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jueves, 26 de agosto de 2021

Frutas de invierno


Botero, Manzanas y peras, 1997


 De vacaciones

Me quedé con las ganas. El otro día recorrimos las frutas de verano (si te lo perdiste, pincha aquí). Si no te muestro las de invierno, esto va a quedar cojo. Hay que repararlo inmediatamente, no puede quedar así.

El invierno no es abundante en frutas. No sé cómo será por tus tierras, pero, según mi experiencia de nómade, no hay mucha variedad, que digamos, en esta estación. Sólo hacen su aparición aquéllas que resisten al frío, sabrosas y tenaces.

Fantin-Latour, Naturaleza muerta, 1869

La voz cantante, sin duda, la llevan los cítricos. Mucha vitamina C para los resfríos: la naturaleza es muy sabia. Los azahares inundan las calles de Valencia y Sevilla con su aroma, como preludio de las naranjas que crecerán. Y las que caen de los árboles son recogidas para hacer ricas mermeladas.

Zurbarán, Bodegón con limones, naranjas y rosa, 1633


Meléndez, Naranjas, sandía,
tarro y caja de dulce, sg. XVIII

Meléndez, el llamado “Chardin hispano”,
tenía que estar presente por aquí. (Lo vimos el otro día…) Pero, ¿con sandías? ¿De dónde las habrá sacado?










Seguro que te dan ganas de comer una naranja después de ver este cuadrito de Cortés y Cordero

Cortés y Cordero, Naranjas, 1872


Si quieres dar un toque de color a tu salón y a tu cocina, no hay nada como colocar un frutero lleno de naranjas… Mira cómo las presenta Van Gogh

van Gogh, Naturaleza muerta con naranjas, 1888

 o Botero

Botero, Naranjas, 2000

Los limoneros te regalan su presencia en las calles de Roma… ¡que irán a parar al Lemoncello!  Son ácidos, imposibles de comer así como vienen, pero como aderezo en platos salados o en dulces, le añaden su aroma característico. Para un pintor esta fruta es muy atractiva por su color y por su forma (las naranjas son un tanto fáciles de pintar… ) 

Van Gogh, Naturaleza muerta con limones en
un plato, 1887


Kalf, Naturaleza muerta con jarra de 
plata, 1655

Kalf
es un mago de las naturalezas muertas.
Ésta siempre me ha impresionado: ¡mira el reflejo amarillo del limón en la jarra de plata!











Manet, que se ponía a pintar todo lo que tenía a mano para ejercitarse, nos trae esta imagen.

Manet, El limón, 1880


Matisse, Naturaleza muerta con 
limones, 1943

Los más modernos no podían sustraerse al encanto de esta fruta.
Matisse pintó para nosotros este cuadro.











Picasso, Florero, jarro y limón, 1907
Picasso, también, ensayando un cubismo incipiente. 










Gris, Frutero, vaso y limón, 1916

Y Juan Gris se aventuró con ellos un poco más tarde.











De las mandarinas, esas pequeñas bolsitas de zumo envueltas en una piel accesible para todos, encontré esta obra de Claudio Bravo.

Bravo, Claveles, pimientos y mandarinas,
1986


Otra fruta omnipresente en el invierno es la manzana. Simbólica como ninguna otra, está presente en miles de cuadros. Pero no quiero entrar a complicarte ahora con eso, quizás en alguna otra oportunidad… Quedémonos con la simple fruta, que aparecen en otras tantas naturalezas muertas.

Se dice que después de Cézanne ya no se puede pintar manzanas, porque agotó el tema y lo llevó a la perfección. No sé qué opinarás tú, pero lo que es muy cierto es que la pintó de todas las maneras posibles. ¿Por qué tenía ese interés tan especial en ellas? Porque no se pudren enseguida (detalle importante cuando armas un modelo) y le servían para su propósito: investigar formas, colores y composición.

Cézanne, Naturaleza muerta con jarro de fayencina, 1907


Y como no sólo hay manzanas rojas…

Cézanne, Manzanas verdes, 1873


O’Keeffe te las trae en toda su variedad de colores.

O'Keeffe, Familia de manzanas III, 1921


Courbet las mezcló con granadas.

Courbet, Granadas y manzanas, sg. XIX


En los impresionistas tenemos ejemplos de Monet,

Monet, Naturaleza muerta con manzanas y
uvas, 1880


Pissarro, Naturaleza muerta con manzanas,
1872

de Pissarro








Morisot, Sopera y manzana, 1877
y de Morisot, con su habitual delicadeza.












Magritte, Esto no es una
manzana, 1964

Magritte
nos dice que eso no es una manzana
…. (sobre Magritte hablamos por aquí), aunque creemos que lo es.











Con las peras pasa más o menos lo mismo que con los limones: un poco más complicadas para pintar, menos colores, pero su forma hace que la composición de un cuadro sea un poco más exigente. 

Cézanne también se ocupó de ellas. 

Cézanne, Naturaleza muerta con jarra y frutas, 1893

Picasso, Frutas y vaso de vino,
1907

Y Picasso no podía ser menos. 











Manzanas y peras juntas, ¿por qué no? 

Pissarro, Manzanas y peras en cesto
redondo, 1872


Braque, Vaso y pera, 1918

Braque
se anima con esta fruta en una composición cubista.









¿Y los plátanos? Los tenemos durante todo el año. Vienen de los trópicos, donde crecen todo el rato. Monet los adoraba, se los traían especialmente (te lo conté aquí). No nos va a extrañar ver a Tamayo pintándolos. 

Tamayo, Plátanos, 1975

Pero, ¿y a Derain? Un plátano en un cuadro aporta movimiento, la curva, la línea.

Derain, Peras y plátanos en un frutero, 1912


¿Me falta alguna fruta? Sí, los kiwis. No pude encontrar obras de ellos. Han llegado a nuestras mesas desde hace muy poco y no nos ha dado tiempo a los artistas para pintarlos. Hace mucho hice una serie de las 4 estaciones a través de las frutas y los incluí, más que nada pensando en que no podían faltar. En ese caso, hay que sopesar muy bien el esquema de color y la composición. Una solución es presentarlos cortados, mostrando ese verde intenso de su interior.

del Rosso, Frutas de invierno, 2005

Ya se va terminando el verano por aquí y el invierno por el sur. Pronto llegarán estas frutas al supermercado…  

De a poco, iremos retornando a nuestras actividades habituales. Otros, en el sur, buscarán el sol y las playas para el descanso merecido. 

No está mal.



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