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jueves, 17 de abril de 2025

Un altar repartido en 3 lugares distintos

 

Basílica de San Zenón, Verona (Imagen: Wikipedia)

Mantegna, Pala de San Zenón

Andrea Mantegna fue y vino por toda Italia. Era un gran maestro, reconocido, halagado por todos. De Padua a Mantua, a Roma y de vuelta a Mantua. Nos dejó la “Cámara de los esposos”, un prodigio de la perspectiva. Su “Cristo muerto” era tan revolucionario que se lo quedó para sí mismo.

Dicen que el fresco de la capilla Ovetari, en Padua, fue su gran obra maestra, pero lamentablemente fue destruido en la 2da Guerra Mundial. Queda muy poco de él; sin embargo, podemos contemplar otra gran obra suya: la Pala (o retablo) de la Basílica de San Zenón, en Verona.

Como todos los retablos es un políptico, es decir, una obra que consta de varios paneles, con una unidad de sentido. Pero también, lamentablemente, lo que vemos en Verona no es la obra original. Las invasiones napoleónicas hicieron lo suyo y parte de este altar se encuentra en el Louvre y en el Museo de Bellas Artes de Tours.

Mantegna, Pala de San Zenón, 1460


Cosas de la Historia: botines de guerra. Al menos no lo esconden. Si te fijas en la página del Louvre, en el apartado de la procedencia de la Crucifixión dice “adquisición por conquista militar” y que pertenece al Estado francés.

De acuerdo.

Entonces, hoy te tengo que llevar a Verona, a París y a Tours para poder explicarte por qué esta obra fue tan codiciada.

Nos vemos en la presentación.

Te deseamos que tengas una feliz y santa Pascua.


 

Fuentes: de Nicolò Salmazo, A. Andrea Mantegna. Köln, DuMont V., 2004

Vasari, G., Las vidas, Madrid, Tecnos, 2006

Welch, E. Art in Renaissance Italy. Oxford, Oxford University Press, 1997

Notas personales

 

 

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