Malevich, Cuadrado blanco sobre cuadrado blanco, 1918 |
El blanco no es un color: es la
suma de todas las luces. Decimos en pintura que es un valor; sin embargo, lo percibimos como un color. De hecho, los pintores
usamos mucho blanco: lo compramos en tubos grandes y no puede faltar en nuestra paleta. Lo
usamos para mezclar con otros colores, para el toque final de luz, pero también
como fondo neutro en nuestras telas.
No hay un blanco absolutamente
puro: dado que refleja todas las ondas lumínicas, es muy inestable y cambiante.
Esto influye también en su percepción psicológica.