailarinas del escenario: sin cabeza. A nadie se le hubiese ocurrido esto antes de la invención de la fotografía. ¿Cómo se le ocurre “decapitar” a esas chicas?

Degas, La orquesta de la Ópera, 1870


Lo mismo con este cuadro de las carreras de caballos. La carrera ya terminó, el público se está yendo. Los carros y caballos, también. Mira el carro de la derecha: no lo muestra entero. ¿Dónde quedó la otra parte? A nosotros esto no nos llama la atención, pero para los espectadores de esa época era algo inusitado. O lo muestras todo o no lo muestras.

Degas, Pista de carreras, 1877


Lo mismo pasó con este puente de Whistler (aunque aquí interviene otro factor, que es la composición de tipo oriental): cuando mostró este cuadro, la gente se ofuscó porque el puente no es así. Si lo pintabas, había que mostrarlo entero. No te da la impresión de que sea un puente, no coincidía con la idea que teníamos de él.

Whistler, Nocturno en azul y oro,
Old Battersea Bridge, 1872


Por la misma época tenemos a Caillebotte, el pintor de las perspectivas forzadas, angulosas. Elige puntos de fuga imposibles: ay, la cámara.

Caillebotte, Día de lluvia en París,1877


Pero lo que más llama la atención es este ¿ejercicio?, ¿boceto? de la barandilla del balcón de su casa. Está enfocando con una cámara (o simulando la visión a través de una lente). ¿De qué va el cuadro? ¿Qué nos quiere mostrar? ¿Lo que se ve a través de la baranda? No, no se ve nada. Nos está mostrando el diseño del hierro forjado. ¿Y eso? ¿Era eso digno de ser pintado? Rotundamente, no.

Caillebotte, Vista a través de la reja
del balcón, 1880


El caso de Sorolla es bien notable. Como te decía antes, cuando era jovencito trabajó de ayudante en el estudio fotográfico de su futuro suegro, pintando con acuarelas las fotos en blanco y negro. Esto influyó tremendamente en su obra posterior. Pero Sorolla no usaba la cámara. Su ojo era la cámara. Se había acostumbrado a ver de esa manera. Lo sabemos porque, por ejemplo, tenemos la foto del artista pintando este cuadro del natural, en la playa.

Sorolla, Niños en la playa, Valencia, 1916

(Imagen: diario Las Provincias)


Este cuadro sólo se entiende a través de la invención de la fotografía. Una niña de espaldas, en close-up. Y la niña en mar plateado es una “foto” a contraluz. A nadie se le hubiese ocurrido pintar el retrato de una niña en la que no se divisan sus rasgos. No importa su rostro. Sólo el efecto de las luces.

Sorolla, Niña en mar plateado, 1909


¿Era la primera vez que un invento cambiaba nuestra percepción? No. En el Barroco (especialmente, el holandés), el uso de las lentes cambió nuestra forma de ver el mundo. Fue la época de la invención del microscopio, que nos mostró un mundo ínfimo que no sabíamos que existía.

Sorolla, 5th Avenue, Hotel Savoy, 1911


La fotografía también fue una revolución en ese sentido. Nos hemos acostumbrado a mirar por un marco vacío rectangular y a recortar y seleccionar la realidad que vemos a través de él. No somos conscientes de hasta qué punto esto ha cambiado nuestra manera de entender lo que nos rodea.

A este tipo de composición lo llamamos  “enmarque fotográfico”.

 

 

 

 

 

 

 

No hay comentarios :

Publicar un comentario