Vasari, Autorretrato |
“Así se ve que el
estilo griego se perdió completamente primero en los comienzos, con Cimabue,
después con la ayuda de Giotto, con quien nació una nueva maniera, que yo designo, con placer, “estilo de Giotto” porque fue
descubierto por él y continuado por sus discípulos, siendo más tarde venerado e
imitado por todo el mundo. En este estilo se suprime el perfil que rodeaba
completamente las figuras y los ojos, que parecían de endemoniados, los pies
rectos y de punta, las manos afiladas, la ausencia de sombra y otras
monstruosidades de aquellos bizantinos, y se dio más gracia a las cabezas y
mayor suavidad a los coloridos. Giotto pintó sus figuras en actitudes más correctas
y empezó a dotar de realismo a los rostros, plegó los paños con más naturalidad
que sus antecesores y halló, en parte, el difuminado y el escorzo de las
figuras. Asimismo empezó a representar expresiones en los rostros, como el
temor, la esperanza, la ira o el amor, y el estilo que antes era rudo y difícil
con él se hizo suave. Y si no hizo los ojos con el movimiento propio de los
vivos ni el final de los lagrimales, ni los cabellos ni las largas barbas con
morbidez, ni las manos con sus nudillos y músculos, ni los desnudos como son en
realidad, lo debemos excusar por la dificultad del arte y por no haber visto
pintores mejores que él de quien aprender.”
Giorgio Vasari, Las vidas
Proemio
a la Segunda Parte