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jueves, 18 de febrero de 2016

Una trampa para tu ojo

Gysbrechts, Reverso de una pintura, 1670

En realidad, si fuéramos muy estrictos, toda la pintura es una ilusión óptica, una trampa para el ojo. Pues, ¿qué es una naturaleza muerta sino una superficie pintada, plana… por más real que nos parezca? 

Harnett, Naturaleza muerta con violín y
partituras, 1888 (Imagen: Wikipedia)

La tarea de los pintores es tratar de engañarte y hacerte creer que eso que ves en el cuadro es real, tridimensional… cuando sólo tiene 2 dimensiones. De acuerdo, pero también es cierto que te lo crees sólo por un rato: artista y espectador comparten un acuerdo tácito en que esto de alguna manera es real. Y seguro que sales diciendo: “¡Pero si parece una foto!”. Es que en nuestro tiempo estamos tan condicionados por las imágenes, que éstas se han apoderado de nuestra percepción de la realidad. 








Si bien toda pintura realista es una ilusión óptica (y ni qué hablar de anamorfosis, óculos, cúpulas falsas y etc.), existe un subgénero que se llama “trampantojo”, y de eso vamos a hablar hoy. “Trampantojo” es la castellanización de la palabra francesa “trompe-l’oeil” y designa a todas esas obras que intentan engañar al ojo, mostrando como reales cosas que no lo son. Por ejemplo: un mármol falso, una puerta pintada donde no la hay, etc. Y, si bien toda pintura figurativa es imitación de la realidad, el trampantojo plantea la duda sobre esa realidad. Es un juego en el que se involucra la creencia del espectador y el engaño a su mirada y a su sentido del tacto. (¿Es tan real como lo sentirían mis dedos?) 

Peruzzi, Sala della Prospettiva,
Va. Farnesina, 1518


Aparece en todas las culturas antiguas, vinculado a un espacio arquitectónico, p.ej. en Roma. En el Renacimiento se afianza y perdura hasta hoy. Ya hemos hablado alguna vez de Mantegna, de Giotto, Pozzo, Correggio, da Cortona…Como subgénero nace en el Barroco, es decir, ya no como mural, sino como cuadro independiente de la pared. 




van Eyck, Díptico de la Anunciación,
1535



Para que nos pueda engañar, el realismo de lo representado debe ser absolutamente preciso y que la escala coincida con el objeto real en cuestión. Es fundamental que la perspectiva coincida perfectamente con el punto de vista del espectador y que los juegos de luz y sombras concuerden con éste. 








Bejarano, Trampantojo, sg XVIII



Los temas son muy variados. Cuando están vinculados a la pared, pueden aparecer desde imitaciones de nichos con sus estatuas, marcos falsos, jardines, pero en el caso de cuadros pintados el tema más común es el de los que aparentan ser paneles con papeles, cartas, sobres… 






Y si hablamos de simular papeles, ¿por qué no colgar un cuadro con un billete de dólar? Bueno, esto mismo hizo años después Warhol: nada nuevo bajo el sol. 

Dubreuil, Billete de 5 dólares, 1891

Algunos artistas se han especializado en este tipo de pintura, como, por ejemplo, Cornelis Gysbrechts (1657-1675). Sin duda, el ejemplo más fascinante es su cuadro “Reverso de una pintura”. Nos indica que lo pintado es sólo una ficción; si diéramos vuelta ese cuadro nos encontraríamos con la realidad: el reverso. ¿Cuántos artistas contemporáneos habrán hecho lo mismo? Nada nuevo bajo el sol. 

Borrel del Caso, Escapando
de la crítica, 1874 (Imagen:
Wikipedia)
En el Barroco español, tenemos las obras de Pedro de Acosta, Vicente de Vitoria, Diego Berajano, e incluso, hasta el mismo Murillo. Del siglo XIX no podemos dejar de citar a Peto, Peale, Dubreuil o Harnett. Sin duda, el trampantojo más famoso es el de Pere Borrel del Caso, con su “Escapando de la Crítica”: ¡hasta las figuras del cuadro huyen de los críticos de arte! 

Hacia 1960 surgió en Francia el Movimiento del Trompe-l’oeil (o “Peintres de la Réalité”) de la mano de Henri Cadiou y Pierre Gilou, para defender a la pintura realista, y sigue vigente hasta hoy dentro del Hiperrealismo. Es también una técnica muy utilizada por los grafiteros, como Banksy.




Un trampantojo siempre será un juego, un juego en el que el artista, valiéndose de la contraposición “realidad” versus “ilusión/apariencia”, pretende sorprenderte.

Y me quedo pensando… ¿es la realidad virtual, en la que hoy nos movemos, un trampantojo contemporáneo? 

Brizé, Documentos en la pared, 1656 (Imagen: Wikipedia)


Fuentes:Baudrillard, J.-Calabrese, O. El trompe-l’oeil. Madrid, Casimiro, 2014;
Cadiou, H.-Gilou, P. La peinture en trompe-l’œil. Paris, Lethielleux,1995;
Stoichita, V. La invención del cuadro. Barcelona. Ed. Del Serbal, 2000

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