(…) Esta inevitabilidad del
sufrimiento y la desesperación - de
todos modos, aquí estoy de nuevo, recuperado por un período. Estoy agradecido por ello.
Te escribo esta carta poco a poco en intervalos
cuando estoy cansado de pintar. El trabajo está yendo bastante bien. Estoy
luchando con un lienzo comenzado unos días antes de mi indisposición. (...)
(...) ¿Y qué debo hacer: continuar aquí estos meses, o irme? No lo sé. La cosa es que cuando las crisis se
presentan no son divertidas, y correr el riesgo de tener un ataque como ése contigo u otros es grave.
Mi querido hermano: Todavía te estoy escribiendo entre
los combates del trabajo. Estoy arando como un hombre poseído, más que nunca
tengo una furia reprimida por el trabajo, y creo que esto contribuirá a
curarme.
(…) Voy a seguir trabajando muy duro, y luego, si
la crisis vuelve hacia Navidad, ya
veremos, y una vez que haya pasado, entonces no veo ninguna desventaja en
mandar la gestión aquí a todos los demonios y volver hacia el norte por un
tiempo bastante largo. Irse ahora
tal vez sería demasiado imprudente, ya que es probable que haya una nueva
crisis en el invierno, es decir, en 3 meses.
(…) Estoy luchando con todas mis energías para
dominar mi trabajo, diciéndome a mí mismo que si gano, esto será el mejor conductor de la luz para la enfermedad. Tomo
gran cuidado de mí mismo recluyéndome de los demás; que es egoísta, si quieres
verlo así, para no acostumbrarme aquí a las desgracias de mis compañeros, y en
vez de ir a verlos. Pero, de todos modos, no me siento mal por ello, ya que mi
trabajo está progresando y lo necesitamos, ya que es más que necesario que lo
haga mejor que antes, cuando no fue suficiente.
El segador, 1889 (Wikipedia) |
(…) Por el momento mi mente está
funcionando con regularidad y me siento absolutamente normal - y si pienso
racionalmente en la actualidad acerca de mi condición con la esperanza de
tener, en general, entre las crisis - si, por desgracia, es de temer que esto se repetirá siempre de vez en cuando - de
tener períodos de claridad y de trabajo entremedio - si pienso racionalmente en
la actualidad acerca de mi condición entonces, ciertamente, me digo que no debo
tener la idée fixe de estar enfermo. Pero tengo que
seguir mi pequeña carrera como pintor con firmeza. Permanecer para siempre en
un asilo a partir de ahora probablemente sería exagerar las cosas."
(5 ó 6 de septiembre 1889)
Van Gogh escribió unas 814 cartas, que van desde 1872
a 1890. De todas éstas, la mayoría están dirigidas a su hermano Théo, con quien
tenía una relación muy estrecha. El fragmento que elegí esta vez corresponde a
la carta escrita entre el 5 y 6 de setiembre de 1889, desde el Asilo Saint Paul
de Mausole, en St.Rémy. La carta tiene 6 hojas, escritas de los 2 lados. Cierra
el sobre pero lo vuelve a abrir para seguir escribiendo.
Théo le había propuesto que pasara un tiempo con
él y su familia. Pero el Dr. (ni el paciente) lo consideraban aconsejable.
El cuadro al que se refiere es el que acompaña a
este texto. En esa época ya empezaba a ser conocido y valorado por otros
colegas.
Había sido hospitalizado en mayo de ese año por
sus frecuentes ataques y por 3 meses; durante este tiempo llega a tener otros
4. En agosto le permiten volver a pintar. El director del asilo, el Dr. Peyron,
le escribe a Théo comunicándole la mejoría del paciente y le da el alta.
Es el testimonio de un hombre enfermo, consciente
de su situación y con el miedo de que los ataques no le permitan pintar, su
gran pasión.
Van Gogh, The letters. Londres, Penguin Books, 1997
800/801,604
Traducción: Cristina del Rosso
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