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jueves, 11 de abril de 2019

Leonardo, cocinero


"El libro de cocina de Leonardo da Vinci"

Leonardo, La Última Cena, 1495

Este lunes, como todos los 15 de abril, es el Día del Arte, que es el día del cumpleaños de Leonardo da Vinci. Pero este año ocurre algo muy especial: se cumplen los 500 años de ese día en que el genio se apagó en brazos del rey Francisco I de Francia.

¿Qué más se puede decir de Leonardo? Hay bibliotecas enteras escritas sobre él. 

"Leonardo, Batidora, 1482"
No soy una especialista, no me siento autorizada como para hablarte con fundamento sobre él. ¡Hay que dedicarle una vida! Fue un hombre inquieto, que abarcó diferentes disciplinas; estuvo en varias Cortes y lo más complicado, escribió notas sueltas que, para colmo de males, a su muerte, su discípulo Melzi trató de organizar sin mucho criterio. Éstas se dispersaron por aquí, por allá; de tanto en tanto, suele aparecer alguien diciendo que ha encontrado un texto nuevo suyo, escondido en una biblioteca…

Pintó poco, siempre experimentando y queriendo llegar a la perfección. Y agrégale sus inventos visionarios, sus dibujos, sus estudios de anatomía… Pasó a la Historia como la encarnación del humanista renacentista. 

¿Cómo era el Leonardo cotidiano, como ser humano?




Dicen que le apasionaba la gastronomía. Cuando andaba por el taller de Verrocchio puso una taberna junto con Botticelli. El negocio fue una ruina.

"Leonardo, Máquina picadora de vacas,
1487"
En 1981 se descubrió un códice con notas suyas sobre cocina, el Romanoff. Así como observaba el vuelo de las aves o la gestación en el vientre materno, buscaba recetas que aliviaran los malestares más diversos: desde cómo contrarrestar el veneno de serpiente (tan común en las cortes italianas) o evitar vómitos, sangramientos, etc. Los condimentos eran fundamentales: azafrán, miel, clavos de olor. Los ingredientes eran totalmente inverosímiles, muy lejos de lo que estamos acostumbrados a degustar hoy en día: patas de vaca hervidas, lobos marinos, pavo real, crestas de gallo, zarcillos, lomo de serpiente, puercoespín… Y la polenta, omnipresente todos los días en las mesas, la comida de los pobres.











Leonardo, Frutos y verduras, 1487
El pobre Salai debía probarlo todo, pero tenía sus límites: no estaba dispuesto a cualquier cosa y el maestro se enojaba con él. Su cocinero, Battista, era el encargado de preparar estos manjares. Seguramente era muy bueno en lo suyo, pues le legó todos sus muebles en su testamento.

Le molestaban enormemente los malos modales de los nobles y pretendía educarlos con normas de urbanidad tales como éstas:

“Ningún invitado ha de sentarse sobre la mesa, ni de espaldas a la mesa, ni sobre el regazo de cualquier otro invitado. (…)
No debe poner la cabeza sobre el plato para comer.
No ha de tomar comida del plato de su vecino de mesa a menos que antes haya pedido su consentimiento. (…)
No ha de enjugar su cuchillo en las vestiduras de su vecino de mesa. (…)
No ha de tomar la comida de la mesa y ponerla en su bolso o faltriquera para comerla más tarde. (…)
No ha de  pellizcar ni golpear a su vecino de mesa. (…)
Tampoco ha de prender fuego a su compañero mientras permanezca en la mesa. (…)
Y si ha de vomitar, entonces debe abandonar la mesa.” (1)

Era un verdadero problema asignarle sitio al asesino contratado para eliminar a un comensal o a los que sufren enfermedades contagiosas.

Revolucionó la manera de cocinar con nuevos aparatos ideados por él: p.ej., una batidora para las cremas, pero tenía el inconveniente de que el hombre que debía accionar la máquina debía meterse dentro de la crema hasta ahogarse. Un asador automático, accionado por una hélice; una cinta transportadora para acarrear leña sin uso de la fuerza humana, un calentador de agua a carbón, un cepillo giratorio limpiador de suelos de cocina a cargo de 2 bueyes, una picadora de vacas (¡carne picada al instante! ¿Y qué hacían con los huesos?), la lluvia contra incendios o una máquina para eliminar las ranas que se metían en los barriles con el agua para beber, una rebanadora de huevos o el sacacorchos!

"Leonardo, Cortador gigante de berros, 1485"


Leonardo era un genio incomprendido para sus contemporáneos. Ludovico el Moro lo dejaba hacer y trataba de que las consecuencias de su experimentos en la cocina no provocaran una sublevación entre sus comensales. Era gente que estaba acostumbrada a comer porciones enormes, banquetes con hasta 10 platos, la mayoría grasosos (hacían falta muchas calorías para enfrentarse a los enemigos; se pasaba mucho frío en los palacios) y él pretendía servirles platos delicados, livianos (como las ensaladas), presentados decorativamente sobre el plato. Si las vacas comen hierbas y nosotros comemos vacas, ¿por qué no comemos hierba?

 La gente comía con los dedos, con cuchillo o cuchara. Se dice que inventó la servilleta: su preocupación era la limpieza de los manteles, cómo presentarla en la mesa, cómo doblarla. ¡También se dice que inventó el sándwich, el cucurucho o los espaguetis! Con lo cual, tuvo que inventar el tenedor para poder comerlos.

"Leonardo, Preparadora de espaguetis, 1480"


Pues no, todo esto es mentira. En 1987 dos historiadores, Shelagh y Jonathan Routh, publicaron “Notas de cocina de Leonardo da Vinci”. El libro tuvo muchísimo éxito y se sigue reeditando. Es un juego, una broma: imaginaron un Leonardo-chef al que hacen autor de recetas que están copiadas de otros cocineros de la época; otras son inventos desopilantes o bien, le adjudican descubrimientos que fueron posteriores (como el del sándwich, el sacacorchos o el tenedor). El libro está lleno de dibujos de Leonardo, para ilustrar los supuestos proyectos de “electrodomésticos”, con sus correspondientes leyendas explicativas,  cuando en realidad son planos de máquinas de guerra o herramientas de trabajo en el campo. P.ej.: la máquina voladora de Leonardo se convierte en este libro en la batidora tan peligrosa.

Para darle mayor verosimilitud, armaron la historia del descubrimiento del nuevo códice, al que llamaron Romanoff, que no existe. Y está escrito con el estilo de Leonardo, de tal manera que caes fácilmente.

"Leonardo, Rebanadora de huevos, 1482"


¿Cuál es el problema? Que en ningún momento dicen que es un engaño. ¿Es una falsificación? No, sólo es una tomadura de pelo al público y a los críticos que consagran todo lo que sea más o menos verosímil sin ponerse a estudiar el problema. Leonardo da para todo, ¿por qué no hacerlo chef? Después de todo, el hombre tenía que comer, y si era tan curioso e imaginativo, seguramente se ponía también a experimentar en la cocina. ¿Suena coherente, no? La idea que te queda cuando lo lees, después de haberte reído un rato, es que el pobre Leonardo era un genio incomprendido, que Ludovico se lo pasaba tratando de solucionar los desastres que ocasionaba con sus ensayos y que la comida de ese tiempo era realmente asquerosa. Si no estás atento a las pistas que dan,  te tragas todo el cuento.  









"Leonardo, Réplica del castillo en polenta,
Boda de Ludovico y Beatriz d'Este, 1482"
Y me quedo pensando: si con un inocente libro de cocina (súper bien hecho, hay que reconocerlo) tanta gente cae en la trampa y lo toma como verdad, ¿qué puede pasar con los cuadros, en los que se mueve tanto, pero tanto dinero? Sin ir más lejos: el “Salvator Mundi” se acaba de atribuir a su mano, vendido a 450 millones de dólares: 1er puesto en el ranking de ventas. Descubrir un nuevo Leonardo es llenarse de oro. ¿Qué diría el maestro acerca de todos estos millones que van y vienen? En fin, como te dije arriba, no soy especialista.















Espero que te hayas reído con las ocurrencias gastronómicas de estos 2 historiadores y ¡feliz Día del Arte!


Routh, Sh. y J. Notas de cocina de Leonardo da Vinci. Madrid, Temas de hoy, 2002


 1) Op.cit. pág. 175 ss.

Leonardo, La dama del armiño, 1483
Titulé las imágenes de este post tal como lo hicieron los autores en el libro, pero entre comillas. Te pongo aquí debajo los verdaderos nombres de cada una:

Batidora= Máquina voladora
Máquina picadora de vacas= Fundición de cañones
Cortador gigante de berros= Carro de asalto con guadaña
Preparadora de espaguetis= Máquinas para recoger agua
Rebanadora de huevos= Arma de guerra
Réplica del castillo en polenta= Maquinaria de asedio














Si quieres leer más sobre Leonardo tienes estos artículos (pincha sobre los títulos):




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