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jueves, 12 de septiembre de 2024

¿Cómo se hizo famoso van Gogh?

 

van Gogh, Autorretrato, 1888


Las falsificaciones de Otto Wacker

Hay un detalle que siempre sorprende cuando uno explica la biografía de van Gogh: ¿cómo puede ser que en vida haya vendido sólo un cuadro y hoy sea tan famoso? ¿Qué ocurrió entremedio?

Pues, por la constancia de Johanna van Gogh, la cuñada del artista, y por el “Escándalo Wacker”.

Johanna Van Gogh-Bonger,
1889

Al morir su esposo Théo, 6 meses después que el pintor, Jo se encontró sola, con un bebé a quien mantener y con cuadros de Vincent hasta en el baño. Tenía que salir adelante como fuera. Se propuso reivindicar la memoria de su cuñado, tal como lo deseaba su marido. Se contactó con galeristas, en especial, con Cassirer y los hermanos Bernheim-Jeune, y se dedicó a editar las cartas que habían intercambiado los dos hermanos y que Théo había guardado con mucho cariño. Gracias a sus esfuerzos, los galeristas comenzaron a organizar exposiciones retrospectivas de Vincent. A los coleccionistas, especialmente alemanes, les atraía la historia de van Gogh, genio incomprendido y con final trágico. Las cartas contribuyeron a forjar esa imagen, que sigue vigente hasta el día de hoy.

Si van Gogh es famoso, es por el esfuerzo de la querida Jo. Ella murió en 1925.

van Gogh, Noche estrellada en el Ródano,
1888


Sin embargo, como te contaba más arriba, hubo otro acontecimiento bastante penoso, pero que terminó por apuntalar la tarea de Jo: las falsificaciones de Otto Wacker.

Otto Wacker (Imagen: colby.edu)


Este señor era un alemán que se convirtió en marchante en 1925 y que gozaba de mucho prestigio y credibilidad entre sus colegas. Se especializaba en la venta de obras de van Gogh. Había mucho interés en coleccionarlo y los precios se habían multiplicado por 20 y hasta 40 veces más. Siendo un pintor tan productivo y con esos precios, la tentación estaba ahí: no costaba nada colar entre el inventario alguna falsificación. Por lo demás, el catálogo razonado del artista, es decir, el inventario total de las obras conocidas y auténticas, sólo apareció recién en 1928, editado por el crítico De la Faille. La mayoría de las obras pertenecían a coleccionistas o a la familia van Gogh y, en caso de duda, siempre estaban las cartas (en las que Vincent hacía dibujos de sus cuadros) y los registros de Johanna y, más tarde, de su hijo Willem.

Croquis de van Gogh (vangoghletters.com)


El catálogo iba a acompañar una exposición retrospectiva organizada por Cassirer en su galería de Berlín. Cuando Grete Ring, curadora de la muestra, se dio un paseo por la sala para supervisar el montaje, una serie de cuadros, que aún no habían sido colgados, le llamaron la atención. Su intuición le decía que eran falsos. Le pidió ayuda a su colega Walter Feilchenfeldt para cerciorarse y éste coincidió con ella. Eran falsos: confrontados con los verdaderamente originales, el fraude era evidente.

van Gogh, Iris, 1889


Estos cuadros habían sido presentados por Otto Wacker. Aguzando los ojos, encontraron que los falsos eran 33. Devolvieron inmediatamente las obras a este señor. Pero, claro, había mucho dinero en juego.  Los coleccionistas que le habían comprado anteriormente no querían reconocer que sus adquisiciones no eran originales y defendían a Wacker. Había opiniones de uno y otro bando. Finalmente, la galería Matthiesen, que también le había comprado cuadros, presentó una denuncia formal contra Wacker.

van Gogh, Terraza de café por la noche,
1888


La policía intervino. Requisó la casa de Wacker y se encontró con cuadros de van Gogh (era 1929; van Gogh murió en 1890) en plena ejecución, con la pintura fresca. Habían sido pintados por Leonhard, el hermano de Otto, que era restaurador, y por el padre, Hans, que también era artista. Ellos alegaron que tenían esos cuadros en el taller para restaurarlos. O sea, ¡una verdadera empresa familiar!

van Gogh, Noche estrellada, 1889


Las opiniones entre los críticos seguían divididas. Nadie quería reconocer que había caído en la trampa. El proceso judicial comenzó en 1932. Por primera vez en la Historia, se utilizaron estudios científicos como comprobación, aplicados a delitos relacionados con el arte. Los análisis revelaron la presencia de un acelerador de secado que van Gogh nunca había usado; por lo demás, las telas eran alemanas, cuando van Gogh siempre usó de las francesas. Los rayos X revelaron una técnica de pintura totalmente diferente.  En el juicio declaró el sobrino de van Gogh, Vincent Willem.

Van Gogh, La vendimia roja, 1889


¿Cómo llegó Wacker a convencer a tantos expertos? Confiaron en él. Quisieron creer. Los van Gogh se habían revalorizado y fue un artista prolífico; no había un catálogo completo en el cual basarse. Wacker había pedido certificados de autenticidad a expertos tales como De la Faille, Bremmer, Meier-Graefer y Rosenhagen y éstos se los dieron sin más. Ya sabes, para autentificar un cuadro lo primordial es revisar la procedencia (lo vimos por aquí). Pero éstos no vieron nada raro. Wacker les había dicho que los cuadros eran de un coleccionista ruso, que había huido de la URSS, que los había llevado ilegalmente a Suiza y que prefería el anonimato, pues su familia se había quedado en su país y podía correr peligro. No preguntaron más: era razonable. Con esos certificados, Wacker pudo vender a galerías y coleccionistas de renombre, sin ningún problema.

van Gogh, Girasoles, 1878


Willem, en el juicio, declaró que en los registros de la familia no existía ninguna venta a un ruso. Johanna, al comienzo, sólo le había vendido a Cassirer; esas pinturas no estaban en la contabilidad de Cassirer ni habían pertenecido a Théo. O sea, 33 cuadros aparecen porque sí, casi 40 años después de la muerte de Vincent, sin estar mencionados en ninguna parte. Por otro lado, De la Faille insistía en que al menos 5 de ellos eran auténticos: claro, era reconocer que se había equivocado… Sólo se rindieron ante la evidencia del análisis del forense.

van Gogh, La habitación, 1889


Wacker fue condenado por fraude y falsificación de documentos a 19 meses de prisión y a pagar 30000 Reichsmark, que no pudo pagar. Salió de la cárcel en 1935 y no volvió a dedicarse a la pintura. Vivió en Berlín Oriental hasta su muerte en 1970. Muchos de los cuadros falsificados desaparecieron. Una rareza: este autorretrato, falso, que pertenece a la National Gallery de Washington.

Wacker, Autorretrato de van Gogh, 1925


El “Escándalo Wacker” tuvo mucha cobertura en los medios de la época. El nombre de van Gogh se hizo popular y esto fue lo que finalmente lo convirtió en el artista icónico que es hoy.

Fuentes: Charney, N. The art of forgery. London, Phaidon, 2015

Feilchenfelt, W. “The fakes controversy” 

Naifeh, St.- White Smith, G. Van Gogh. La vida. Madrid, Taurus, 2012 

Van Gogh, V. The letters of Vincent van Gogh. Londres, Penguin Books, 1997


 

 

 

 

 

 

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