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jueves, 4 de julio de 2024

Los líos de los dioses griegos

Lanfranco, El consejo de los dioses, Galleria Borghese, Roma, 1615, fresco

 

De vacaciones

Y llegaron las vacaciones. Algunos con frío; otros, con mucho calor. No da para escribir (ni leer) cosas densas, la verdad.

Se me ocurrió este año traerte historias antiguas, ésas de líos entre dioses y semidioses. (Ya que están por empezar las Olimpíadas, qué mejor.)

Pintura mitológica, diríamos, que es una rama de la Pintura de historia, con minúscula (te lo expliqué por aquí). Más allá del cuentito de que Zeus hizo tal cosa y tal dios no sé qué y los mortales sufrieron penurias por su causa, detrás de todo esto hay una moraleja. Estos dioses son representaciones de los vicios y virtudes de los seres humanos. Era un espejo de 2 caras: un mundo sobrenatural, ideado a imagen y semejanza de los seres terrenales, y, a la vez, creado por esos mismos hombres que proyectaban su propia experiencia a un mundo que no es el nuestro. No por nada los grandes artistas acudieron a estas historias: son pinturas con una lectura lineal y otra, más profunda, con mensaje.

La fuente, sin duda, fueron las Metamorfosis de Ovidio. La influencia de este poeta en el arte en general fue tremenda. Tiziano, Rubens, Veronese… Las historias que te voy a contar durante este mes la mayoría salen de este poema.

¿Empezamos?

El primer mito que te quiero contar es... 

El rapto de Perséfone

Bernini, El rapto de Proserpina, 1621


Primavera, verano, otoño, invierno. De nuevo así al año siguiente.  No cambia.

Cuando llega la primavera todo reverdece. Se acaba el frío, todo se llena de flores, cosechamos frutas, verduras… La Naturaleza alcanza su apogeo. ¿Por qué? ¿Por qué esta sucesión de lo que llamamos “las estaciones del año”?

Anónimo, El rapto de Perséfone, Tumba de Vergina, Grecia,
sg. III a.C., fresco


Eso se preguntaron los antiguos griegos y encontraron la causa en las disputas de los dioses del Olimpo. El otoño y el invierno ocurren porque alguien ha desaparecido. La tierra en invierno no es fértil porque alguien se ha enojado.

Tiepolo, Plutón rapta a Proserpina, 1743, Palazzo Labia, Venecia, fresco


Quien ha desaparecido es Perséfone (o Proserpina para los romanos) y hay que esperar a que regrese para que el sol vuelva a brillar. Su madre, Deméter (Ceres), está furiosa y desesperada.

Perséfone no se escapó de la casa por propia voluntad, qué va. Apareció Hades, el dios del Averno, del inframundo, (para los romanos: Plutón) y la raptó. Se la llevó al mundo de los muertos. Por supuesto, la autora intelectual de este secuestro fue Afrodita (Venus), la diosa del amor, que envió a su hijo Eros (Cupido) a que le tire una de sus flechas al dios de la oscuridad y se enamore de la chica.

Rembrandt, El rapto de Proserpina, 1632


Deméter recorría la tierra buscando a su hija. Como modo de venganza, su furia iba secando los campos a su paso. Al ver esto, Zeus (Júpiter), que sabía perfectamente lo que había pasado, entendió que debía buscar una solución: envía a Hermes (Mercurio), el mensajero de los dioses, al inframundo para que trate de convencer a Hades de que suelte a la jovencita.

Llegaron a un acuerdo: Perséfone podía subir a la tierra a ver a su madre durante 6 meses, pero debía regresar, cumplido ese plazo, para estar con su marido. Él la hace comer unos granos de granada, la fruta símbolo de la fidelidad. Algunos dicen que Hades la indujo a comerlos; otros dicen que fue una casualidad, que ella no se dio cuenta.

Allori, El rapto de Proserpina, 1570


Es así como, cuando Perséfone llega a la tierra, nos trae la primavera y los campos se llenan de flores y frutos. Cuando vuelve con su marido, llega el frío, todo se marchita. Ella también sufre una transformación: en el mundo inferior su rostro se vuelve terrorífico y temible; cuando visita a su madre se convierte en una bella joven.

Es la diosa protectora de los matrimonios y de los niños y, junto con su madre Deméter, es la diosa de la agricultura.

En la Pintura, el rapto de Perséfone fue representado muchísimas veces. Después de todo, fuera de lo macabro del hecho, hay una luz de esperanza, una salida. Una madre que encuentra a su hija y la recupera, aunque sea por 6 meses. (Mira en este cuadro de Leighton cómo la recibe, ansiosa por darle un abrazo.)

Leighton, El regreso de Perséfone, 1891


Te podría traer muchos ejemplos. Rembrandt la muestra tratando de defenderse, tratando de escapar de las garras de Hades. Lo mismo hace Rubens, pero creo que la versión de Rembrandt es más desgarradora. En Rubens aparece Atenea (Minerva) tratando de detener la acción de Hades. Junto a ella, tenemos también a otras dos diosas, que pueden ser Artemis (Diana) y Afrodita (Venus).

Rubens, El rapto de Proserpina, 1636 (Imagen: Museo del Prado9



Allori y Tiepolo, bueno, suavizan el asunto para hacerlo más aceptable. En cambio, Crane nos muestra el momento justo en que ella comprende lo que está pasando. Curioso: Hades aparece como soldado romano.

Crane, El destino de Perséfone, 1877


Mira éste de Heinz el Viejo: es como si la tierra se convirtiera en un torbellino de fuerzas que quieren impedir el rapto. (De paso: un ejemplo perfecto de composición en óvalo.)

Heinz el viejo, El rapto de Proserpina, 1595


Y por último, la Perséfone de Rossetti, el pintor prerrafaelita, el de las mujeres lánguidas y pelirrojas (una vez más: Elizabeth Siddal, como modelo; lo vimos aquí). Y la muestra con la granada, esa fruta que le dio de comer su esposo para comprometerla a que regrese. Y nos dejó el invierno.










Nota: El rapto de Proserpina de Bernini es una maravilla: ¡mira cómo el mármol duro y frío se convierte en piel humana!

Bernini, El rapto de Proserpina (detalle)


Fuentes: Cansik, H.-Schneider, H. Der Neue Pauly. Stuttgart, Metzler V., 1996

Grimal, P. Diccionario de mitología griega y romana. Bs.As., Paidós, 1981

Ovide, Les Métamorphoses. Paris, Les Belles Lettres, 2021

 

 

 




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