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jueves, 10 de mayo de 2018

El reencuentro


Rubens y Tiziano en el Museo del Prado

Rubens, Cabeza de niña, 1616



Una llamada de teléfono. Una amiga que hacía años que no veía. Quería verme. ¿Dónde? Estaba de paso, sólo unos días, para después subirse a otro avión. Me pidió que la lleve al Museo del Prado, pues no lo conocía.










Era un día precioso de sol, pocos turistas, nada de cola. Genial. Tantos años… El reencuentro fue emocionante. Le pregunté si le interesaba ver algo en especial y me dijo que no, que prefería que yo la guiara. Velázquez, Goya, Ribera, El Greco, Rafael, Rubens, Zurbarán, Fra Angelico, Durero Le propuse ir a ver las expos temporales y aceptó. Descansamos un ratito en la cafetería (nos pusimos al día) y seguimos.


(Imagen: C.del Rosso)

Fuimos a ver primero la exposición “In lapide depictum”, sobre pintura italiana sobre piedra. ¡Interesantísimo! Nos quedamos un rato largo y eso que es una expo pequeña. Presentan 3 obras de Tiziano, de propiedad del Museo, pintadas sobre pizarra. Hay de Bassano, de Sebastiano del Piombo y de Volterra. Todos ellos estaban ensayando sobre nuevos soportes. La eternidad de la piedra. Los griegos también lo habían hecho: han traído un mármol con unas figuras en arcilla que casi se están desvaneciendo después de tantos siglos.

Tiziano, Dolorosa, 1544 
Para que entendamos la diferencia, nos muestran distintos tipos de piedra. Y Tiziano es Tiziano: su Dolorosa en mármol es espectacular. Se puede ver el tratamiento de la cara posterior y los bordes poco lisos. 













Tiziano, Ecce Homo, 1548



Su Ecce Homo impacta por cómo trabaja la masa muscular, no se ve diferencia con cualquiera de sus óleos sobre tela.













Bassano, Coronación de espinas, 1590
Me quedé un rato tratando de descubrir cómo lo hacían: fondo oscuro, el pincel se desliza suavemente, apenas si absorbe la pintura. La piedra lisa, pero con brillos, que añade luz a la obra. En Bassano las figuras parecen como stickers pegados; las figuras salen del fondo oscuro. Mi amiga estaba igual de entusiasmada que yo y eso que ella es de Económicas. Lástima que no dejen sacar fotos (igual, la iluminación es tan baja que saldrían pésimas). 












Del Piombo, Piedad, 1540
Que Volterra heredó el secreto de del Piombo, que ponía los pigmentos con cera caliente sobre la piedra, que Vasari dice que fue el que impulsó esta técnica. Del Piombo envió su Piedad por barco con mucho miedo de que se dañe en el trayecto y con ella, un encargado para que la vigile. Llegó bien, permaneció incólume durante siglos, hasta que se quebró en la Guerra Civil.











Rubens, Prometeo con el fuego,
sg.XVII

En la sala de enfrente, la expo de los bocetos de Rubens. Mi amiga no se la quería perder: me sorprendió. No es un artista fácil de entender ni es del gusto de nuestra época. La expo es realmente apabullante: por un lado, por la cantidad de bocetos que han traído. ¡Son casi 80! Muchos son propios; otros, del Museo Boijmans de Rotterdam, y de otros tantos museos. 















Cossiers, Prometeo trayendo el
fuego, 1636
Por otro lado, ¡pensar que todo eso lo hizo él! ¡Hay más de 500 bocetos de su mano! ¡Qué capacidad de trabajo, de inventiva, de creatividad! No pienses que son todo dibujos, no: bocetos en el sentido de pequeñas (o no tan pequeñas) manchas de color, para que el cliente tuviera una idea del proyecto. O bien, para que sus ayudantes supieran de qué iba la cosa y qué debían hacer. 

Hay algunos que podrían pasar perfectamente por cuadros terminados. Otros son apuntes rápidos, con pintura muy aguada, o con el lienzo sin imprimar. Algunos son para tapices o para portadas de libros o para instalaciones para fiestas. Interesante ver la copia de un manuscrito suyo, con sus dibujos y notas. Y el Prometeo, que pergeñó en un boceto, para que Cossiers lo pintara en formato grande. 





O el cuadro gigantesco que pintó junto a Snyders. Puedes ponerte a buscar las diferencias….


Rubens y Snyders, Filopómenes descubierto, 1609

Sin embargo, el cuadro más bonito (y ya no boceto) es el de su hija Clara Serena, que murió poco tiempo después. Nos causó una tremenda admiración: atrapó la vida de esa niña y se volvió inmortal.

Rubens, Diana y las ninfas cazando, 1636

Rubens, Cupido con delfín, 1637
Para mi gusto, es demasiada obra e inabarcable. Creo que merece volver y repasarla con detenimiento. No sirve verla de pasadita. Me quedé con las ganas de establecer diferencias y comparaciones, ver el cómo, cómo se mueve esa mano, qué pinta y qué deja de pintar.











Rubens, La apoteosis de Hércules, 1637

Ya se iba haciendo la hora de ir al aeropuerto. Ella quedó muy agradecida por la visita: había cumplido con el sueño de conocer el Museo del Prado. Fue una linda manera de celebrar el reencuentro.














 "In lapide depictum" está hasta el 5 de agosto. Puedes verla online pinchando aquí.
"Rubens, pintor de bocetos" termina también el 5 de agosto. Puedes verla online pinchando aquí.



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