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Modersohn-Becker, Autorretrato con fondo verde, 1905 |
Para el Día de la Mujer de este
año se me ocurrió contarte la vida de Paula Modersohn-Becker. ¿La conoces?
Fue una pintora ¿expresionista?
alemana. (¿Se la podrá encasillar como expresionista?)
Si me sigues en las redes (tienes
los enlaces a la derecha), habrás visto que estaba leyendo en la piscina un
libro gordo sobre esta artista. Poco práctico, sí, pero era la manera de
obligarme a leerlo entero. (También tengo libros para cafeterías y consultas
médicas más delgaditos y livianos; otros para leer en casa…)
No hay nada mejor, creo yo, que consultar
el diario o cartas de un artista para conocerlo por completo. Y en este caso se
aplica con todo.
Paula Becker era de Dresde.
Siempre fue muy inquieta, con ambiciosos intereses. En su infancia, la familia
se trasladó a Bremen. Cuando era adolescente se fue a vivir un tiempo a
Londres, a lo de una tía, para aprender inglés. Allí estudió dibujo, como
complemento de su formación. Cuando volvió a Bremen, el bichito de la Pintura
ya la había afectado y tomó la decisión de ser artista; primero, en su ciudad y
más tarde, en Berlín. Su padre la apoyaba, pero le insistió en que tuviera otra
profesión: se recibió de maestra. En una excursión con la familia a Worpswede
descubrió a la famosa colonia de artistas que allí se había instalado; el
ambiente le fascinó y esto reforzó su vocación.
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Modersohn-Becker, Naturaleza muerta con pecera, 1906 |
Viaja mucho, siempre con muchas
ganas de conocer museos y el arte de su tiempo. Es muy crítica con lo que ve.
Adora a Rembrandt, pero el camino a seguir se lo señala Cézanne. En 1898 se va
a vivir a Worpswede. El contacto lo hace una amiga de la madre y le recomiendan
que estudie allí con Mackensen. Conoce a la que será su gran amiga, Clara
Westhoff, escultora, quien será más tarde la esposa de Rilke, el poeta. Los
padres no están de acuerdo con que se vaya de la casa, a una sospechosa colonia
de artistas, pero tratan de comprenderla.
En el grupo de Worpswede se
encuentra Otto Modersohn, once años mayor que ella, pintor ya establecido y
famoso. Ella conocía sus cuadros y lo admiraba ya antes de conocerlo. Los
presentaron en una fiesta del grupo. Cuando ella le mostró sus trabajos, a él
le parecieron muy buenos y ella quedó muy sorprendida: que un artista como él
¡le diga eso!!!
Paula allí es feliz. Varias veces
repite “¡Esto es vida!”. No, no es vida, “es un sueño”.
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Modersohn-Becker, Modersohn durmiendo, s.f. |
En 1900 se va a vivir a París
unos meses. Paula se siente insegura, sabe que no tiene formación suficiente y
se inscribe, junto con Clara, en la Academia Colarossi, que aceptaba mujeres.
No tiene mucho dinero: había recibido la herencia de un tío, pero pronto se le
acabó y no tenía ni para comer; estaba muy débil. Mientras tanto, la esposa de
Modersohn muere y él queda a cargo de la pequeña Elsbeth, su hija.
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Modersohn-Becker, Niña sobre tapete rojo, s.f. |
Paula vuelve a Worpswede y
comienza la relación con Modersohn, que será el amor de su vida. Él había
enviudado hacía apenas 4 meses y mantuvieron la relación en secreto (el luto
era muy estricto, lo vimos por aquí). Ella está feliz, muy feliz. Ella llevará
alegría al hogar, será como una madre para Elsbeth y será una gran compañera
para Otto, con quien puede compartir ideas e intereses. Antes de casarse los
padres le aconsejan ir a Berlín a tomar cursos de cocina y de manejo de la
casa. No aguanta más de 2 meses y se vuelve. Se casan en 1901: ella tenía 25
años y él, 36. No será un ama de casa típica, no te creas: nada puede
interferir en su trabajo como pintora; ocupaba el taller mañana y tarde con un
rígido horario de trabajo. A Otto esto no le importa, aunque reconoce que las
prioridades de su esposa pasan por otro lado. Mientras él pueda trabajar
tranquilo, la casa funcione y la niña esté cuidada…
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Modersohn-Becker, Retrato de niña, s.f. |
Sin embargo, las cosas no van
bien. Ella necesita ver arte, exposiciones, aprender. La persigue esa sensación
que hoy llamamos “síndrome del impostor”. Quiere ir a París. Allí está toda la
movida cultural. Por otro lado, a Modersohn no le interesa. Prefiere estar en
el campo, en medio de la naturaleza, en paz; odia la ciudad. No comprende la
pintura moderna. Detesta a Monet (que seguía activo por esas fechas). Es que el
ideal del grupo de Worpswede era revivir el espíritu de la Escuela de Barbizon
(lo vimos por aquí) y llevarlo a Alemania. O sea, seguir el camino de Millet,
Cottet, Rousseau… A Paula también le gusta la paz del campo, los paseos por el
bosque, pero siente la necesidad de formarse, de estar donde están las
oportunidades.
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Modersohn-Becker, Paisaje con luna, s.f. |
En su diario, Modersohn comenta
que Paula es una gran pintora, que está avanzando muchísimo. Que siempre tiene
la opinión justa sobre todos los temas. Pero qué lástima que nadie repare en
ella, nadie pregunta por lo que está haciendo… Ella era para todos la señora
de… y su actividad como pintora pasaba para los demás como un hobby (salvo
algunas excepciones, como para Rilke). Modersohn permite que ella viaje
a París.
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Modersohn-Becker, Rilke, 1906 |
Cuando vuelve, Paula comienza a
ahorrar para otro viaje a París. Le asfixia Worpswede con su provincialismo.
Nadie sabe de sus intenciones, salvo su querida hermana Herma, que está
estudiando allí. Ni siquiera su marido: tiene la firme convicción de separarse
de él y poner por delante su vocación de pintora. Se lo dice a último momento.
Allí se encuentra con su hermana.
Es tal la inseguridad por su formación, que se inscribe como alumna en la
Academia Julian.
Otto no logra entender lo que está pasando. Si
todo estaba en orden… Ella le insiste en que, si quiere salvar el matrimonio (y
el hijo tan deseado, que no llega), que se vaya a vivir con ella a París.
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Modersohn-Becker, Naturaleza muerta, 1907 |
El decide ir a verla para
convencerla de que regrese con él, pero cuando está dispuesto a partir, muere
su madre. Viaja de todas maneras a París, pero con la muerte de su madre
todavía muy fresca en su alma. No logra nada: ella ya ha tomado una decisión.
La vida es una y tiene que pensar en sí misma. La madre, la hermana, los amigos
hacen todo lo posible para convencerla de que vuelva con su marido. Ella les
contesta cortésmente, pero no va a cambiar de decisión por nada del mundo.
Rilke, después de tantos años de
amistad, ve por primera vez sus obras y se ofrece a ayudarla en París. Paralelamente,
Modersohn se va decepcionando del rumbo que ha tomado Paula en su estilo.
Demasiado moderna para él: tiene sentido del color, pero no respeta las
proporciones, la anatomía. Para él, tiene demasiado talento pero contaminado
por las nuevas teorías.
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Modersohn-Becker, Zanja en el pantano, 1900 |
Las cosas no van bien para ella. Quiere
ser independiente, no quiere volver con su marido, pero no tiene dinero para
sobrevivir. Les pide plata a los amigos, a su hermana. Si logra una venta
(vendió sólo 5 cuadros en vida), sirve sólo para saldar deudas. Más de una vez
se ve obligada a pedirle dinero a Modersohn. Le suplica que le pase una
mensualidad para no tener que humillarse de esa manera. Él la ayuda, pero no hace
esa concesión.
En 1906 Modersohn vuelve a París
a buscarla. Paula, finalmente, entiende que su tan ansiada libertad para
trabajar no es tal si no tiene dinero para sobrevivir y que su marido le da la
paz y tranquilidad para poder pintar. Vuelven los dos juntos a Worpswede.
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Modersohn-Becker, Paisaje gris con canal del pantano,s.f. |
En febrero de 1907 queda
embarazada. Tendrán una niña a la que llamarán Mathilda, como la abuela. El
médico le recomienda reposo. A los 20 días el Dr. le permite levantarse de la
cama. La llevan hasta el salón, le traen a la niña y dice: “Ahora es casi tan
hermoso como Navidad. ¡Qué lástima!”. Y murió en ese instante, por una trombosis post-parto.
Paula Modersohn-Becker dejó más
de 700 óleos, miles de dibujos y grabados. Se inspiraba especialmente en
Cézanne, en Gauguin, en Van Gogh. No fue feminista según cómo lo entendemos
hoy. Quiso abrirse paso en el difícil mundo del arte; no quiso dejar de lado su
vocación y luchó por sus convicciones. Tuvo muy poca ayuda, pocos creyeron en
ella. Después de su muerte se hicieron muchas exposiciones con sus obras, se la
dio a conocer y hoy es considerada como una de las grandes pintoras alemanas.
Fuentes: Bush, G.- v. Reineken, L. Paula Modersohn-Becker.
Frankfurt, Fischer, 2007
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