Los cuadros de Hopper son
inconfundibles. Nos llegan muy de cerca porque ha interpretado el espíritu de
nuestra vida actual.
Es un pintor realista en cuanto a
la técnica, pero no se queda en la mera representación de la realidad. Sus
cuadros cuentan historias, muestran emociones; nos enfrenta con la soledad del
ser humano en nuestras ciudades, con la impronta de la civilización en el
paisaje… Se inspira en Manet, Degas, Courbet, pero por el trasfondo de sus
obras está más cerca de De Chirico y de Magritte.