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jueves, 11 de septiembre de 2025

“He pensado mucho en esos comienzos…”

Monet, Arrastrando un bote en Honfleur, 1864


Monet y sus dos maestros

Cuentan que Monet era un amigo leal y muy agradecido con los que lo ayudaron cuando estuvo en dificultades. Testimonios sobre esto sobran. (Puedes ver lo que te conté por aquí y por aquí

Boudin, El camino de Trouville a Honfleur, 1852

En la pequeña autobiografía que escribió, a pedido de “Le Temps” en 1900, hay dos personas a las que agradece especialmente: Boudin y Jongkind.

Jongkind, Entrada al puerto de Honfleur, 1866

Fueron los que le enseñaron el camino, sus maestros. El Impresionismo ni siquiera estaba en el horizonte.

Monet vivía en Le Havre con su familia. Era un muchacho de 17 años al que le gustaba dibujar. Su futuro estaba fijado por su padre, es decir, seguir con el negocio familiar de importaciones de productos de ultramar. Pero Claude sólo quería dibujar y se lo pasaba haciendo caricaturas, que dejaba en la librería y tienda de marcos de Le Havre para su venta. No le iba mal, sacaba un dinerillo para sus gastos y ahorraba mucho. El dueño del local le insistía en que debía conocer a Boudin; de hecho, había unas marinas suyas allí mismo. Monet las detestaba, simplemente. Un día de 1857, estando en la librería, de repente oyó al dueño decir:

 “Aquí lo tiene, señor Boudin, éste es el joven 

que tanto talento tiene para la caricatura”. 

(Momento “tierra-trágame”)

Monet, Caricatura de Jules Didier, 1860

Boudin revisó los dibujos y le recomendó que se largara a pintar.

Monet, Caricatura de Léon Manchon, 1856

Boudin era 16 años mayor que Monet. Fue uno de los primeros artistas franceses que salieron a pintar al aire libre, en la línea de la Escuela de Barbizon (lo vimos por aquí). Había viajado a Flandes como parte de su estudio y conoció de primera mano los paisajes de los pintores holandeses y flamencos (y las marinas, que era lo que más le gustaba pintar). Boudin se ofreció a darle clases a Monet y compartieron las salidas a pintar. Le enseñó a ese joven a mirar la naturaleza, a comprenderla.

Boudin, Marina, 1860, pastel

A Jongkind se lo presentó Boudin. Jongkind era 21 años mayor que Monet y era holandés, así que tenía mucho que enseñarle sobre paisajes. El Impresionismo nace directamente de esta influencia holandesa y, por supuesto, de los cuadros de Turner y Constable.

Jongkind, El Sena y Notre Dame en París, 1864

Monet siempre le estuvo agradecido. Una vez dijo de él: “a Jongkind le debo la educación definitiva de mis ojos”. Le enseñó a entender las diferentes atmósferas de los paisajes.

Los tres armaban excursiones para pintar al aire libre y el destino preferido era Honfleur; alojaban en la posada de St. Siméon. Era el lugar de encuentro de muchísimos artistas, como Courbet, Millet, Troyon, Corot o Daubigny. La posada era famosa por su cocina y porque no era cara. Muchas veces les fiaban o pagaban con cuadros. El que la descubrió fue Boudin, quien desde 1854 siempre se quedó allí.

Posada de St.Siméon, Honfleur

Testimonio de estos tiempos en St. Siméon es este cuadro.

Monet, Camino frente a la posada de St.
Siméon en invierno, 1867

En 1862, luego de haber pasado dos años en Argelia por el servicio militar, su padre lo conminó a que se tome en serio esto de estudiar arte (ya que no pensaba hacerse cargo del negocio familiar) y es entonces cuando entra al taller de Gleyre, donde conoce a Bazille, Renoir y Sisley.

Mientras tanto, Monet no se quedaba quieto en París: seguía acompañando a Boudin en sus sesiones de pintura en medio de la naturaleza. En una de esas estadías en St. Siméon le escribió a Bazille, contándole lo bien que lo estaban pasando allí, lo productivos que eran esos días, el entusiasmo que tenía por pintar todo lo que veía y cómo lo echaba de menos… Bazille, previa autorización de su padre, conseguida por su insistencia, lo acompañará a Chailly al año siguiente (te lo conté por aquí).

Boudin, En la posada de St.Siméon, s.f., acuarela

Jongkind murió en 1891, agobiado por las deudas, el alcohol y la nostalgia por su tierra. En cambio, Boudin llegó a participar en la 1ra Exposición Impresionista. Y no hubo una segunda vez: para él esta técnica era demasiado innovadora y no toleraba el escándalo que se había gestado alrededor del grupo.

Boudin, La granja en St.Siméon, Honfleur, 1856

La relación de Monet con Boudin se mantuvo durante años. En 1892 Monet respondió una carta de Boudin. Éste le había pedido un cuadro como muestra de su amistad. Monet no tenía nada apropiado como para enviarle en ese momento y se sintió muy halagado: era el reconocimiento por parte de su maestro, después de tantos años y penurias.  Le dice:

“Usted conoce el afecto que he sentido siempre por usted, y lo agradecido que le estoy. No he olvidado que fue usted el primero que me enseñó a ver y a comprender.

Lo mismo que usted, he pensado muchas veces en aquellos comienzos, en aquellos deliciosos paseos en compañía de Jongkind, de Courbet. Y me ha alegrado ver que usted también conserva el recuerdo.” (…)


Boudin, La posada de St.Siméon, 1850

Monet, en la cima del éxito, del reconocimiento público, mira hacia atrás y no se olvida de quienes lo ayudaron a ser lo que fue.

Monet, Paseo, Camino a la posada de
St.Siméon, 1864


Fuentes: Bazille, F. Correspondance. Montpellier, Les Presses du Languedoc, 1992

Monet, C. Los años de Giverny: Correspondencia. Madrid, Turner, 2010

 

 



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