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jueves, 2 de mayo de 2024

¿Por qué la abstracción domina al mundo?

 

Mitchell, Aquí, 1962


Bueno, como dominar al mundo… es un poco exagerado, pero que sí que domina el mercado del arte, las galerías y etc., no hay dudas.

Hablando con una fiel lectora, quien suele plantearme este tipo de cuestiones que te hacen pensar un poco más, caímos en la eterna polémica del arte contemporáneo, que no se entiende, que es una estafa, etc. etc. ( te hablé de esto por aquí). Y, si la opinión generalizada es que esto no es arte, que no se entiende, que los artistas se podrían esmerar un poco más… ¿por qué la abstracción es la técnica dominante?

A esta situación no se ha llegado porque sí. Es una conjunción de factores la que nos ha traído a este punto.

Es cierto que no es un arte fácil de entender.

Rothko, Nube azul, 1956
Te puedes quedar con las manchas, los colores, que te van con el sofá o simplemente que te hacen sentir bien cuando entras a tu casa, y es válido, pero el problema es si lo entiendes. A veces, no hay nada que entender. Pero, si vamos más allá, ¿qué hay de la composición, de la estrategia de color? A esa 2da lectura se llega con aprendizajes, frecuentación, lecturas, si es que realmente te interesa aprender sobre esto. Te puedes quedar con esa impresión superficial; me gusta, me gustan esos colores, etc., y nada más.







La mayoría de la gente se queda con la sensación de que la están estafando, que le venden gato por liebre. “¿Esto es arte?”  “Pero si esto lo hace mi nieta…” Y sí, hay mucha estafa, y no porque esté colgado en un museo implica que está bien hecho. De nuevo, para saber si te están engañando, si realmente es arte del bueno lo que te están mostrando, hay que leer, aprender, ver mucho.

Motherwell, Pintura mural nº III, 1953


¿Y por qué los museos cuelgan estas cosas? Por lo que los críticos les dicen, por los precios… Si es un museo estatal, tienen un presupuesto que hay que gastar como sea. Hay demasiados museos de arte en el mundo. Hasta hace muy poco, cada ciudad europea que se precie buscaba tener su propio museo de arte como gancho para el turismo. Eso significa, primero, hacer un edificio llamativo con un arquitecto de moda (otra partida presupuestaria y, quién sabe, coimas) y, segundo, llenarlo con algo. Las pinturas no contemporáneas ya están bien ubicadas en los grandes museos. Son muy pocas las que quedan en colecciones privadas y, al morir los dueños, generalmente van a parar a esos grandes museos. ¿Qué les queda a los museos chicos y nuevos? Pues, comprar arte contemporáneo. O sea, si hay demanda, ya sabes, aparecerá quien cubra esa demanda. Y salen ganando todos: museo, municipalidad, artista y galerista.

Krasner, Naturaleza muerta, sin título, 1938


Y si es caro, bonito y lo compras en una galería de renombre, te hará sentir importante, elevará tu estatus social, aunque no lo entiendas. El cuadro se convirtió en un objeto decorativo (muy pocas veces, de inversión) que te lo sacas de encima cuando cambias el sofá. Nadie compra ahora un cuadro para que lo hereden los nietos. Así es como artistas jóvenes, “emergentes”, tienen un ascenso vertiginoso en los rankings, impulsados por marchantes que necesitan obras para sus ventas, para, después de 10 años, ser reemplazados por otros y dejarlos en el más absoluto olvido.

Rauschenberg, Blanco, 1951


Agrégale la responsabilidad de las escuelas de Bellas Artes, con honrosas y escasas excepciones, claro. Los profesores no se complican demasiado con sus clases; la pedagogía tradicional tiene olor a viejo y ya no vale copiar a antiguos maestros, estudiar anatomía y todas esas cosas. A los alumnos los dejan solos para que exploren por sí mismos sus talentos; impulsar la creatividad, te dicen. Pero si no les das los conocimientos necesarios, poco van a descubrir. La cosa es hacer unas cuantas manchas y después explicarlas con un lenguaje arrevesado, que, cuando les pides que te lo cuenten con sus propias palabras, no tienen ni idea de lo que están diciendo. El resultado es que cuando egresan ya están quemados y desilusionados: no han aprendido nada y en el mercado ya hay demasiado de lo mismo dando vueltas.

Still, Pintura negra, 1957


¿Cómo comenzó todo esto? Bueno, con los jóvenes impresionistas. Allí comenzó todo. Fueron los verdaderos revolucionarios, los que desafiaron a las Academias, a la tradición… Y me dirías: “Bueno, sí, pero sabían pintar, es una pintura inteligible…” Sus contemporáneos no pensaban lo mismo: eran cuadros inacabados, abocetados. Era de un caradurismo proverbial presentar esos cuadros en una exposición así, sin terminar. Sin embargo, con el tiempo se impusieron y míralos ahora, en los mejores museos.

Monet, Nenúfares, 1920


¿En qué sentido estos artistas iniciaron este camino? Primero, con su técnica: la mezcla óptica (lo vimos aquí) implica pintar pensando en la desestructuración del objeto, pensarlo en manchas. Lo que hacían los expresionistas abstractos americanos tiene línea directa con los impresionistas. Segundo: el hecho de que hayan sido rechazados por los críticos y luego su éxito haya puesto en evidencia a estos últimos, hizo que, desde entonces, entre los galeristas, circule algo así como el “síndrome del Impresionismo”: ¿Y si nos equivocamos otra vez? Eso no debe volver a pasar: ante la duda, aceptemos todo lo que llega.

Monet, Nenúfares, 1914


Sorolla, Franzen, 1903

Otro factor que surge en la época del Impresionismo es la aparición de la fotografía. Su desarrollo fue rapidísimo: se pasó en pocos años del daguerrotipo, unas máquinas enormes, a la cámara portátil, que podía tener cualquiera. Si todos podemos hacer un retrato con la cámara o sacar una foto de un paisaje, ¿qué sentido tiene seguir pintándolos?








Otro aspecto a considerar es la influencia del psicoanálisis en la creación artística. Los dadaístas experimentaban con los sueños, las manchas, el azar…: el libre fluir de la consciencia. Cuando Kandinsky pinta su “Primera acuarela abstracta” (que no fue el primer pintor abstracto: la primera fue Hilma af Klint, ya te lo contaré más adelante), todas estas ideas estaban flotando en el aire…


Kandinsky, 1ra acuarela abstracta, 1911



Si avanzamos un poco más en el tiempo, el otro factor que influye hasta hoy en la consolidación de la pintura abstracta es la Guerra Fría. Después de la 2da Guerra Mundial, el mundo quedó dividido en dos: Estados Unidos, los aliados, por un lado, y, por el otro, Rusia y los países comunistas. Estados Unidos se convirtió en el adalid de la libertad en todo sentido. En Rusia sólo se podía pintar según los parámetros oficiales, en el estilo oficial (Realismo). La censura estaba a la orden del día.

Kustodiev, El bolchevique, 1920


Y si en Rusia impera la censura, en Estados Unidos hay que impulsar la libertad en la creación. El Expresionismo Abstracto (lo vimos por aquí) surge precisamente desde esta perspectiva. Por supuesto, hubo un interés político en promover este tipo de pintura. Se creó el American Commitee for Cultural Freedom (ACCF), financiado por la CIA, cuya principal misión era perseguir a los artistas comunistas en suelo estadounidense y apoyar a aquellos artistas que defendieran la libertad artística. Entre ellos, estaban Pollock, Calder, escritores, actores, etc. También este centro estaba presente en Europa.

Pollock, Número 8, s.f.



En el contexto de esta lucha ideológica es interesante ver el discurso de Roosevelt (cuando inauguró la National Gallery en Washington, 1937) y el artículo de Kennedy de 1962 para The arts of America. (Te dejo los enlaces abajo para que veas los documentos oficiales).

Bueno, así es como llegamos a que la abstracción domine el ambiente artístico. Por supuesto, convive no tan pacíficamente con las técnicas figurativas, que nunca desaparecieron, pero que, aparentemente, no son rentables. Hasta que la gente se canse de ver manchas de colores.

¿Qué opinas tú?


Te dejo los enlaces aquí:

Discurso de Roosevelt, 1937

Artículo de Kennedy, 1962


 

 Fuentes: Thompson,D. El tiburón de 12 millones de dólares. Madrid, Ariel, 2009

Thornton, S. Siete días en el mundo del arte. Barcelona, Edhasa, 2010

notas personales

  

 

 

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