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jueves, 22 de agosto de 2024

Los leones de la Cibeles

 

Ventura Rodríguez-Arribas, Fuente de Cibeles, Madrid, 1782 (Imagen: Wikipedia)


Atalanta e Hipómenes

Si estás o has estado en Madrid, seguro que has pasado por delante de esta fuente, la fuente de la Cibeles. Punto de reunión de lo que sea, aunque compite con otra que está más allá, la de Neptuno.

Cibeles: una diosa griega, la Madre Tierra, la que doma a la Naturaleza y que es dueña de todos los animales. Su carro, con el que pasea por sus dominios, está tirado por dos leones. Hoy te quiero hablar precisamente de ellos.

Colombel, Atalanta e Hipómenes, 1680

Había una vez una pobre chica,
llamada Atalanta, cuyo padre la despreció, porque sólo quería hijos varones. La abandonó en un monte y una osa la amamantó, hasta que unos cazadores la descubrieron y la cuidaron.

Ya mayor, le juró fidelidad a Artemisa (Diana, para los romanos), la diosa de la caza, y decidió no casarse, pues un oráculo había vaticinado que, si lo hacía, se convertiría en un animal.

Herp, Atalanta e Hipómenes, 1650


Los pretendientes abundaban por ahí. Como ella era muy veloz, los retaba a competir con ella en una carrera. Si alguno le llegase a ganar, ella se casaría con él; si ella ganaba, los mataría. Y les ganaba a todos. Le daba a su contrincante un poco de ventaja al principio y, cuando se acercaba a él, le arrojaba su lanza. Así fue sacándoselos de encima, poco a poco.

Hasta que llegó Hipómenes. De nuevo el mismo truco. Pero Hipómenes había sido aconsejado por Afrodita (Venus), la diosa del amor. Ésta le entregó las manzanas de oro del Jardín de las Hespérides (lo vimos por aquí, ¿te acuerdas?). (¿Qué pasa con estas manzanas, ¡por favor!) Durante la carrera, el joven iba arrojando de tanto en tanto una de ellas. Atalanta se detenía para recogerlas y así perdió la carrera. ¿Cayó en la trampa? ¿O Eros ya la había alcanzado con sus flechas y se dejó ganar?

Hallé, La carrera entre Atalanta e Hipómenes, 1765


Fueron felices y comieron perdices. Hasta que metieron la pata. Profanaron el templo de Cibeles con su amor y ésta (o Zeus, según otros) los convirtió a ambos en leones. Y así se cumplió el oráculo. Cibeles, para culminar con su castigo, los ató a su carro.

¿Sabías que los leones de la fuente de Madrid son Atalanta e Hipómenes? (La fuente fue ideada por Ventura Rodríguez y ejecutada por Michel y Gutiérrez Arribas, 1782)

Reni, Atalanta e Hipómenes, 1612


Por supuesto, no es la única vez que fue representado este mito en el Arte. En Pintura tenemos ejemplos notables, como el cuadro de Reni, un prodigio del Barroco. Es puro movimiento: las telas ondeando, para mostrar la velocidad; las piernas de Hipómenes, tensionadas por la carrera; Atalanta corre y de repente se agacha para recoger las manzanas… Todo, congelado en un instante. ¡Es como una definición de lo barroco!

Todos los cuadros se basan en la representación de la carrera, con o sin testigos, en distintos escenarios. Eros/Cupido aparece también, aunque sea como una estatua.

Godward, Atalanta, 1908

Y no podemos dejar pasar las efigies de Godward,
quien, a comienzos del sg. XX, pintaba de manera académica escenas y figuras de la Antigüedad.

Ah, la tentación… Si hubieses sido fiel a tu consagración a Artemisia…






Fuentes: Cansik, H.-Schneider, H. Der Neue Pauly. Stuttgart, Metzler V., 1996

Grimal, P. Diccionario de mitología griega y romana. Bs.As., Paidós, 1981

Ovide, Les Métamorphoses. Paris, Les Belles Lettres, 2021

 

 

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