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jueves, 16 de octubre de 2025

7 cartas misteriosas

Rembrandt, Autorretrato con gorra y dos cadenas, 1643

 

Las cartas de Rembrandt

Cuando uno estudia la vida de un artista, hay muchas maneras de conocerlo. Una de ellas es leer sus escritos. ¿Qué mejor que conocer de primera mano lo que piensa, lo que siente, lo que calla?

Un ejemplo fascinante son las cartas de Van Gogh (800 en total) o las de Rubens, un intelectual hecho y derecho. Pero de otros personajes apenas si tenemos testimonios de este tipo, p.ej., de Velázquez o de Rafael

Y de Rembrandt.

Rembrandt, Ascensión de Cristo,
1636

De este gigante del Barroco holandés conocemos casi todo, pero no por él mismo. Hay registros de todo tipo, de todo lo que se te ocurra, desde boletas de compras, pasando por archivos notariales y denuncias y terminando con lo que decían de él amigos o clientes. Pero de su mano, sólo 7 cartas.

Al menos, por ahora, porque nunca se sabe.

Me costó no sabes cuánto conseguirlas, aunque en este mundo globalizado, si sabes buscar, lo encuentras. Estaban dentro de un antiguo libro con el registro de todos los documentos sobre el artista. Actualmente se encuentran desperdigadas en varias colecciones (y varias de ellas, privadas), así que esto dificulta la búsqueda.

van Camp. Constantijn Huygens y su
esposa, 1635

Estas cartas están dirigidas a Constantijn Huygens, su mecenas. Rembrandt tenía por aquel entonces unos 30 años. Escribe con un muy buen nivel de redacción, con todos los respetos que le debe a este señor y con las fórmulas de cortesía que corresponden.

Claro, sorprende, si lo comparamos con el don de gente y conocimientos de Rubens (lo vimos por aquí). ¿No es que era el hijo de un molinero? Sin embargo, de algo sirvieron los años de educación básica en latín y su breve paso por la Universidad de Leiden.

Rembrandt, Resurrección de Cristo,
1636

Allí mismo, en Leiden, su lugar de nacimiento, comenzó a estudiar Pintura, como aprendiz, como se hacía en esa época, hasta que se independizó y abrió un taller con su amigo Lievens en 1625, o sea, con sólo 19 años (es que ya asombraba a todo el mundo con sus habilidades).

Y aquí aparece Huygens. ¿Quién era este señor?

de Kayser, Constantijn Huygens y
su secretario, 1627

Huygens también había estudiado en la Univ. de Leiden. Era un hombre cultísimo, que se desempeñaba en varios idiomas, un erudito que escribía tratados y poemas. Fue ascendiendo en puestos de gobierno hasta llegar a ser el consejero de Hacienda del Príncipe Federico Enrique. (De paso: no nos olvidemos de que por estos años Holanda estaba en guerra contra España desde hacía rato.) Siempre buscando obras de arte para su señor, llegó al taller de Rembrandt y Lievens allá por el 1628. Lo sabemos porque el mismo Huygens nos cuenta esta visita. Quedó entusiasmadísimo con el estilo de Rembrandt: sabe mostrar los “movimientos del alma”, es decir, las emociones. A Lievens lo valoraba como retratista y, de hecho, lo envió a Inglaterra en 1632.

La cosa es que Huygens comenzó a encargarle muchos cuadros a Rembrandt para el Príncipe y esto posicionó al artista como uno de los mejores del momento. Finalmente, Rembrandt se estableció en Amsterdam para llegar a más clientes, establecer su taller con aprendices y vivir “más allá de sus posibilidades”, como decimos ahora, costeándose todo tipo de lujos (que lo llevaron a la quiebra, claro, pero eso mejor te lo cuento otro día).

Y es en este contexto en el que surgen estas 7 cartas.

Rembrandt, Descendimiento de la
Cruz, 1636

Huygens le pide a Rembrandt una serie de cuadros sobre la Pasión de Cristo. No se sabe exactamente si el artista era protestante, pero sí sabemos que bautizó a su hijo en la iglesia reformista holandesa. En fin, el encargo era de 5 cuadros con los temas de la Crucifixión, Descendimiento de la Cruz, Entierro de Cristo, Resurrección y Ascensión.

“Mi señor,

Mi más gracioso señor Huygens, [yo] espero que su señoría por favor le diga a su excelencia que estoy trabajando duro en y completar hábilmente las tres pinturas de la pasión que su Excelencia mismo me ha encargado, un entierro y una resurrección y una Ascensión de Cristo. Estas son piezas acompañantes a un descendimiento de Cristo en la Cruz. De las tres primeras piezas nombradas una está terminada, la con la ascensión de Cristo al cielo, y los otros dos están casi terminados. Y así si su Excelencia prefiere tener esta pieza terminada primero o los tres juntos, [yo] ruego a mi señor que me haga saber que puedo servir mejor a los deseos de su Excelencia el Príncipe. (…)” 

(Te lo copio tal cual está en el original; sin fecha, quizás 1635.)

 Rembrandt había terminado ya la Ascensión y está por tener listas el Entierro y la Resurrección y pregunta si el Príncipe prefiere esperar a recibir el pedido completo o que le mande las que ya tiene.

Rembrandt, El entierro de Cristo,
1636

En la segunda carta, ya de febrero de 1636, vuelve a preguntar sobre qué hacer y pide 1200 florines (algo así como 15000 euros actuales). Mucha plata, evidentemente, porque inmediatamente, dice que “me voy a conformar con lo que su excelencia me paga”. Y, de paso, le da indicaciones sobre cómo colgar los cuadros.

 En la 3ra nos enteramos de que, efectivamente, envió la primera tanda de obras y ahora pregunta si puede mandar el Entierro y la Resurrección. Y, en agradecimiento a Huygens por estas cuestiones, le ofrece como regalo un cuadro de 3 x 2.5 m, que probablemente sea “La ceguera de Sansón”.


Rembrandt, La ceguera de Sansón, 1636

En la carta siguiente ya sabemos que envió los dos cuadros restantes, pero ahora pide 1000 florines por cada uno (aprox. 12500 euros) (o lo que su Excelencia se anime a darle). Los marcos y las cajas de envío se las cobra por separado: 44 florines (550 e). (Bueno, parece que el delivery sigue siendo igual desde entonces…)

Parece ser que Huygens rechazó el regalo, pero Rembrandt se lo envió igual. Y sigue reclamando el pago. Vamos, que hasta el gran Tiziano había tenido problemas para cobrar. Cuenta en la 5ta carta que apareció por su casa el recaudador de impuestos, Wittenbogaert, para ver las obras, mientras las estaba embalando. (¿Control de calidad para saber si valían el precio que el artista estaba exigiendo?)

 Sigue el reclamo en la carta siguiente: que, por favor, Huygens interceda ante su Señoría para que le pague, que está dispuesto a recibir 600 florines por cada uno. (¡Qué bajada de precio!) ¿Se habrá quejado el Príncipe por el precio?


Rembrandt, Erección de la Cruz,
1636

Y ya en la última carta, Rembrandt se pone fuerte. Le comenta a Huygens que se quejó ante Wittenbogaert por el retraso de su pago, pero que el tesorero Volberger fue a reclamarle, a su vez, el pago de impuestos correspondientes al semestre, 4000 florines, con lo cual la cuenta adeudada ahora era de 1244 florines, es decir, 600 x 2= 1200 + 44 de envío y embalaje. (Parece que en cuestiones tributarias seguimos más o menos igual, ¿no?)

 Así se termina la secuencia de las cartas. Que revelan muchas cosas más allá de lo anecdótico. Por un lado, la alta consciencia que Rembrandt tenía de su propio trabajo para exigir esos precios; por otro lado, que el Príncipe no estaba dispuesto a pagarlo, dada la situación de guerra en la que se vivía y la crisis de los tulipanes (lo vimos aquí).

¿Cómo terminó la relación con Huygens? No hay constancia de que la relación siguiera. ¿Se ofendió Huygens por la insistencia poco elegante del artista? Después de todo, él había cumplido con el encargo y su contratante no había respondido de la misma manera; quizás no fue lo suficientemente astuto al fijar el precio o en cómo dirigirse a su mecenas.

van Mierevelt, Constantijn Huygens,
1641


En las cartas no se menciona otro cuadro de la serie: “La adoración de los pastores”, que fue pintado en 1646. ¿Qué tiene que ver éste con el tema de los otros? ¿No era que se trataba de la Pasión de Cristo? ¿Y por qué tanto tiempo después? ¿Es que el Príncipe quería completar la serie con otros pasajes de la vida de Cristo? Federico Enrique murió en 1647 y probablemente por eso se interrumpieron los encargos a Rembrandt.


Rembrandt, Adoración de los pastores,
1646

La serie de la “Pasión de Cristo” para el príncipe Federico Enrique la puedes ver en la Alte Pinakothek de Munich.

 

Fuentes: Hofstede de Groot, C. Die Urkunden über Rembrandt.

 La Haya, Martinus Nijhoff, 1906 (Tr.: B. Binstock) 

(Traducción a partir de Binstock: C. del Rosso)

 

 

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