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jueves, 10 de marzo de 2022

Crear un jardín

 

Jardines del Palacio Bellevue, Berlín (Imagen: C.del Rosso)

Querida colega


Qué te cuento que me reuní con un grupo de pintoras a tomar un café, en una terracita con muchas flores, árboles, buen aire… Se agradece; hay que hacer estas cosas de vez en cuando. Intercambio de opiniones, de proyectos para el futuro, qué estamos haciendo cada una de nosotras…, entretenido. Por supuesto, siempre llega el punto en que hablamos de las clases que damos, de los alumnos, de cómo responden, etc. etc.

Renoir, Mujer en el jardín, 1873

Una de ellas sacó el tema de una amiga común, paisajista muy premiada, a la que convenció para que se pusiera a pintar y tomara clases con ella. 

Esta señora era muy reticente con la pintura, pues decía que no sabe dibujar. Lo mismo de siempre: el miedo a la frustración, al fracaso, sin intentarlo, siquiera, porque te sacaron las ganas de entrada. Entonces, para convencerla y que superara ese miedo, le dijo: 

“Si tú eres tan buena paisajista, serás muy buena pintora”. 

Crear un jardín es lo mismo que pintar, según ella. Y aquí sí que no coincidimos, querida colega.

Jardín barroco francés, Palacio Belvedere, Viena
(Imagen: C.del Rosso)


A ver: te explico. ¿Qué tienen en común pintar y diseñar un jardín? ¡Nada que ver! Habría que preguntarle a Monet o a Sorolla, ¿no? Creo que ellos dirían que no es lo mismo. Claro, sí, hay que ser creativos, hay una composición, se juega con colores, pero…

Sorolla, Jardín de la casa Sorolla, 1918


En un jardín tienes elementos muy peculiares. Hay plantas perecederas, flores que brotan en determinadas estaciones, árboles de hoja perenne… O sea, trabajas con el paso del tiempo. En Pintura, no: tus colores serán los que decidas poner y estarán así durante mucho tiempo (y siempre y cuando uses materiales de calidad y que tu cuadro no tenga la mala suerte de caer en manos de un restaurador advenedizo).

Monet, El estanque de los nenúfares, 1909


Por otro lado, la Pintura tiene sólo 2 dimensiones y hay que lidiar con cómo representar la profundidad. Sin embargo, en un jardín, por más pequeño que sea, además del paso de las estaciones, tienes que pensar en diferentes alturas, profundidad, distancia lejos-cerca, usos del espacio: si es un lugar para descansar, para fiestas o para comer… No es lo mismo, de ninguna manera.

Jardín japonés, Jardín Suizenji-Jojuen, Kumamoto, Japón


Hay estilos de jardines, así como existen diferentes estilos en la Pintura. Desde el jardín minimalista y árido, pasando por el jardín japonés y terminando con el jardín barroco. O el jardín inglés, que no es lo mismo que el francés o el italiano.

Jardín inglés, Reino de los jardines, Dessau-Wörlitz


Que juegas con colores, sí, claro. No es lo mismo un jardín multicolor, que uno en el que se destaca el blanco. Esos colores vienen determinados por las plantas que pondrás y que no serán cualesquiera, no: depende de si son plantas de sol, de semisombra, de sombra; del tipo de sustrato que tienes o del clima de la zona.

Jardín italiano, Jardín Giusti, Verona


Por otra parte, la base de todas las armonías de color se da por el verde de las hojas.  Los diseñadores de jardines trabajan con su propio círculo cromático: no hay negros, p.ej. Los tierra se dan por las hojas que caen en otoño; no hay flores marrones. Con lo cual, la paleta cambia según la estación del año. 







Por supuesto, la teoría del color se aplica también en esto: si el verde es la base, hay que pensar en complementarios (rojo-naranja…), análogos (azules, violetas), contrastes múltiples… Puedes dedicarte solamente a la combinación de colores de las flores, obviando el de las hojas:  contraste de complementarios (p.ej., amarillo con violeta; los vimos aquí)  o armonías dentro de un mismo matiz (azul violáceo, violeta rojizo, violeta, azul). También puedes diseñar un jardín con sólo colores fríos o colores cálidos, como prefieras. (Vimos este tipo de contraste aquí.)

Jardines de La Granja de San Ildefonso, España
(Imagen: C. del Rosso)


La proporción de cada color también importa. Puedes tener una mayor presencia de azules y algunos toques de blanco, p.ej. (Esto lo vimos aquí.)

Con los colores puedes modificar la percepción del espacio. P.ej.: en un terreno pequeño, para dar profundidad, no hay nada mejor que colocar en el fondo flores azules. Tampoco deben faltar los puntos focales, ya sea con plantas de colores vivos, un macizo o algún objeto decorativo como fuentes, farolillos, estatuillas, la iluminación, etc. En este sentido, el diseño debe guiar la vista del espectador, tal como hacemos cuando componemos un cuadro.

Caillebotte, El parque en la Propiedad Caillebotte en Yerres,
1875


El jardín de Giverny de Monet es un ejemplo de todo esto: puntos focales en senderos, flores en 3 alturas que van cambiando según la estación del año, sombras reparadoras, los reflejos del agua… Él decía que su mejor cuadro era su jardín, su mejor obra. Si nos ponemos a comparar qué hizo mejor, creo que no sabríamos encontrar una respuesta: el Monet pintor, ¿hubiera existido sin el Monet jardinero? Supongo que sí.

Monet, El jardín del artista en Giverny, 1900


Mientras los pintores tenemos que arreglárnosla con un espacio plano y restringido, un paisajista trabaja con un entorno en el que te integras, disfrutas y hueles. Y lo tienes que cuidar, para que no se eche a perder. Un cuadro lo cuelgas y ya está; lo tienes ahí para disfrutar, pero no tienes que hacerle nada más, no te involucras mucho más allá de la contemplación artística.

Rusiñol, Jardines de Aranjuez, 1911


En fin, crear un jardín es muy gratificante: tus cuidados tienen su recompensa y puedes compartirlo con tantos como quieras. Pintar, bueno, es otra cosa: lo creas en la soledad del taller, lo disfrutas mientras lo haces, pero hasta que no lo muestras al público o te lo compran, sólo lo verás tú y nadie más. Claro, te romperás la espalda haciendo hoyos en la tierra o moviendo macetas, mientras que delante del caballete harás menos ejercicio (y quién sabe, también tendrás problemas de espalda).

Sargent, Villa di Marlia, 1910 (acuarela)


Sorolla, Fuente del Alcázar
de Sevilla, 1908

En fin, mi colega logró que nuestra paisajista quisiera tomar clases con ella.
Le sirvió de mucho tanto para su vida personal como para su profesión, pues empezó a entender mejor la teoría del color. Le picó el bichito éste de la pintura y se arrepintió de no haberse largado antes (es que esto tiene un no sé qué que te atrapa), tanto que ya tiene todas las paredes de su casa repletas con sus creaciones. 

Pero, querida colega, jardinear no es lo mismo que pintar.






Si te interesa el tema de los jardines, te dejo aquí los enlaces de artículos anteriores: 

Los jardineros

Los artículos del verano de 2020 sobre cuadros de jardines. Busca en el temario "De vacaciones".

En el jardín de Monet

La casa del maestro Sorolla



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